lunes, 28 de marzo de 2016

Un diálogo incómodo pero necesario.


En el siguiente documental Graciela Fernandez Meijide conversa con Héctor Leis sobre la década del 70 y la militancia de aquel entonces. Ambos partícipes directos de aquel momento, con desapariciones de sus seres más queridos a cuestas. Intercambian conceptos y analizan crudamente aquella generación, los ideales, sus objetivos, la forma en que los llevaron adelante, la represión, el terrorismo de Estado. Por momentos se quiebran hasta el llanto -parecen sus caras querer volver el tiempo atrás para corregir las equivocaciones que ven claramente ahora, con la sabiduría que entrega la perspectiva de una vida ya caminada-. Y por momentos parecen enojarse hasta con ellos mismos.


domingo, 27 de marzo de 2016

Pegándole al Caniche.

El pasado 24 de marzo de conmemoró el aniversario número 40 del golpe cívico militar que sufrió la República Argentina en esa misma fecha del año 1976. Diversos actos se realizaron en lugares emblemáticos y plazas centrales de las principales ciudades de nuestro país. Y diversas respuestas ante el recordatorio decantaron -como de costumbre-, en los tradicionales golpes de efecto de la izquierda combativa; la clásica franquicia estadounidense McDonald's sufrió nuevamente atentados contra alguno de sus locales. Dejaré unos comentarios al respecto, los cuales no tienen un abordaje sistemático conceptual sino una común aproximación callejera -como tanto gusta hacer con sus actitudes el cobarde y anticuado militante de frontera anti imperialista-.

Aquellos que la van de guapos tirando una molotov en a las puertas de un McDonald's, en el cual saben que en su interior solo hay adolescentes que están intentando dar comienzo a la carrera de sus vidas con su primer trabajo y no ofrecerán ningún tipo de resistencia -sino más bien temor y silencio-, despliegan la cobardía de quien le pega un puntapié al Caniche Toy de la novia de un patovica luego que éste no lo dejó entrar al boliche; el revolucionario de cotillón acostumbrado a romper vidrieras y despotricar en las esquinas sería el primero en rendirse y orinarse pidiendo clemencia al enemigo enfrentando circunstancias de valientes.

Supongamos que un pase mágico los expone a luchar de manera directa por la causa que consideran justa y cambia el entorno y el estado de situación. Supongamos que de repente estos payasos anti sistema se encontraran en una selva o un desierto, adentro de un agujero, en medio de la noche y, aturdidos por el helado silencio que saben como medida de la mentira del contrincante que los espera apuntándolos a la cabeza con un infrarrojo, se les ordena salir y correr en zigzag contando 7 segundos para tirarse cuerpo a tierra y volver a repetir el movimiento. Y así correr y avanzar, correr y avanzar...

De seguro estos harapientos militantes suburbanos -acostumbrados a la pantomima callejera-, serían los primeros en rendirse expuestos al desafío de recibirse de verdaderos soldados revolucionarios, precisamente porque son los que se muestran más guapos adelante de un niño que saben, no les opondrá resistencia. Pero quedarían congelados adelante de hombres que saben, defenderán lo suyo hasta las últimas consecuencias. Si son tan guapos y revolucionarios; ¿por qué no intentan pegarle al patovica en lugar de de hacerlo con la mascota de su novia?. ¿Un poco de combustible, un trozo de trapo y un encendedor para asustar a un grupo de adolescentes adentro de un negocio es todo lo que tienen para luchar contra "el imperio"?

Lo reitero: quien rompe la vidriera de un McDonald's como forma de protesta anti imperialista, está pegando una patada al Caniche Toy de la novia del patovica como respuesta a una negativa inesperada. Y una cosa más: de la misma manera que la miserable respuesta expresada en la actitud ante la mascota da la razón al musculoso por haber negado el ingreso -confirmando su buen olfato para aplicar el derecho de admisión-, la cobarde acción que destroza esas vidrieras muestra que el imperio tiene razón al excluir al despreciable de su rango.



lunes, 21 de marzo de 2016

El regreso de los dioses.


Y finalmente llegó el día, aquél que desde tiempos inmemoriales predijo el ser humano. El día en el cual seríamos visitados por nuestros creadores, quienes vendrían a observar qué hicimos durante todo este tiempo. Miles de libros hemos escrito al respecto; desde ángeles y extraterrestres hasta viajeros del tiempo y creadores invisibles. Hasta que finalmente llegó el 20 de marzo de 2016.

