domingo, 31 de enero de 2010

Una de Zombies


El guion de argumentaciones que tiñó de monotonía mi paseo por el sendero informativo, inoculó una especie de horror al vacío al mostrarme tan solo frente a pueriles dicotomías gestadas por el enfrentamiento entre tecnócratas y burócratas estatales. Buscando un antídoto que de sentido a esa rutinaria mañana, hice una parada en el pasquín oficialista para observar qué nuevas historias albergaba en su seno.

Tipeando su enlace con la mano derecha, sentí que abría las puertas de una catacumba a la vez que cerraba mis fosas nasales con el índice y el pulgar de la izquierda, consciente de la posible presencia de olores nauseabundos. De esta forma me adentré -una vez más- a ese subsuelo de agusanados pensamientos y escalofriantes llantos.

Atravesado por el temor de esa completa oscuridad e intentando dilucidar qué tipo de locura mantenía mi avance, confié la bitácora al tacto de mi mano derecha, la cual acariciando temblorosa las paredes de ese negro túnel, supuse, podría anticipar la presencia de amenazas no perceptibles por el resto de mis quebrados sentidos. El caldoso aire que ingresaba por mi boca indicaba que la pestilencia allí presente sería letal ante una mínima inhalación. Comprendí así, repentinamente, la contradictoria dualidad que mi mano izquierda había adquirido; inservible como elemento práctico para continuar el camino, a la vez que garante de mi vida dentro de ése fétido entorno.

Promediando el recorrido y con más cansancio que estupor frente a esos maullidos de ultratumba, el tacto de una superficie rugosa e irregular paralizó mis movimientos adentro de ese oscuro túnel llamado Pagina12. Así, con la lentitud de un Braille de principiante, logré decodificar el título del antiguo gravado; Avatar Político. Por Horacio González…

Paralizado por una fuerza inexplicable que congelaba mi ser, pero espantado ente la posible presencia de ése espectro en tamaña catacumba, grité en silencio: ¡por Dios, y ahora que! Sintiendo que la atadura de esa fuerza parecía empujar en paralelo mi entereza frente al súbito terror, continué mi intento por comprender el código de lo allí escrito. Debía ser un mensaje importante…

Consciente de lo escaso y rudimentario de mis recursos, supuse que era mi destino transmutar ese mensaje de ultratumba, supuse también que debía acercar a la posteridad la señal que aquella entidad desconocida estaba enviando. Lo primero -y casi lo último- que comprendí, fue que el mensajero pretendía garantizar su llegada montado sobre una exitosa y masiva película de reciente avance; Avatar.

Las letras de su mensaje indicaban que la película estaba dirigida por un aparentemente liberal creador de zonceras y vaciada de contenido comprometido. El gravado del zombie también indicaba que la tira, premeditadamente, pretendía sumir el compromiso político de las nuevas generaciones a un pasar simplón de disfrute tecno-económico. La interpretación que logré cifrar era más o menos así: "...películas eran las de antes, esto es solo una idiotez más de la inmunda modernidad liberal...". Poco más, poco menos, es todo lo que pude extraer del críptico gravado en ese oscuro lugar.

Sin embargo, poseído por aquella fuerza inexplicable que apuntalaba un terco convencimiento, sentí que aún no había detectado lo oculto de tal compleja estructura lingüística. Todo hacía pensar que mi razón aún no detectaba el lado sensible de esos gritos desgarradores en forma de mensaje, que pedían ayuda desde una oscura soledad y en urgente necesidad. Debía haber algo más, tenía que descifrarlo…

Finalmente, el mensaje de retorcidos gemidos y contorsiones metafísicas llegó a su clímax; el zombie culminaba así; "…Sin embargo, siempre queda en pie el problema de estos Films surgidos del guionismo y la nueva “gnosis tecnológica” de las grandes producciones de un sector del capitalismo informático liberal, que agita mitologías y meta-leyendas surgidas de la propia historia del cine norteamericano, con profesionalismo enraizado en una historia del relato industrial-cultural muy evidente. Pero sin realizar esfuerzos como el que en su momento, en plena década del ’70, iluminó a Apocalipse Now. Evidentemente, es necesaria una nueva cinematografía que esté al nivel de las discusiones mas profundas de nuestras sociedades. Desde luego, no la representa Avatar."

