sábado, 26 de marzo de 2011

PROFANACIÓN

Durante un nuevo aniversario del golpe militar de 1976 se ha gestado un día completo de simbolismos para recordar la memoria y el pedido de justicia para las víctimas del terrorismo de estado. En paralelo, desde presidencia de la nación se ha otorgado otro día de asueto para conmemorar el beneplácito del auge del consumo y el crecimiento sostenido de la economía -"a tasas chinas"-. De ésta manera, hemos presenciado dos emanaciones de una misma gestión; por un lado diferentes manifestaciones de repudio al golpe militar y, por el otro, autopistas y rutas nuevamente atestadas por el desplazamiento turístico, en apuro y fuga.

En cuanto a la primera de las manifestaciones, se observó una preparada y concienzuda concatenación de simbólicos eventos que apuntalaron una especie de show de apalancamiento político. De esta forma, la conmemoración se desarrollo en medio de recitales y escraches en forma de escupitajos a "periodistas cómplices", pasando también por flemáticos discursos y premios simbólicos para "nuevos defensores de la libertad de los pueblos".

En paralelo y complementando aquellos preparativos, un fallo judicial a la medida del momento, ha sentado jurisprudencia decretando finalmente la prescripción de causas delictivas por parte de organizaciones armadas, alguna de las cuales tenía al periodista Horacio Verbitsky como imputado. De esta forma, se ha extirpado de la órbita de la justicia cualquier intento por su búsqueda. Una cantidad de muertes, no menor, producidas en la década cuya memoria se reclama, quedará finalmente sin memoria y sin justicia. El argumento que sustenta el fallo parece ser la imposibilidad de incorporar como crímenes de "Lesa Humanidad" (imprescriptibles) a una serie de atentados con bombas, privaciones ilegítimas de libertad seguidas de muerte y bajas en lucha armada. Aquellas muertes proscribieron, sus mentores, al menos para la justicia, formalmente han desaparecido...

Como contrapartida y fraguando aquel concepto de sociedades duales y, en medio del "clamor popular" por sellar definitivamente aquellas altruistas metas de memoria, justicia y castigo, miles de argentinos emprendieron un lento -aunque fugaz- peregrinaje a lugares más apacibles. Así, hemos podido observar una especie de migración esporádica interna; hoteles repletos, autopistas atestadas y ambulancias corriendo como rayos para salvar, en la medida de lo posible, una víctima más -de las miles- en accidentes de tránsito.

Mientras una Argentina festeja escupiendo, la otra parece descansar muriendo...

El pintoresco contraste nos trajo a nuestros sentidos algunos sucesos para reflexionar y pensar seriamente nuestro futuro. La primera de las manifestaciones mostró, entre otras cosas, desoladoras imágenes de niños llevados de la mano por sus mayores, lanzando escupitajos a fotografías de periodistas -perfectamente editadas para la ocasión- considerados cómplices del pasado genocida. Así, los pequeños, encontrando una fugaz sensación de estrellato, competían para ver cuál de sus emanaciones era más festejada por la anuente sonrisa y obsecuente aplauso de regocijados mayores, sin percibir, debido a la inocente pureza de la pequeñez, que se trataba de un momento en el cual sobre éllos, aberrantes carcajadas inoculaban en sus incontaminadas percepciones, toda la inmundicia de una adultez oxidada.

Pero otros niños no estaban allí, escupiendo y mirando de reojos si el blanco elegido era el correcto y la saliva acumulada, la justa; no.

Hubo otros niños intentando hacer un castillo de arena, llamando a su madre para que los ayude a construir una barricada que no permita que el agua, derribe en un segundo lo que con tanto esfuerzo habían trazado en una tarde. Y otros pidiendo a su padre que les cuente el secreto de ésa circunferencia que traza la pelota cada vez que él la impulsa, desconcertados con el viento que parece jugar para su máximo héroe.

Mientras unos niños escupen y escrachan, los otros esculpen y crean...