Como lo predijo Erich von Däniken -y lo grita Giorgio Tsoukalos-, finalmente los creadores han regresado en sus gigantescos aparatos para dar rienda suelta a la admiración y la sorpresa de sus criaturas. La imagen capta el momento; la potencia del artefacto desconocido por los aldeanos empuja antes a la veneración que al razonamiento. Los dioses sobrevuelan los jirones de su creación montados en su carroza de fuego. Y mirando al gentío con la perspectiva da su altura, se preguntan qué pudo haber fallado si al haberlos hecho a imagen y semejanza, dotándolos también de alas, terminaron reptando sobre un escamoso abdomen luego de habérselas comido.

Y verán los dioses que siempre hay una nueva lección por aprender; por más que pongan alas a su creación, si no se acompaña de la más divina de todas las creaciones, LA VOLUNTAD, lo creado no será más que barro. Se puede tenerlo todo para volar, pero si no se quiere hacerlo, solo el reptar de una ilusión que espera la llegada de un nuevo salvador es el destino máximo al que cualquier creación podrá aspirar.

Sí, finalmente el Air Force One aterrizó en Cuba.



sábado, 19 de marzo de 2016

Los trabajadores también son adúlteros.

Un muchacho comunica a su novia que a la noche irá a cenar a la casa de un amigo. Llegado el horario nocturno la novia observa -gracias al posicionamiento de Google-, que el smartphone de su novio se encuentra a 20 kilómetros de la dirección en la que debería estar su prometido. La mujer, un tanto contrariada, realiza un llamado para indagar el motivo de la diferencia geográfica, pero nadie atiende.

Pendulando entre la preocupación y la ira, la mujer realiza una llamada a la casa del amigo con el cual, supuestamente, su novio debería estar cenando. Éste atiende y responde que el hombre está con él, aunque en ese preciso instante está en el baño, alega también que nunca se escuchó el llamado que hizo al celular de su novio. La novia insiste en querer hablar con su novio y, en una clara actitud que dejaba verse como un comunicado inamovible y una sugerencia increpante, con voz firme le informa al amigo que en 5 minutos volverá a llamar: su tono de voz deja el mensaje claro; más vale que la atiendan.

El amigo, desesperado, manda un mensaje al ausente prometido, el cual -como ya es obvio-, se encuentra con otra mujer en la habitación de un luminoso hotel lindero a la panamericana. El muchacho, nervioso luego de haber visto en la pantalla un llamado perdido de su novia y el mensaje de su amigo, responde a este último que no sabe cómo hacer para salir del atolladero en el que se encuentra. Sabe claramente que de responder el próximo llamado de su novia, lo primero que ésta hará será solicitar escuchar la voz de su amigo para confirmar la versión de los hechos.

Entonces se les ocurre una idea: intentarán salir de la embarazosa situación comenzando por hacer creer a la novia, que la amante de su novio es la hermana del amigo. Así, el encubridor y siempre dispuesto compañero del escurridizo don Juan, se anticipa al nuevo llamado de la nerviosa novia llamándola él primero para darle un número; informa que es el teléfono de su hermana, con la cual el amigo -su novio-, al salir del baño tuvo que ir apresurado a ayudarla a traer unas pesadas botellas de cerveza de la esquina. Indica qué, de querer hablar con él en ese mismo instante, en ese teléfono podrá encontrarlo.

Mientras tanto, la atrincherada pareja en el hotel desactiva todo tipo de conexión de ubicación satelital del smartphone de la amante, al tiempo que salen de la habitación para asegurar ser acompañados por un sonido ambiente acorde a una calle. Se paran en un lateral del auto con el que ingresaron al hotel alojamiento y lo encienden para que sea audible un rumor de fondo que sugiera que están contiguos a un auto estacionado con su motor encendido. Llega el llamado, atiende la amante del novio simulando ser la hermana del amigo, todo marcha bien. La esforzada amante -ahora devenida en actriz de ocasión-, indica a la desesperada novia (quien a su vez se ha transformado en un sabueso), que ya le pasa el teléfono al solicitado hombre. Cuando éste lleva el aparato a su oído, con la boca seca y nervioso pensando emanar un suave saludo, un grito se anticipa retumbando desde las entrañas del delgado artefacto; "¡pero se puede saber donde carajo estás que tu celular me marca a 20 kilómetros de la casa de tu amigo y él me dice que están en la esquina comprando cervezas!"