¡Que inmenso clamor de este ánima en pena! susurré, y repentinamente capté la profundidad desde donde emanaba la sensible eyaculación del gravado. Ella presentaba todos los síntomas de una próstata envejecida, digno orgasmo de un muerto viviente.

Comencé a retirarme sigiloso, tranquilo por el hecho de saberme satisfecho en mi aventura. Consciente de haber decodificado no un análisis, sino a una expresión de deseo, entendí que había interpretado el escrito del domingo en toda su dimensión. Intuyendo la inexistencia de amenazas mi coraje retornó. Reorienté así mi retirada tal cual había ingresado; mano derecha haciendo las veces de táctil localización y mano izquierda presionando mis fosas nasales para evitar letales pestilencias. La utilidad que brindaba la libertad de la derecha se contraponía a una inmovilizada izquierda, aunque repentinamente todo cambió.

Un espeso aliento a centímetros de mi cuerpo anunció una presencia amenazante y mi retirada súbitamente devino en calvario. Por vez primera experimenté el terror; solo, en la oscuridad de un entorno pestilente y acompañado por el espectro de un submundo por mí desconocido. Desesperado comencé a circundar mi entorno con el brazo derecho, el libre, sin perder la concentración por mantener tapada mi nariz con el izquierdo para evitar una letal inhalación. La presencia de un fantasma se confirmaba al no poder detectar nada corpóreo que me circundase. Sin embargo ese caldoso aliento estaba ahí; su tiránica presencia abordaba mi pequeño ser.

Prácticamente entregado al destino de una muerte segura y esperando el anestésico dolor de un pinchazo hincándose por mi espalda y una erupción sanguínea emanando de mi tórax, sentí un sonido trémolo, grave y agitado entonando las siguientes palabras; "Si pretendes conservar tu vida, diles a todos allí afuera que tengo un compañero aquí adentro que puede hacerlo mejor que James Cameron y su Avatar. Diles que se llama Coco Blaustein y su obra cumbre -Porotos de Soja- aleccionará al mundo del séptimo arte como nunca antes. Estaré observando, se que volverás, si no haces lo que te he dicho en tu próximo ingreso morirás".

Casi sin poder emitir sonido, con mis esfínteres a punto de ceder, a la vez que confiando en que aún no había llegado mi hora, respondí con prudente desatino que mi mundo no era equiparable al de los muertos, que en él no se comprendería fácilmente el mensaje de un oscuro director. Que el cine lo vivimos como el único arte que puede englobar porciones de aportes en una especie de gran amalgama de quehaceres alegres y gustosos. Que James Cameron y todos los que compusieron Avatar comprendieron muy bien la esencia de su tiempo, logrando cohesionar miles y miles de personas para contar una historia que es fiel reflejo del estado del arte técnico al servicio del hombre contemporáneo. Que la palabra Avatar es la expresión comúnmente utilizada que se da a una imagen digital, la cual refleja el perfil de un usuario particular al ingresar en ese mundo. Que le gustaría saber que algunos Avatars en foros de discusión presentan la imagen del Ché, sin que sea el famoso revolucionario quien escribe tras ella. Que el concepto de Avatar es una especie de nuevo documento de identidad que el mundo de los muertos no comprendería. Que el brillo de esa película lejos de ser una idiotez es la culminación del encuentro de diferentes espíritus CONTENTOS con su trabajo. Que en nuestro mundo el cine es un arte al que pretendemos despolitizado y que en nuestro transcurrir de plenas vivencias no son bienvenidos aquellos con intención de erosionarlas enclavando políticas discusiones en lugares equivocados. Que agradecemos esas nobles intenciones de profundo altruismo adornando de regalos al visitante y depositándolo nuevamente en su tumba. Que no era difícil percibir a golpe de ojo el estado de ánimo de todos los que intervinieron en esa superproducción. Que era claro ver personas plenas con su quehacer, ORGULLOSAS de su rol y que tan solo un imbécil podría ver en ellas a un grupo de CONSPIRADORES LIBERALES. En fin; QUE SENCILLAMENTE SE TRATABA DE SERES VIVOS...

