martes, 7 de enero de 2014

Argentina, Derechos Humanos y Freezers...

¿Para qué y por qué el ser humano inventó la tecnología de enfriamiento?

Entre otras muchas cosas, principalmente para mejorar el comercio de ultramar. Los animales debían viajar vivos en los barcos, dado los tiempos de viaje, si lo hacían faenados, la carne llegaba podrida o tenía un proceso de salazón que le hacía perder todas sus propiedades, cuanto que parece ser, no la querían comer ni los esclavos obligados so pena de látigo. Pero también, al viajar el ganado en pié -vivos-, había que llevar también el alimento para mantenerlos todo ese tiempo (otros animales para que coman o granos durante un mes) lo que era un lastre totalmente improductivo elevando los costos de transporte.

Aparece así la posibilidad de enviar la mercadería perecedera en estado congelado, mejorando la calidad y cantidad de circulación de alimentos a todo el globo. Así, pudimos comer frutas exóticas de lugares recónditos, y en esos lugares, pudieron comer carne de primera calidad de la que no disponían, entre otras miles de ventajas y mercaderías.

Luego, el proceso de mercado y el emprendimiento empresarial, sobre la base de la búsqueda de una ganancia, desarrolló nuevas formas técnicas de ese conocimiento industrial, decantando en la producción y ofrecimiento de refrigeradores domiciliarios. Por caso entonces, el objetivo de un freezer es, precisamente, el de conservar por largos períodos mercadería para ser consumida sin que perezca en el corto plazo. Por lo tanto, es ilógico comprar un freezar para utilizarlo solo para el día a día, quien tiene uno, precisamente, lo utiliza para almacenar, independientemente del carácter de opulencia con el cual una mirada pobrista paranoide puede analizar el proceso.

Pero llegó un día, en un país llamado Argentina, que una tal Hebe de Bonafini se puso a hacer análisis económicos y dijo indirectamente; "los freezers deberían estar vacíos".

Y un séquito de aduladores improvisados la oyeron y creyeron que lo dicho era algo útil, justo y bueno; algo revelador que alguien debía decir pero que nadie se atrevía...

Sí, es muy difícil atreverse a decir tamaña estupidez e incongruencia, solo Hebe puede hacerlo...

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