El muchacho responde a corazón galopante e intentando no titubear mediante una concentración tan aguda como aquella con la cual afrontó el último final de su carrera universitaria; "hola mi amor! ¿cómo que mi teléfono está a 20 kilómetros de aquí? pero no puede ser! si es así me estoy enterando en este instante que me lo robaron en algún momento y no me dí cuenta. Seguramente lo sacaron de la mochila. Espera, espera... ¡no lo puedo creer! mi teléfono no está!".

La novia, no del todo conforme con la respuesta de su compañero y el resultado de su pesquisa (masticando en su cabeza la voz femenina que atendió su llamado), responde a regañadientes que volverá a llamar al amigo cuando lleguen al departamento. El novio, ante este nuevo escollo que deberá sortear para mantener el encubrimiento y poner a resguardo la integridad de su mentira, capta rápidamente que el resultado de un nuevo llamado será imposible de soslayar dados los términos en que ha construido la cobertura de su engaño. Con la velocidad de un lince rápidamente retoma la iniciativa y redobla la apuesta actuando un brioso enojo; alegando persecución amenaza con hablar en otros términos si persiste esa actitud de desconfianza. Logra calmar la situación, aunque sabe que el precio de tal desenlace ha sido el de su moderno smartphone; no podrá volver a casa con un artefacto robado y que se encuentra a 20 kilómetros de él, puesto que los cimientos de su embuste desaparecerían, dejando al descubierto su mentira. Deberá entonces volver con denuncia de robo en mano, certificada por la comisaría más cercana a la casa de su amigo, dejando ese artefacto de comunicación -que hoy también son carnadas para cazar don juanes-, en las manos de su amante para que ésta se encargue de hacerlo desaparecer.

¿Te gustaría saber los nombres de los personajes que protagonizaron esta pequeña historia?

El muchacho donjuanesco se llama Luis Ignacio Lula da Silva.

La amante acomodaticia, Dilma Rousseff.

La novia engañada, Sociedad Civil.

El amigo encubridor, Partido de los Trabajadores.



martes, 8 de marzo de 2016

Lo permanente del Estado y las fallas del mercado.


Observo el smartphone que tengo en mi mano mientras pienso en el celular con el que hace algunos años me comunicaba y noto un increíble cambio. Una contundente evolución.

Observo el mostrador de la dependencia pública en la cual me atienden y pienso en el mostrador con el que lo hacían hace décadas, es idéntico. El cambio solo se percibe en el color del cabello de quien me recibe, también en su cantidad de arrugas y el amarillento color del paso del tiempo de los artefactos con los cuales hace su tarea.

Observo el televisor del living, pienso en el que tenía hace 10 años y noto un increíble cambio. Sin embargo el policía que tomó la denuncia de extravío de tarjetas de mi amigo lo hace con la misma máquina que utilizaba en la década del 80.

Observo el auto que conduzco y no alcanzo a contabilizar la cantidad de cambios que presenta respecto al que conducía hace 10 años. Sin embargo, cada vez que entro a una escuela veo el mismo panorama de hace décadas: los mismos cuadros en los mismos rincones, las mismas manchas de humedad en las mismas condiciones. Nada ha cambiado.

Miro a mi alrededor y veo que hasta la pava con la cual caliento agua es completamente diferente a la que utilizaba hace unos años. Y miro los ministerios y es como enfrentar una foto que descansa bajo un transparente celofán, estampada eternamente en un duro trozo de cartón que conforma la hoja de un antiguo álbum. Hasta las figuras que contorneaban las grietas de las paredes han quedado congeladas.

En un lado veo cambio permanente, en otro solo la permanencia de lo constante; ¿qué es lo que falla más allá del Estado? ¿son las fallas del mercado o simplemente es la lógica consecuencia de las pruebas y errores que cualquier proceso de creación conlleva?

Es difícil encontrar fallas en lo permanente, cuanto que muy fácil hacerlo en lo cambiante.


domingo, 6 de marzo de 2016

Falsos argumentos para falsificar el discurso de Macri.

Luego del primer discurso presidencial de Mauricio Mácri con motivo de la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, en el cual el presidente puntualizó aspectos críticos referidos a las condiciones contables y administrativas heredadas. A continuación detallo las críticas que desde la militancia kirchnerista se hicieron sobre su discurso con la intención de enmarcarlo en un discurso falaz, y expongo lo que a mi entender son las falacias de esas críticas.