Un repentino soplo de aire fresco transmitió a mis sentidos la retirada de ésa insoportable presencia. Sin embargo dejó un pesado mensaje en mi mano; en un mármol tallado descansaba una dirección de enlace digital, el cual abría la puerta al trabajo de su zombie compañero cineasta, al que en su mundo llamaban Coco Blaustein, portador del mensaje del amo. También el mármol sugería realizar una comparativa entre Avatar y la producción de ultratumba para mostrar al mundo de los vivos cómo los zombies realizan cine comprometido, con guiones dignos de encomiable profundidad, completos de esa necesaria politización tan reclamada para el séptimo arte y financiados sin contraprestación por los dueños de la funeraria que construyo sus féretros. Aquí esta entonces la impresionante obra de Blaustein llamada “porotos de soja”, probablemente una veintena de zombies trabajaron para su nacimiento.





Y aquí la del creador de zonceras James Cameron, ella fue alumbrada por el trabajo acumulado de miles y miles de seres vivientes.



Era claro y contundente que el mundo de los vivos había triunfado una vez más.

sábado, 23 de enero de 2010

De fascismos y otras yerbas...

Este es un lúcido artículo que ha salido publicado hoy en la pagina del El Cato Institute. Comparto el mismo aquí, en mi lugar; espero puedan disfrutar de este breve y claro recorrido.

22 de enero de 2010

El notable éxito del fascismo


por Alberto Benegas Lynch (h)

Habitualmente se toma el fascismo por un insulto pero no se repara en su significado. Si estudiamos los trabajos de Giovanni Gentile, Arturo Lavriola, Alfredo Rocco o el propio Mussolini veremos que uno de los ejes centrales de esa postura estriba en que el aparato estatal permite el registro de la propiedad a manos particulares pero, de hecho, usa y dispone el gobierno.

Entre otros muchos documentos lo anterior deriva de lo expresado en “El programa-manifiesto del Partido Fascista Republicano” proclamado en Verona el 14 de noviembre de 1943. Allí se subraya la administración por parte del gobierno del flujo de fondos de las empresas a través del manejo de precios, salarios y ganancias, la “abolición del sistema capitalista” y la entronización del corporativismo con preponderancia del sindicalismo.

El canal del fascismo resulta más aceptable que la lisa y llana expropiación de todo propuesta por los comunistas pero, en última instancia, se dirige a los mismos resultados. En esta línea de pensamiento, Gentile escribe en su Origini e dottrina del fascismo que “El fascismo es consecuencia del patrimonio marxista y soreliano” y por ello es que Lenin en su Karl Marx recomienda los ensayos de Gentile. Por otra parte, como es bien sabido, Hegel inspiró tanto a fascistas como a marxistas (Benito Mussolini era un ferviente marxista hegeliano tal como lo consigna en Opera Omnia).

Autores como Jean-François Revel en La gran mascarada apuntan la identidad del nacional-socialismo, el fascismo y el marxismo como adhiriendo a la filosofía colectivista-totalitaria y que comparten el mismo enemigo común: el liberalismo. En el terreno político a veces han sido enemigos por la lucha de bandos por el poder y otras veces aliados (como en el pacto Molotov-von Ribbentrop), pero en lo filosófico comparten los mismos principios fundamentales. James Gregor en The Ideology of Fascism y Gregorio R. de Yurre en Totalitarismo y egolatría suscriben la misma posición y agregan las raíces marxistas de las principales figuras del fascismo.

Veamos unos ejemplos al azar. El servicio de taxis en muchas ciudades: los permisos, los colores con que están pintados, las tarifas y los horarios dependen de las directivas de los intendentes, ergo, los que se dicen titulares no lo son sino los gobernantes de turno. Las empresas acorraladas por disposiciones en las que los llamados dueños pierden toda independencia, los sistemas de educación en los que se habla de instituciones privadas pero la estructura curricular depende del ministerio del ramo y así sucesivamente.

En verdad se trata de un juego macabro por el que ese pretende algo que no es. Lo cual va incluso para países como EE.UU. Ya en 1975 Charlotte Twight advertía del problema en su obra titulada America`s Emerging Fascist Economy. Como se ha destacado en diversas oportunidades, la estrategia fascista presenta la ventaja sobre el comunismo en cuanto a que los megalómanos pueden endosar la responsabilidad de los reiterados fracasos a los empresarios que exhiben los títulos de propiedad aunque en verdad sean títeres del gobierno.

