miércoles, 18 de marzo de 2015

De Tasers y Represiones.

Hace unos días ha vuelto a recrudecer el tema sobre las pistolas eléctricas -Tasers- que podría utilizar la policía metropolitana en caso de confirmarse la transacción comercial de compra de este elemento. El uso de este artefacto de prevención del delito y reducción con menor riesgo de muerte (dado que sería la instancia previa a la utilización de un arma convencional), se ha visto retrasado en su disponibilidad debido a una medida de la justicia que había impedido realizar la transacción comercial entre el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los representantes de la marca en Argentina. Hace unos días la justicia definió el caso y, finalmente, se ha autorizado a realizar la compra. Resta aún saber si se autorizará su utilización efectiva.una vez que estos artefactos formen parte de los pertrechos disponibles, sin embargo, ya hay polémica entre los especialistas e intelectuales llamativamente adictos a la desprotección ciudadana y férreos protectores del derecho de los delincuentes, contra quienes sostienen que este tipo de artefacto puede beneficiar y hacer más eficientes los protocolos de prevención del delito, entre otras cosas.

Por mi parte, ya he imaginado como podría ser el enfoque que los clásicos escribas de Pagina12 emanarán este fin de semana al respecto de este tema. Personajes como Horacio González, Ricardo Forster, Horacio Verbistky o Mempo Giardinelli seguramente trazarán un intento parabólico de parangonar la electricidad de esta pequeña arma de prevención, con las picanas de los torturadores de los años 70. Entiendo que podremos leer un intrincado y casi críptico artículo que, en alguno de sus párrafos, sugerirá lo siguiente:

"...Y las descargas eléctricas con las que congelaron las aspiraciones populares de nuestros mejores jóvenes en la década fatídica, hoy han vuelto a ser puestas en las manos de una derecha que se resiste al cambio. Las picanas de Videla ayer, casi como una cabriola del destino perfectamente pergeñada en las oscuras catacumbas del neoliberalismo, se ponen en las manos del macrismo hoy. Y contorneando el gargantuesco acto, la clase media aplaudirá el nuevo Malleus Maleficarum que dictará una justicia antipopular autorizando electrificar a los chicos como lo hacían con el fuego y las brujas en el medioevo. La clase media reeditará la vieja antinomia y el reaccionario ataque que surge del miedo. Una clase asustada que ayer golpeó los cuarteles es la que hoy pide las tasers, artefacto que porta un nombre cruzado por la irónica metáfora de la historia. Taser rememora el nombre de un robot bueno que hace justicia exterminando la maldad, quitando la otredad oscura de cabello duro y dientes manchados, purificando un pedigree de cabellos de oro que cubren caras de una falsa alegría disimulada con el brillo de una deslumbrante sonrisa de blanquecinos dientes. Taser es la perfecta emanación del típico guión de un tanque liberal cinematográfico empaquetado en lo más sofisticado del complejo hollywoodiano. Y así, una vez más, es la impúdica clase media que forja sus prejuicios estupidizada con guiones delicuenciales, la que jalará el gatillo de las descargas sobre las nuevas víctimas: inocentes "otros" de un sistema que no integra ni incluye; sino que oprime. Y mata..."

Y el lunes toda la progresía local compartirá el revelador escrito del oráculo de ocasión.

Usted se entró primero aquí.


sábado, 14 de marzo de 2015

Noam Chomsky en Argentina.


Noam Chomsky pasó por argentina y dejó una frase alarmante: ve a la humanidad "al borde del precipicio". Es lógico.

La humanidad está a muy poco de completar el proceso de interconexión global que comenzó -probablemente-, hace miles de años. En poco tiempo más no habrá un ser humano en el planeta que no esté, potencialmente, conectado con el resto de la humanidad en tiempo real (luego dependerá de cada uno qué posibilidades desarrollará con ese potencial ahí disponible y sobre la base de la capacidad de su descubrimiento en forma espontánea).

Como el señor Chomsky forma parte de esos espíritus serviles a formas de gobierno arcaicas y rígidas formas de pensar la organización humana -como el verticalista y digitado sistema socialista que parte desde las cabezas de supuestos intelectuales aptos para organizar a la humanidad en su búsqueda de igualdad y justicia, bajando hasta lo más llano para digitar las voluntades y posibilidades del último ser humano atado al organigrama-, ve, intuye que esa interconexión hará dificultosa la propaganda de Estado y la digitación completa de los parámetros que acostumbra a manejar. Intuye que ese avance inevitable de la humanidad -que hoy suele definirse con la mirada de la cibernética-, potenciará un beneficioso -y virtuoso- camino a la libertad individual. Mal que le pese.