El mañana los verá grandes, probablemente los primeros guíen los destinos de los segundos siempre que continúen en desarrollo los principios gestados en el presente. Si queremos un República construida con el ahínco y preocupación de aquellos niños ante su casillo, no debemos permitir al sistema educativo que descargue sobre ellos las miserias de sus antepasados. Será una durísima tarea extirpar día a día, las falaces e interesadas historias de buenos y malos a las que se verán expuestos los pequeños en los próximos años. La seriedad de tal pronostico nos reclama ahora más que nunca como verdaderos protectores de nuestros jóvenes aún no abordados, debemos cambiar de slogan; ya no más "nunca más", sino de ahora en más, NUNCA CON LOS NIÑOS, DEJENLOS EN PAZ, DEJEN A LOS NIÑOS EN PAZ.

miércoles, 23 de marzo de 2011

ÉL...

Como es de público conocimiento, nuestra presidente ya no menciona el nombre de su difunto marido,  ante cada apelativo hacia su figura en un acto o conferencia, podremos observarla trazando una pequeña y sutil pausa, una mueca de tristeza y, mirando levemente hacia abajo, con tierna melancolía, pronunciar la palabra "ÉL".

En simultáneo, ha dado comienzo la recopilación de información para la creación de un documental -probablemente financiado con el erario público- sobre la vida del difunto ex-presidente Néstor Kirchner, (en adelante "ÉL").

Sin dudas que su más famosa y épica lucha contra la "oligarquía terrateniente" sirvió como base para catapultarlo a la eternidad, al éter; aquella gesta heroica lo empujó desde una sencilla dieta hasta una rigurosa angioplastia, para, finalmente, depositarlo dentro de la escafandra del eternauta.

Como el mito viene en camino, es momento de abrirle paso y, que mejor que hacerlo aportando un video desde esta marginal morada digital. Aquí va entonces mi pequeño grano de arena para los productores del documental; entiendo que aportará lo suficiente al film para que "ÉL" quede finalmente fraguado en la memoria colectiva. Seguramente "ÉL" hubiera estado eternamente agradecido con tan modesto homenaje de un humilde servidor...

domingo, 13 de marzo de 2011

Bienvenido Vargas Llosa...

A la República Bolivariana de Argentina...
Piqueteros intelectuales*
Mario Vargas Llosa.
Domingo 13 de marzo de 2011


Un puñado de intelectuales argentinos kirchneristas, vinculados con el grupo Carta Abierta, encabezados por el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, pidió a los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires, que se abrirá el 20 de abril, que me retirara la invitación para hablar el día de su inauguración. La razón del veto: mi posición política "liberal", "reaccionaria", enemiga de las "corrientes progresistas del pueblo argentino" y mis críticas a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.



Bastante más lúcida y democrática que sus intelectuales, la presidenta Cristina Fernández se apresuró a recordarles que semejante demostración de intolerancia y a favor de la censura no parecía una buena carta de presentación de su gobierno, ni oportuna, cuando parece iniciarse una movilización a favor de la reelección. Obedientes, pero sin duda no convencidos, los intelectuales kirchneristas dieron marcha atrás.

Me alegra coincidir en algo con la presidenta Cristina Fernández, cuyas políticas y declaraciones populistas en efecto he criticado, aunque sin llegar nunca al agravio, como alegó uno de los partidarios de mi defenestración. Nunca he ocultado mi convencimiento de que el peronismo, aunque haya impulsado algunos progresos de orden social y sindical, hechas las sumas y las restas ha contribuido de manera decisiva a la decadencia económica y cultural del único país de América latina que llegó a ser un país del primer mundo y a tener en algún momento un sistema educativo que fue un ejemplo para el resto del planeta.

Esto no significa, claro está, que aliente la menor simpatía por sus horrendas dictaduras militares cuyos crímenes, censuras y violaciones de los derechos humanos he criticado siempre con la mayor energía en nombre de la cultura de la libertad que defiendo y que es constitutivamente alérgica a toda forma de autoritarismo.

Precisamente, la única vez que he padecido un veto o censura en la Argentina, parecido al que pedían para mí los intelectuales kirchneristas, fue durante la dictadura del general Videla, cuyo ministro del Interior, el general Harguindeguy, expidió un decreto de abultados considerandos prohibiendo mi novela La tía Julia y el escribidor y demostrando que ésta era ofensiva al "ser argentino". Advierto con sorpresa que los intelectuales kirchneristas comparten con aquel general cierta noción de la cultura, de la política y del debate de ideas que se sustenta en un nacionalismo esencialista un tanto primitivo y de vuelo rasero.

