jueves, 28 de enero de 2021

Hebe de Bonafini y la descomposición.

En las últimas horas, la Madre de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, volvió al ruedo con una nueva lucha, ahora es contra los evangelistas y, de paso, utilizó el envión para despotricar contra el ex presidente Mauricio Macri. Parece ser que dijo algo así: "Los evangelistas te pudren la cabeza como los macristas, son muy peligrosos". Una par de comentarios al respecto.

No tengo ningún problema con los evangelistas, no me obligan a financiarlos mediante mis impuestos, si vienen a mi puerta y les digo que no me interesa su propuesta, no me persiguen. Tampoco me señalan por la calle por no ser evangelista ni nada por el estilo. No voy a entrar en un dilema interreligioso porque tampoco me considero lo suficientemente comprometido con el catolicismo como para ponerme a criticar desde ese lugar al evangelismo (fui bautizado, hice catecismo, llegué a ser monaguillo pero hace décadas que no voy a misa). Lo que sí, observo, es que hay curas católicos que viven de mi trabajo, siendo más distante y borrosa la relación de transferencia entre mi trabajo y el ingreso de un pastor evangelista -por no decir nula-. Ahora bien, dicho esto ahora va la segunda y atañe a esta señora, en especial sobre eso de la pudrición de cabezas y peligros posibles (con algunas apostillas de obligatoriedades institucionalizadas).

Es llamativo que Hebe de Bonafini acuse de pudrición de cabezas a los evangelistas. Si hubo algo que distinguió el peregrinaje de Hebe de Bonafini en esta vida fue el hecho de pudrir cabezas, comenzando por la de sus hijos y finalizando por la institucionalización de su podredumbre. La pudrición que transfirió desde su seno materno empujó a la desaparición de dos de sus retoños, hecho que la catapultó a la fama política como portadora del sufrimiento adecuado para iniciar el reclamo "justo". Elementos con los que abrió las puertas a la circunstancia política adecuada para amplificar su capacidad de pudrición más allá de núcleo familiar. Y así sucedió.

Esta madre trunca no solo se dedicó a dar vueltas como en una calesita cada jueves en Plaza de Mayo, cubriendo su cabeza con un pañuelo blanco para llamar nuestra atención y dar el primer paso para desguarnecernos (nada mejor que el dolor y la conmiseración para abrir por completo la vulnerabilidad de los otros). De esta manera se fue apropiando de lugares de poder público que manipuló e hizo útiles para crear reglamentaciones como reaseguro para una pudrición forzada ante espíritus fuertes no fáciles de pudrir; una especie de vacuna de podredumbre.

Hoy prácticamente estamos obligados por ley a repetir los cuentos que esta gente recita como un mantra. Y no solo eso, sino hasta los protocolos para ponernos en pose para sollozar y recibir el título de "personas sensibles y comprometidas". No obstante eso, esta manipuladora atormentada aprovechó su avance para gestionar económicamente su posición, beneficiándose en cientos de millones de dólares con los cuales financió sus instituciones para "educar" a la gente (educar es una forma de decir, puesto que esa letrina que es la "Universidad de las Madres" se dedica a adoctrinar en el relato más arriba esbozado). Y todo ese financiamiento, absolutamente todo, pagado por vos y por mi. Dicho sea de paso, también hay causas en la justicia por cientos de millones de dólares que esta señora aún no explica a donde fueron a parar.

Esta mujer es todo lo que está mal y de alguna manera la hemos certificado como todo lo que está bien. Es así como avanzó esta verdadera putrefacción: Hebe de Bonafini ha sido a lo largo de su vida no más que una boletera de tren fantasma que posó de importante inventando una aureola de pureza por su condición de madre de desaparecidos (tapando siempre su responsabilidad en tal circunstancia). Una señora de una humanidad execrable que a partir de un dolor politizado institucionalizó la transferencia de su basura mental. Algo que solo en sociedades muy hipócritas y miserables se manifiesta posible y persistente en el tiempo como con ella ha sucedido en Argentina.

Hebe de Bonafini ES LA PUDRICIÓN MISMA, por eso ve pudrición por todos lados. No lo olviden.

martes, 19 de enero de 2021

Crisis, escasez y "neoliberalismo".

Hace semanas que en Argentina las fotografías de góndolas vacías de productos comienza a ser moneda corriente en las redes y plataformas informativas. Todo parece indicar que estamos ante un proceso de escasez en ciernes. Esperemos que esta situación pueda ser neutralizada y no llegue a la población de manera generalizada, manifestándose en forma cruda. Sin embargo, en caso de que esto suceda, debo pedirle al lector de esta entrada un par de favores acompañados de algunos comentarios: 

De suceder efectivamente ese proceso de escasez generalizada y, cada vez que el lector vaya a un hipermercado, super de barrio o mercadito de esquina y no logren conseguir ni siquiera papel higiénico, SOLICITO TENER A BIEN NO AGARRÁRSELA CON LOS LIBERALES (ni clásicos ni en su versión "neo") porque nada tendrá que ver el liberalismo o el "neoliberalismo" con sufrimiento alguno ante esa situación de escasez generalizada. 