Que el fascismo y el nacional-socialismo sean xenófobos y el marxismo internacionalista queda desvirtuado por los arrebatos y simpatías expansionistas de aquellas expresiones. El mito que los primeros sean antisemitas mientras que no lo es el marxismo se refuta con el escrito rabiosamente antijudío de Marx (La cuestión judía) y la política criminal de la Unión Soviética hacia los judíos. Cuestiones circunstanciales de grado y no de naturaleza no borran el estrecho parentesco de ambas posturas totalitarias (son mellizos aunque no gemelos se escribió en National Review). Muchas veces los diferencian cuestiones religiosas en cuanto a que los fascistas se nutren de los aspectos más turbios y retorcidos de las religiones mal entendidas y los marxistas las descartan por ser “el opio de los pueblos”.

Si observamos el mundo de hoy llegamos a la conclusión que el tan denostado fascismo paradójicamente es el sistema que en todos los órdenes se aplica con más entusiasmo en el llamado mundo libre. Por esto es que la denominación “de derecha” arrastra un pesado tufillo nazi-fascista (y en algunos casos alude a conservadores que, en ciertas circunstancias, también comparten aristas fascistoides). Nada más gallardo que el término liberal en su sentido original (y no en la acepción degradada que se utiliza de contrabando en EE.UU.) para indicar el espíritu de la sociedad abierta y el consiguiente respeto recíproco.

Charlotte Twight en la obra antes citada escribe que en EE.UU. el gobierno “ha establecido controles fascistas sobre virtualmente todos los aspectos de la vida económica […] Áreas económicas clave —agricultura, sistema bancario (oferta monetaria), transportes, comunicaciones, energía e información— una por una han caído víctimas del ímpetu del gobierno central de manipular el 'sector privado' para implementar políticas económicas […] Solo se rechazarán las política fascistas cuando la gente perciba la gravedad de la legislación en cuanto a la reducción de libertades económicas y la consiguiente disminución en los niveles de vida”.

Por esto es que resulta a todas luces mentiroso e hipócrita sostener que las crisis recurrentes de los últimos tiempos en el otrora baluarte del mundo libre se deben al capitalismo cuando las voces de alarma vienen gritando sobre los peligros del reiterado estatismo. Por eso es que resulta de una insensatez manifiesta que G. W. Bush haya dicho durante su gobierno que “nos apartamos de los principios del mercado libre para salvar al mercado libre”, del mismo modo que F. D. Roosevelt acentuó el intervencionismo gubernamental durante sus nefastas gestiones que profundizaron y prolongaron la depresión provocada por el abandono de la disciplina monetaria y fiscal de antaño. Por eso es que preocupa seriamente la política de Obama a todos los que simpatizamos con la filosofía que dio origen a la Revolución de 1776, que fue el experimento más exitoso de la historia de la humanidad. Y todo puede resumirse en lo escrito por George Madison: “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo […] Éste es el fin del gobierno, sólo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”.

Por esto es que contemporáneamente Ludwig von Mises ha consignado en su obra titulada Liberalismo que “el programa del liberalismo, por tanto, está condensado en una sola palabra: propiedad, esto es, la propiedad privada de los medios de producción […] Todas las otras demandas del liberalismo resultan de esta demanda fundamental”. Y por esto es que Marx y Engels escriben en el Manifiesto Comunista que “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada”. Como queda dicho, el fascismo presenta la mejor oportunidad para debilitar y finalmente demoler la institución de la propiedad con ropaje de “sector privado” aunque resulte privado de toda independencia.