Dijeron que es falso que la economía argentina venía en recesión y apelaron a un informe de Orlando Ferreres –puntualizando que es un economista opositor-, diciendo que la economía creció en 2015 1,7%.

Para descartar que “se venía en recesión” hay que tomar puntas, por caso un comparativo 2014-2015. En ese punto el crecimiento fue nulo o negativo. Menos 2% 2014 contra 1,7% positivo. El promedio confirma el estancamiento.

Se dijo que es falso que la inflación venía en aumento puesto que la Ciudad de Buenos Aires estimó que la inflación pasó del 33,6% en 2014 al 19,7% en el 2015, y el IPC Congreso marcó que la inflación pasó del 33,5 % en 2014 al 20,4% en 2015. La falacia argumental se da porque en el discurso presidencial se dijo que veníamos de un período de alta inflación, no que “venía en aumento”. Por lo tanto no hubo falsedad en este punto, dado que el propio dato que incorpora y reconoce la crítica que pretende la anterior administración, lo demuestra.

Se dijo que es falso el enfoque monetarista de la inflación –seguramente no han leído 4000 años de controles de precios y salarios de Schuettinger y Butler-, y creen demostrarlo indicando que el gobierno de Macri ha planchado la emisión y la inflación continúa. No comprenden ni lo más básico de la parte subjetiva de un proceso económico, cuanto que tampoco la intertemporalidad del mismo. Creen que las respuestas son inmediatas y no existe inercia y expectativas. Tampoco se enteraron que en los últimos días el gobierno no planchó la base monetaria sino al contrario, la expandió en unos quince mil millones de pesos.

Se dice que la emisión puede ser un mecanismo de propagación de la inflación y nunca una causa principal, y se dice también que no hay evidencia empírica de que lo sea. Estas personas creen que con decir que correlación no es causalidad, demuestran la no evidencia empírica de la relación entre incremento de cantidad de dinero no solicitado e incremento de precios. 4000 años de correlación lo demuestran.

Dicen que es falso que el déficit fiscal heredado haya sido del 7% porque incorporan gastos que se deberán pagar en 2016. Descartar ese tipo de conteo de esa manera es de alguien que no tiene ni la más mínima idea de lo más básico de un contable o alguien que de mala fe quiere engañar intelectualmente a la gente. Lo que se hace pagando hacia adelante, respecto de lo que se tiene como objetivo contable para indicar si se posee déficit o superávit OPERATIVO, ES LA PRESTACIÓN PRESENTE NO EL PAGO FUTURO. Si en 2016 se paga por EL GASTO QUE SE HIZO EN 2015. SE DEBE COMPUTAR COMO DÉFICIT EL GASTO 2015 EN FORMA DE PAGO 2016. 

También se argumenta que se agregó al cómputo del déficit las utilidades que el central le giró al tesoro. Eso es no tener idea de la independencia del Banco Central y su contable respecto de la independencia del tesoro y su contable y la transferencia de pasivos y activos. Se habla de “legitimidad” pero es una definición política más que técnica. También se dice que el déficit se agranda porque se computa la pérdida de ingresos por retenciones. Es también una escasa comprensión de lo más básico de la administración eficiente de los recursos escasos que una economía debe administrar. No hay país en el mundo que tenga una estructura de retenciones con la cual se nutre a los niveles que lo ha hecho argentina en los últimos años, el problema, nuevamente, es el agujero que las retenciones financiaban, no la desaparición de ese ingreso. Siempre, claro está, en términos de medir correctamente el déficit.

También se dijo desde algunas usinas K que en tiempos de recesión global, lo normal es que los países del mundo tengan déficit puesto que con ellos se estimula el consumo y se frena el ciclo recesivo. Se sostiene que durante 2015, de 188 países en el planeta, sólo 21 tuvieron superávit “financiero”. No dicen estas personas que de 188 países Argentina es uno de los tres con mayor inflación en el globo desde hace más de 6 años.

En fin, la “intelligentzia kirchnerista” continúa “diciendo” demasiado. Pero la verdad, es que no dicen nada

miércoles, 2 de marzo de 2016

De la grieta al berrinche.