Solicito, también, que ni se les ocurra pensar en una estupidez (que suele volver al ruedo ante cada crisis) divulgada a partir de un trabajo de Naomi Klein y que hemos conocido como "La Doctrina del Shock (que se repite en los ambientes de comunicación social en forma de cotorrerío). Esa teoría que sostiene qué, a partir de una gran crisis -muchas veces generada a propósito- los liberales y "los neoliberales" aprovechan para promover políticas de ajuste que dejan a la gente sufriendo. Por favor, ni se les ocurra repetir esa estupidez porque, les cuento, lo que sucede es precisamente al revés. 

Es porque la gente está sufriendo que aceptan -a regañadientes- las políticas que siempre despreciaron, tal como lo hace un perro malo que gruñendo acepta al desconocido que viene a curarle una herida. Es porque en ese momento perciben claramente cuál es la acción que conviene ante esa encrucijada, que permiten una ayuda que nunca antes debieron despreciar; las políticas liberales. 

Son las políticas liberales las que sacan a la gente de ese lugar a partir de esa aceptación. Pero la mayor parte de la gente no logra captar el lugar de la fuente de su salvación y dónde están quienes han acudido en su ayuda porque, como al liberalismo no le interesa hacer política con su acción justa ni está formado por cuadros que se alimentan de la adulación sino por ciudadanía civil cabal y consciente de su rol, SE ADMINISTRA DE MANERA EFICIENTE Y YA. 

Eso abre un hueco para la política de la adulación (que está siempre expectante). 

Aquella noble conducta liberal deja un espacio vacío que se va llenando con una parafernalia de parasitismo intelectual enquistado en -y apuntalado por- el financiamiento público. Toda vez que la administración correcta va haciendo que la crisis sea superada y todo mejora, se olvida el sufrimiento y esos espacios mencionados se ocupan con ejércitos de traductores políticos que se abocan a estigmatizar las causas de la mejoría: o sea, todo lo que huela a liberalismo. Y lo hacen porque son conscientes qué, de no hacerlo, quedarán sin nada y deberán ir por una vida en igualdad de condiciones al resto. Pero, al tener conciencia plena de sus limitaciones se dedican a estas traducciones politizadas para desplazar voluntades y vivir más allá de sus posibilidades reales. Y de esta manera se generan las condiciones para el devenir de una nueva crisis, PORQUE UNA SOCIEDAD PARASITARIA NO PUEDE MANTENER EN EL TIEMPO CONDICIONES DE BIENESTAR; tarde o temprano la falta de producción se manifiesta en forma de escasez. Es inexorable.

Así que por favor, le pido al lector una última cosa; cuando vuelva a observar abundancia en sus góndolas y perciba justicia en sus instituciones, no se vuelvas a equivocar a la hora de mirar donde estuvo la fuente de esas satisfacciones. Gracias.

miércoles, 13 de enero de 2021

La mesa de los argentinos está llena de góndolas vacías.

Fui repositor en Carrefour y recuerdo que los jefes, a las 21.45 (15 minutos antes del cierre) pasaban por las góndolas golpeando como quien golpea una bolsa de boxeo -en las góndolas de packs de leche "larga vida"- y empujando con la palma de la mano hacia el fondo en las de lácteos fríos; postres, yogurts, quesos untables y demás. ¿El motivo? Las góndolas debían estar completamente cargadas, no "frenteadas".

La técnica del frenteo se utiliza bastante cuando no hay stock suficiente o cuando el repositor quiere descansar, consiste en tirar hacia adelante la mercadería en tres hileras y simular una góndola llena; es como una especie de escenografía. Sin embargo esto trae problemas con el compañero del turno siguiente (que deberá correr como un atleta para llenar la góndola si el frenteo es a dos hileras, de lo contrario rápidamente aparecen los agujeros y las góndolas parecen destruidas a los pocos minutos de apertura de ventas, tirando al traste la imagen del hipermercado). Entonces, cuando un jefe pasaba golpeando y si la góndola no estaba llena, quedaba destruida como si hubiera sucedido un bombardeo.