Los empresarios prebendarios han hecho mucho por liquidar el sistema en el que operan, de allí es que Lenin ha predicho que la ceguera de aquellos “los conducirá a competir por las ventas de las cuerdas con las que serán ahorcados”. Charles Koch en Using Government Power: Business against Free Enterprise se pregunta “¿Que está pasando aquí? ¿Los dirigentes empresarios de EE.UU. se han vuelto locos? ¿Por qué están auto-aniquilándose debido a la voluntaria y sistemática entrega de ellos mismos y sus empresas a manos de reglamentaciones gubernamentales? […] La contestación, desde luego, es simple. No, los empresarios ejecutivos no comparten el deseo del suicidio colectivo. Ellos piensan que obtienen ventajas especiales para sus empresas al aprobar y estimular la intervención gubernamental en la economía. Pero se están engañando. En realidad están vendiendo su futuro a cambio de beneficios de corto plazo. En el largo plazo, como consecuencia de haber hecho que el gobierno sea tan poderoso como para destruirlos, sufrirán las consecuencias de su ceguera. Y ciertamente se merecen lo que reciban. Afortunadamente no todos los empresarios son tan miopes”.

En el contexto de los tilingos empresarios del privilegio y los mercados cautivos junto con la agitación morbosa de legisladores que, al arrogarse la facultad de la omnipotencia, abandonan la noción misma del derecho y apuntan a dar y quitar según sus caprichos personales, en este contexto decimos, es pertinente tener siempre presente el agudo pensamiento de Antonio Porchia en Voces donde advertía que “Quien abre todas las puertas puede cerrarlas todas”.

En EE.UU. el bochornoso “salvataje” a empresarios ineptos e irresponsables por parte de la dupla Bush-Obama, fruto del trabajo de otros, traerá aparejada consecuencias nefastas para la economía, lo cual constituye un lamentable ejemplo para el resto del mundo que ya bastantes desatinos acomete a diario. El fascismo abre las puertas para que el aparato estatal administre el núcleo de los negocios a través de confiscaciones de facto,naturalmente con efectos devastadores sobre los salarios e ingresos en términos reales debido a la reducción en las tasas de capitalización, al tiempo que se desbarata el sistema de precios que es la única guía posible para asignar eficientemente los siempre escaso recursos.

No es cuestión de adaptarse servilmente a lo que viene ocurriendo sino de apuntar a metas de excelencia con integridad y coraje a los efectos de contribuir a que se revierta la situación. En esta línea de pensamiento es oportuna la cita del célebre dilema que planteaHamlet entre ser o abdicar a la propia condición humana,“To be or not to be: that is the question/ Whether `tis nobler in the mind to suffer /The slings and arrows of outrageous fortune/Or to take arms against a sea of troubles/And by opposing end them”.

Cuando la desesperanza es grande parecería que todo está perdido pero en modo alguno es así: ningún esfuerzo se desperdicia, cada contribución produce su efecto. Cuando estudiábamos física en el colegio nos enseñaban lo que se denomina “el polígono de fuerzas” que podemos imaginar como que en un galpón hay una piedra muy pesada y grande que es movida a través de cuerdas y roldanas de las que tiran distintas personas con distinta fuerza ubicadas en diferentes posiciones: la piedra se desplazará según sea la resultante neta de fuerza (o quedará inmóvil si las fuerzas respectivas se neutralizan unas a otras). Lo mismo ocurre con las ideas, ninguna se desperdicia, todas surten efecto. No hay que dejarse abatir y, en cambio, proceder a clarificar los fundamentos de la sociedad abierta que siempre produce resultados, sea para mejorar o para no permitir mayores empeoramientos respecto de los que hubiera ocurrido de no ser por el testimonio de marras. Entonces, el éxito o el fracaso del fascismo en boga depende de nosotros.



jueves, 21 de enero de 2010

INADI Para la Presi...

¿Imaginan si esto que a continuación oirán y observarán lo hubieran o hubiesen dicho Mauricio Macri, Julio Cleto Cobos, Hugo Biolcatti, Carlos Reutemann o cualquiera de los Argentinos que no estamos embarcados en la pantomima oficial? Seguramente nos mandarían derechito a los juicios por crímenes de lesa humanidad, por conspirar y hacer apología de los mismos. Observe y escuche atentamente; ¡Morgado al fin tienes trabajo!



Por cierto, quienes festejan esa exhalación apresurada que ha salido de las fauces de nuestra Presi, ese rebaño de cortesanas, toda esa modorra filosófica amontonada, solo puede ser conseguida por un grupo de intelectuales denominados "grupo Carta Abierta", o mejor dicho; acompañantes de sobre cerrado.