sábado, 4 de enero de 2014

El Encierro.

Había una vez un gran centro de convenciones en donde en una de sus alas se reunieron anarquistas de mercado para organizar su plan de acción, en otra, lo hacían algunas corrientes de planificadores sociales.

En la reunión de anarquistas se presentó un cierre un tanto contradictorio cuando uno de sus líderes tomó la palabra: "Vamos todos al unísono y gritemos al mundo nuestra prédica para que puedan ver la verdad; VIVA YO!!!"*

En tanto en la sala contigua, los planificadores sociales no tenían una velada muy diferente, la máxima estrella desarrollaba su punto: “mi sistema no está aún completo” (se oían risas). “Estoy perplejo ante mis propios datos y mis conclusiones se hallan en directa contradicción con la idea original de la que he partido. Partiendo de una ilimitada libertad, he llegado a un despotismo sin límites. Quiero añadir, sin embargo, que no puede existir otra solución de la fórmula social sino la mía” (las risas iban en aumento).**

A la salida, ambos grupos coincidían, paradójicamente, en la categórica afirmación que se dejaba en la conclusión del planificador social. Ambos creían, estaban profundamente convencidos de ser los portadores de la antorcha con la cual iluminarían nuestras vidas.

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*Situación inventada por quien escribe estas líneas.

**El discurso del planificador estrella es parte es un extracto del libro "La Realidad Inventada", de Paul Watzlawick, en el que remite al pasaje de Shigalióv, que es uno de los personajes de la novela de Dostoyevski “Los Endemoniados”. Shigalióv inventa un estudio enormemente complejo “de la organización social que en el futuro habrá de sustituir el presente estado de cosas” y que garantizará la completa libertad. El estudio es extremadamente complejo, y es en ese pasaje donde Shigalióv intenta exponerlo en forma abreviada a los conspiradores, aunque termina haciendo el ridículo en sus propios términos, con sus propias armas.

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