Es por esto que el señor Chomsky cree que la humanidad está por dar "un salto al vacío". Y justifica su conclusión -como también es lógico en intelectuales de su corte-, elevando el grito de acusación señalando las injusticias de la guerra (proceso horrendo que ha existido desde que la humanidad es humanidad), por los riesgos del daño medioambiental -proceso similar al anterior hoy con muy buen posicionamiento de márketing político en las líneas de su ideología gracias a los nuevos formatos de interconexión -. Y, finalmente, para sellar su justificación de postura -ya seguro de haber hipnotizado a su público con esas altisonantes denuncias-, pone la frutilla del postre lingüístico que trae desde Estados Unidos acusando a los poderosos que están escondidos sin que los percibamos, haciéndonos daño, empobreciéndonos, atontándonos con fetiches lobotómicos con los cuales quedamos tarareando estupideces mientras nos chupan la sangre una y otra vez.

Y una vez más...

Una vez más el señor Chomsky viene a pegarnos el cachetazo adecuado para que despertemos de esa larga ensoñación a la que "los neoliberales" nos han empujado. Viene a quitarnos de encima esa máquina abstracta con la cual los malos nos brindan tranquilidad para succionar nuestras virtudes y dejarnos a merced de nuestras propias idioteces: Chomsky ha venido a correr el telón, a descubrirnos LA VERDAD.

Sí, pasó Noam Chomsky por Argentina y no podía haber disertado en otro lugar que no sea un recinto llamado Paco Urondo, en la Universidad de Buenos Aires. Y me ha dejado una pregunta.

¿Realmente vino a quitarnos las vendas y a despertarnos de un gran letargo? ¿O ha venido para apuntalar nuestro atontamiento?

jueves, 5 de marzo de 2015

Distancias.

¿Recuerdan cuando el ex-jefe de gobierno Anibal Ibarra había contratado un grupo de personas para que lo abracen, y quedó al descubierto ante las cámara de Telenoche por intermedio del periodista Daniel Malnatti? Por si no lo recuerdan, dejo aquí el vídeo.




El vídeo que he incorporado vino a mis recuerdos luego de ver la fotografía que al final de la nota dejo incorporada, en la misma se puede observar al Ministro de Economía, Axel Kicillof, requerido por la militancia en la última marcha organizada por el gobierno al que pertenece como cuadro técnico. Esa imagen de alguna manera me hizo retrotraer al bochornoso momento del ex-jefe de Gobierno Porteño Anibal Ibarra. Y me empujó a trazar las líneas que a continuación incorporo.

Nos golpea la imagen que deja un político caminando por la calle cuando descubrimos que ha contratado personas para ser abrazado, montando una escena de simulación con la cual se presenta querido, amado. Repugna el acto al percibir la verdad inmediata, y quien pretendía mostrarse querido, de repente se torna vil, mentiroso y hasta lo digerimos con cierta violencia. Nos indignamos. Cuando vimos a Anibal Ibarra llamar por teléfono a sus colaboradores para que dejen de enviar abrazadores pagos, parecía que estábamos adelante de un idiota completo a la vez que de un completo miserable.

Ahora bien; ¿No pasa exactamente lo mismo -aunque con una distancia que nos cambia la perspectiva- cuando vemos al Ministro de Economía requerido para el abrazo y la selfie por parte de personas que llegaron al lugar con medios de transporte promocionados y cuyos ingresos en gran parte dependen de la acción del Ministro que ha logrado quitar recursos de un lado para redistribuir hacia ellos por diferentes vías, diagramadas a consciencia y que forman un paga indirecta similar a la que nos indigna en el caso Ibarra cuando la vemos de cerca y a menor escala? ¿El subsidio, asignación o lo que fuere que reciben esas personas no es, de alguna manera, un pago indirecto que termina siendo contraprestado con una demostración de afecto un tanto más "natural" que la demostrada en el caso Ibarra?

Creo que es lo mismo. La diferencia pasa por la distancia conceptual con la cual podemos percibir ambos procesos. Uno más directo -Ibarra-, el otro más lejano -Kicillof-. Y no solo las distancias hacen su juego, sino también el cruce de necesidades que empujan a tales relaciones. Y en este sentido, hasta podría argumentar que la esencia que permea la relación Kicillof-militantes, es más tóxica que la de Ibarra-festejantes.