Porque lo que parece ofender principalmente a Horacio González, José Pablo Feinmann, Aurelio Narvaja, Vicente Battista y demás partidarios del veto, por encima de mi liberalismo es que, siendo un extranjero, me inmiscuya en los asuntos argentinos. Por eso les parecía más justo que abriera la Feria del Libro de Buenos Aires un escritor argentino en consonancia con las "corrientes populares".

Si tal mentalidad hubiera prevalecido siempre en la Argentina, el general José de San Martín y sus soldados del Ejército Libertador no se hubieran ido a inmiscuir en los asuntos de Chile y Perú y, en vez de cruzar la cordillera de los Andes impulsados por un ideal anticolonialista y libertario, se hubieran quedado cebando mate en su tierra, con lo que la emancipación hubiera tardado un poco más en llegar a las costas del Pacífico sudamericano. Y si un rosarino llamado Ernesto "Che" Guevara hubiera profesado el estrecho nacionalismo de los intelectuales kirchneristas, se hubiera eternizado en Rosario ejerciendo la medicina en vez de ir a jugarse la vida por sus ideas revolucionarias y socialistas en Guatemala, Cuba, el Congo y Bolivia.

Fuego de artificio

El nacionalismo es una ideología que ha servido siempre a los sectores más cerriles de la derecha y la izquierda para justificar su vocación autoritaria, sus prejuicios racistas, sus matonerías, y para disimular su orfandad de ideas tras un fuego de artificio de eslóganes patrioteros. Está visceralmente reñido con la cultura, que es diálogo, coexistencia en la diversidad, respeto del otro, la admisión de que las fronteras son en última instancia artificios administrativos que no pueden abolir la solidaridad entre los individuos y los pueblos de cualquier geografía, lengua, religión y costumbres pues la nación -al igual que la raza o la religión- no constituye un valor ni establece jerarquías cívicas, políticas o morales entre la colectividad humana.

Por eso, a diferencia de otras doctrinas e ideologías, como el socialismo, la democracia y el liberalismo, el nacionalismo no ha producido un solo tratado filosófico o político digno de memoria, sólo panfletos a menudo de una retórica tan insulsa como beligerante. Si alguien lo vio bien, y lo escribió mejor, y lo encarnó en su conducta cívica fue uno de los políticos e intelectuales latinoamericanos que yo admiro más, el argentino Juan Bautista Alberdi, que llevó su amor a la justicia y a la libertad a oponerse a la guerra que libraba su propio país contra Paraguay, sin importarle que los fanáticos de la intolerancia lo acusaran de traidor.

Los vetos y las censuras tienden a imposibilitar todo debate y a convertir la vida intelectual en un monólogo tautológico en el que las ideas se desintegran y convierten en consignas, lugares comunes y clisés. Los intelectuales kirchneristas que sólo quisieran oír y leer a quienes piensan como ellos y que se arrogan la exclusiva representación de las "corrientes populares" de su país están muy lejos no sólo de un Alberdi o un Sarmiento, sino también de una izquierda genuinamente democrática que, por fortuna, está surgiendo en América latina, y que en países donde ha estado o está en el poder, como en Chile, Brasil, Uruguay, ha sido capaz de renovarse, renunciando no sólo a sus tradicionales convicciones revolucionarias reñidas con la democracia "formal" sino al populismo, al sectarismo ideológico y al dirigismo, aceptando el juego democrático, la alternancia en el poder, el mercado, la empresa y la inversión privadas, y las instituciones formales que antes llamaba burguesas. Esa izquierda renovada está impulsando de una manera notable el progreso económico de sus países y reforzando la cultura de la libertad en América latina.

¿Qué clase de Argentina quieren los intelectuales kirchneristas? ¿Una nueva Cuba, donde, en efecto, los liberales y demócratas no podríamos jamás dar una conferencia ni participar en un debate y donde sólo tienen uso de la palabra los escribidores al servicio del régimen? La convulsionada Venezuela de Hugo Chávez es tal vez su modelo. Pero allí, a diferencia de los miembros del grupo Carta Abierta, la inmensa mayoría de intelectuales, tanto de izquierda como de derecha, no es partidaria de los vetos y censuras. Por el contrario, combate con gran coraje contra los atropellos a la libertad de expresión y la represión creciente del gobierno chavista a toda forma de disidencia u oposición.

