domingo, 10 de febrero de 2019

"Fuga de capitales" ¿encierro o conspiración?


¿Cuantas veces escuchaste hablar de "fuga de capitales" para acusar a quienes ponen a resguardo sus ahorros e inversiones como así también a quienes mejoran el rendimiento de sus carteras basándose en el movimiento de las mismas?

No pocas veces en nuestro medio se apela a ese estigma falaz para acusar económicamente a las personas y a las empresas de un delito que no cometieron. La pobreza suele ser la falsa prueba en la que se sustenta esa falsa acusación; "la fuga de capitales se paga con la pobreza del pueblo", nos dicen.

No olvidemos que solo en las cárceles la búsqueda de libertad queda interpretada como una fuga.

También encontramos quienes acostumbran utilizar este horrible formato de pensamiento cuando escuchamos hablar de "fuga de cerebros" (como si mantener cerebros en un corral fuera algo altruista!).

Partiendo nuevamente de recordar que toda fuga implica encierro, sería bueno preguntarnos qué implica para nuestra libertad que un grupo de prestidigitadores diseñen los términos institucionales por los cuales creceremos domesticados en la búsqueda por evitar "que nuestros cerebros se fuguen"; sin dudas un campo de concentración mental horripilante. Y esto no tiene categoría de correspondencia -en el sentido de diseño-, con un lugar donde se busca mantener las libertades individuales e institucionales económicas básicas para que se geste un desarrollo tal, que no solo no implique fuga, sino que también sea un punto de referencia de atracción. Esto último no es el resultado del diseño de una prisión, sino la lógica consecuencia de una secuencia libre.

¿Por qué los inversores ven en Estados Unidos uno de los lugares donde poner a resguardo sus inversiones y los científicos ven allí el lugar más importante para poder desarrollar y plasmar sus ideas? ¿Porque allí "hay más capacidad bélica y es la cárcel más cómoda" o porque allí están a resguardo sus libertades de decidir con independencia a la obligatoriedad burocrática de tener que cumplir?

Sería bueno que lo volvamos a pensar.

sábado, 2 de febrero de 2019

AMLO, México y lo modesto de una ambición mayor.

Asumió la presidencia de México Andrés Manuel López Obrador -amigo del eje bolivariano cubano- y ya comienzan los cambios simbólicos de sentido. Hace horas se ha puesto en duda la fecha del Gran Premio de México de Fórmula 1 a partir de 2020. La fecha 2019 ya está cubierta -el canon ya se pagó-. Observo con más detalle la noticia y veo que el argumento que esgrime Claudia Sheinbaum (Jefa de Gobierno de la Ciudad de México) informa que los 21 millones de dólares de canon que se paga para tener la fecha en el calendario (y que generalmente es por la vía de un préstamo que se le otorga a al país organizador), serán captados para al proyecto "Tren Maya". Un proyecto que pretende unir las principales ciudades de México.

Bueno, el objetivo de ese redireccionamiento presupuestario no es malo, claro está, de hecho, a golpe de vista parece tan bueno que cualquier persona sin conocimiento podría indicar que "es mejor destinar recursos en un tren para unir ciudades que en un Gran Premio de Fórmula 1". Veamos.

21 millones de dólares al año es una inversión insignificante para un proyecto ferroviario que pretende unir ciudades turísticas dentro de un país con 11 mil kilómetros de costa entre dos mares (8 mil kilómetros de costa en el pacífico y 3 mil en el Atlántico).
Sin embargo, es una inversión proporcionalmente muy fuerte y rentable en aras del beneficio que para el sector turístico empuja el hecho de mantener un Gran Premio de Fórmula 1 en su fecha anual a lo largo del tiempo. No es casual que Rusia renueva un canon de 54 millones de dólares por mantener su fecha en la ciudad de Sochi, Abu Dhabi 49, Singapur 49, Malasia 48 y que el Principado de Monaco esté exento.

Veremos si esto es el principio del declive de las ambiciones mayores mexicanas y el comienzo de resultados menores, o si continúan en el sendero de inserción global que, en este ítem, se habían propuesto como complemento a su paquete de marketing turístico internacional y la sofisticación de su oferta. 

Ah! lo olvidaba, y esperemos que de no hacerse el Gran Premio, las obras del Tren Maya finalmente se realicen!