Suele suceder que los niños se empacan haciendo incómodo el paseo de los padres; se tiran al piso y no quieren caminar hasta tanto se cumpla el antojo por el cual reclaman. Generalmente la madre -siempre conciliadora-, espera al niño hasta que se levante mientras el padre continúa caminando con la vista al frente, pensando que el niño depondrá su actitud en la medida en que podrá percibir la lejanía que se acrecienta -suele creer el padre que su hijo sentirá el vacío del olvido paternal al que empuja con su postura-. Sin embargo, hay niños que redoblan la apuesta y apelan a la mirada ajena elevando el berrinche a extremos incómodos. Así, se pegan al piso golpeándolo con las palmas de sus manos, montando una escena en la que el entorno se sorprende intentando vislumbrar si se trata de gritos o llantos desconsolados. Ante este último acto, generalmente comienza la tensión entre el padre y la madre para dilucidar cual será el mejor paliativo ante la embarazosa situación.

El padre vuelve sobre sus pasos con renovado esfuerzo por cambiar la estrategia del niño, en tanto la madre apura la marcha hacia su hijo apelando a la persuasión para que comprenda los riesgos a los que se expone manteniendo su postura -a la vez que se acerca al piso extendiendo sus manos para subir al enojado niño y ponerlo a resguardo del reto ofuscado del padre-. Generalmente todo termina con el trío alejándose con el niño a cuestas, con gestos adustos, entre tensos intercambios que se mezclan con los gritos caprichosos de la criatura cuyos reclamos no fueron satisfechos.

Esa es la escena que vino a mi cabeza cuando observé la cara del ex-ministro de Economía durante un tramo del discurso de inicio de sesiones que dio el Presidente Mauricio Macri. 






martes, 1 de marzo de 2016

Teoría del derrame y cerdos capitalistas.


Cuando el crítico ocasional ataca la mirada económica que se basa en la productividad y su mejora continua -parándose en la mala traducción que se hizo de Adam Smith y que se conoce como “teoría del derrame”-, en su cabeza reverbera la imagen de un cerdo con frac y sombrero de copa, masticando un habano al tiempo que deja caer "spumante" en la parte superior de una torre de copas, las cuales se van llenando hasta rebalsar; y lo percibe sonriendo socarronamente mientras vierte la fina bebida. La preconcebida escena culmina cuando más y más cerdos se acercan al festín agarrando las copas superiores que se han llenado, sin siquiera percibir las inferiores que han quedado vacías.

Así, indignado, traslada la fantástica escena que habitó su imaginación, y la transforma en dictamen de conclusión y sentencia para hablar de políticas públicas. Repetirá hasta el hartazgo que los cerdos no deberían brindar, las copas no deberían llenarse de arriba abajo, sino al revés, y esos fastuosos brindis deberían ser obligatorios para la participación de todos los miembros de la sociedad.

El crítico ocasional no se pone a pensar cómo fue que se dio el proceso que permitió a los más desposeídos que ayer solo estaban a tiro de una cueva o, un poco más cercano en el tiempo, algo de cartón y telas para protegerse de la naturaleza; hoy puedan alcanzar el umbral de acceso a materiales como cemento, hierro, chapas, instalación eléctrica y algunos artefactos domésticos (sean éstos comprados de primera mano cuanto que también de segunda o tercera). Tampoco se detuvo a pensar cómo fue el desarrollo del proceso que gestó las condiciones para que una persona ayer olvidada y a merced de la caridad, hoy pueda acceder a un set de artefactos y herramientas con los cuales, mediando solo un poco de ingenio, podría permitirse ofrecer una solución en su medio por la cual poder recibir un pago. Y así hay infinidad de ejemplos.

¿Pensará este apresurado y denunciante analista que es precisamente el proceso de creación humana y el constante avance de la productividad lo que hace posible este cambio cualitativo, y que pretender revertir el sentido del mismo es obturar el proceso de creatividad dejando a todos sin posibilidad alguna de continuar creando, gestando las condiciones de retorno a la cueva, las telas y los cartones?

Claro, siempre es más rápido intelectualmente –para generar un golpe de efecto de corto plazo en medio de malas interpretaciones del proceso económico-, pensar que esos elementos no son más que gotas en la increíble ganancia de la cual “los de arriba” se apropian, antes de comprender los principios que hacen que más tarde o más temprano los elementos que hoy solo son posibles para muy pocos, mañana serán posibles para todos.

Cuando te hablen de la “teoría del derrame” como una falacia, solo tenes que pensar que vos y yo -que no somos más que un par de personas comunes-, hoy vivimos decenas de veces mejor de lo que lo hacía ayer, por caso, Nathan Rothschild. El cual perteneciendo a lo más opulento y poderoso de Europa, promediando el siglo XIX no pudo evitar que un forúnculo apague su vida.