De quienes parecen estar mucho más cerca de lo que tal vez imaginan Horacio González y sus colegas es de los piqueteros kirchneristas que, hace un par de años, estuvieron a punto de lincharnos, en Rosario, a una treintena de personas que asistíamos a una conferencia de liberales, cuando el ómnibus en que nos movilizábamos fue emboscado por una pandilla de manifestantes armados de palos, piedras y botes de pintura. Durante un buen rato debimos soportar una pedrea que destrozó todas las lunas del vehículo, y lo dejó abollado y pintarrajeado de arriba abajo con insultos. Una experiencia interesante e instructiva que parecía concebida para ilustrar la triste vigencia en nuestros días de aquella confrontación entre civilización y barbarie que describieron con tanta inteligencia y buena prosa Sarmiento en su Facundo y Esteban Echeverría en ese cuento sobrecogedor que es El matadero .

Me apena que quien encabezara esta tentativa de pedir que me censuraran fuera el director de la Biblioteca Nacional, es decir, alguien que ocupa ahora el sitio que dignificó Jorge Luis Borges. Confío en que no lo asalte nunca la idea de aplicar, en su administración, el mismo criterio que lo guió a pedir que silenciaran a un escritor por el mero delito de no coincidir con sus convicciones políticas. Sería terrible, pero no inconsecuente ni arbitrario. Supongo que si es malo que las ideas "liberales", "burguesas" y "reaccionarias" se escuchen en una charla, es también malísimo y peligrosísimo que se lean. De ahí hay solo un paso a depurar las estanterías de libros que desentonan con "las corrientes progresistas del pueblo argentino".

© El País, SL

*La nota original no posee la segunda imagen, la misma ha sido incorporada en este sitio.

viernes, 11 de marzo de 2011

martes, 1 de marzo de 2011

FASCISMO ABIERTO

Al Parecer, la feria del libro de Buenos Aires dará comienzo con una visita de primer nivel, el reciente nobel de literatura Mario Vargas Llosa. Parece también que los primeros en poner el grito en el cielo ante la distintiva visita, han sido algunos intelectuales agrupados en algo que han denominado "Carta Abierta". Agrupación de la cual me he encargado en algunas oportunidades.

La intención que dejan entrever estos inefables personajes al pretender proscribir al Nobel de literatura, no hace más que confirmar las características intelectuales y militantes de ése conjunto de "pensadores", las cuales han sido abordadas aquí. Pero; ¿Cuál es la idea fuerza que sustenta la censura que pretenden impulsar?. Según se observa preliminarmente, no es otra que la esperada y predecible argumentación política de los pensadores unidireccionales, aquellos que escriben y piensan al igual que un egipcio dimensionaba sus dibujos hacia el 1000 A.C; sin perspectiva y falto de profundidad.

Así entonces, Mario Vargas Llosa sería un enviado del lado oscuro, al servicio de lo peor del imperialismo transnacional, con pretensiones de erosionar los avances dignificantes que el populismo ha logrado en la última década. También sería un exégeta liberal al servicio del más demoníaco pensamiento político; ése que pregona que una sociedad de hombres libres respetando y apuntalando de pleno derecho la propiedad privada y las instituciones creadas para tal altruista meta, es la mejor posible luego de observar las aberrantes opresiones en las que decantaron las experiencias personalistas de los socialismos planificados, los "comunismos científicos" y los "populismos dignificantes".

Lo paradógico del culebrón generado por estos intelectuales, descansa precisamente en el simbolismo conceptual del nombre que los agrupa; Carta Abierta. ¿Una carta abierta a quien? ¿Misiva simbólica para qué cosa?

Las características de la carta que vienen construyendo es precisamente contraria a lo que indica su slogan; descalifican, proscriben, cercenan, oscurecen, tergiversan y trabajan operativamente haciendo lobby oficial.
Quiera el destino que no tengamos que vivir -nuevamente- el triste acontecimiento de ver un grupo de escrachadores operando en la feria del libro al más puro estilo de las juventudes musolinianas; los Fasci Giovanili di Combattimento. Esperemos poder disfrutar el sublime acto que significa brindarle a la palabra un haz lumínico hoy ténue en nuestro suelo. Dejemos al Nobel acariciarla y darle luz, no permitamos a los innobles golpearla y oscurecerla.