lunes, 11 de marzo de 2013

Santificado sea tu nombre, y hágase tu voluntad...



Finalmente han declarado el embalsamamiento del ex-presidente de Venezuela Hugo Chavez. Hemos asistido a un funeral que ha saciado las ansias de proximidad del líder con su pueblo y viceversa.

Luego de observar lo que ha sucedido en estos días, no puedo sino pedir que recuerden bien los posibles eventos que a continuación trazaré elucubrando, tomen nota de cada uno y verifiquen en los próximos meses –aunque también años- cual dé ellos se confirma.

En un par de años, o por ahí antes, el cadáver embalsamado de Chávez emanará lágrimas ante algún traspié electoral.

Aparecerá alguien con un recipiente indicando que en su contenido hay "sangre del comandante" que de tanto en tanto se licua.

Habrá imágenes en alguna sábana -que se alegará, fue utilizada por el mismísimo líder en sus últimos días- que mostrará su rostro benévolo y sufriente.

El comandante aparecerá en sueños indicando a alguien lo que "hay que hacer".

No faltará quien vea la forma de su boina en el entrevero de las manchas de humedad y los cascarones de alguna pared despintada.

Es probable que se lo observe entre las máculas de algún ventanal haciendo su clásico "V de victoria"; fraguado pictóricamente por el paso del tiempo, el polvo doméstico, la humedad de una lluvia y una mera casualidad. Aunque fielmente interpretado por el servidor hierofante que lo descubrirá en toda su divinidad.

Ahora, sin ofender me pregunto; ¿El catolicismo apostólico romano no tiene nada para explicar sobre este tipo de movimientos?

Es solo una pregunta, por favor, que nadie se sienta ofendido. Muchas gracias.