Recuerdo un día que pasé por mi pasillo de reposición dirigiéndome desde el depósito al vestuario al momento del cierre, iba a darle la última mirada mientras caminaba a prepararme para ir casa, debía cruzar el hiper y eran las 21.55, supe que ese domingo iba a ser muy difícil terminar con góndola completa para la noche, había frenteado a 4 hileras porque al otro día era lunes de segunda quincena y sabíamos que no iba a haber demanda intensa a la mañana siguiente (tenía arreglado con "el Águila" -así le decíamos a mi compañero de la mañana- que él cargaría el resto pero que le dejaría frenteo a 4 hileras y no a tres o a dos). Pero resultó ser que, 21.55, veo mi góndola y tenía todo tirado; parecía Irak en plena bombardeo. Mi jefe había pasado golpeando todos los frentes y éstos se destruyeron al no estar llenos. Como debía dejar la góndola en perfecto estado porque de lo contrario me despedían -y no me podía dar el lujo de perder ese trabajo-, me quedé hasta las 24 horas cargando el faltante y acomodando todo. Como un dato de color recuerdo que había compañeros que eran entre un poco vagos y un poco pícaros que hasta se atrevían a desafiar a los jefes y a sus propios compañeros, llegando al extremo de frentear a una hilera. Sin embargo uno miraba la góndola y parecía completamente llena, aunque a los 15 minutos de la apertura siguiente pasaban a ser un desastre (solía haber peleas en el estacionamiento con empleados de diferentes turnos por estas conductas), aunque cuando se los descubría ERA MOTIVO DE DESPIDO SIN MIRAMIENTOS.

No se concebía una góndola vacía, era una tragedia inadmisible. Eran "los malditos" y "neoliberales" años noventa...

Bueno, dejo la imagen de una góndola hoy, en Carrefour...

No más palabras.


domingo, 10 de enero de 2021

Sin regulación, hay libertad de expresión.

El cierre de las cuentas a Donald Trump ha abierto el gran debate en torno a quién regula la libertad de expresión. Pero también abre el debate -y sería digno que lo abra- sobre si en efecto hay que regularla o no (soy de los que piensa que al ser regulada no hay libertad, por lo tanto la regulación no debiera existir). Resta saber si Trump empujó a esto de manera premeditada o no (no lo tomen por zonzo o por loco porque no se es empresario multimillonario siendo un idiota o no teniendo parámetros posibles de los resultados de tu próximo paso). 

En el caso Trump comienza a analizarse si las plataformas privadas con un supuesto sesgo mercantil y arbitrario no están violando la libertad de expresión y tomando el rol de regulación sobrepasando la potestad del sector público apoyándose en el derecho de propiedad. Esto indigna a los analistas de medios que, sabemos, adoran al estado y abominan del mercado. Pero también indigna a quienes están en la vereda contraria, porque observan de manera cruda que el arbitrio de corporaciones nacidas bajo la lógica de mercado muestran que también censuran -y de manera oscura- la libertad de expresarse tan declamada; para los primeros es la corporación capitalista tomando las riendas del decir, para los segundos es cierto socialismo enquistado en las nuevas plataformas atentando contra la libertad. 

Bien, par quien escribe es el inicio del crujir del estado en términos de su retraso institucional respecto de la velocidad de cambio cibernético al que marcha la humanidad. El estado y la capacidad burocrática de "regular el debate público" es algo que se encamina a la obsolescencia. De la misma manera que las corporaciones y su capacidad de ajustar el decir marchan hacia el mismo destino bajo la lógica pura de la competencia. Seguramente habrá embates y controles creativos (desde China pueden estar empujando a nuevas formas que desde lo que se conoce como "occidente" podrán tomarse) pero atrás de estas aparecerán respuestas en forma de más competencia y no habrá burocracia pública o regulación de mercado posible con que se pueda regular o reequilibrar el decir y el pensar.

Todo el desarrollo de los procesos eleccionarios serán manipulados cada vez más por las reminiscencias de estos reguladores que irán guareciéndose en esos lugares para mantener los últimos nichos de poder, lo estamos viendo. Hasta que llegará el momento en que hasta el formato tradicional del proceso eleccionario mismo (como proceso de legitimación institucional) se tornará también en un estamento completamente obsoleto y se manifestará como tal de manera clara y cruda ante nuestros ojos (elegir una persona en un puesto presidencial será prácticamente algo chistoso en unos años más, y lo mismo sucederá con la burocracia concomitante). 

Llama la atención el retraso cognitivo que hay en los especialistas en comunicación de nuestro medio local en torno a esto, se están quedando en la chiquita de "estado vs mercado" y se están perdiendo todo lo demás, que es la arena en donde se está desarrollando este innovador e interesantísimo proceso. 

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Lo que dice el posteo del fundador de Parler, John Matze, que dejo en la imagen, es lo siguiente: "El domingo (mañana) a la medianoche, Amazon cerrará todos nuestros servidores en un intento de eliminar por completo la libertad de expresión de Internet. Existe la posibilidad de que Parler no esté disponible en Internet hasta por una semana mientras nos reconstruimos desde cero. Estamos preparados para eventos como estos porque nos basamos en construir nuestros propios productos bare metal y nuestra infraestructura no depende de la propiedad patentada de Amazon. Haremos todo lo posible para cambiarnos a un nuevo proveedor ahora mismo, ya que tenemos muchos compitiendo por nuestro negocio, sin embargo, Amazon, Google y Apple lo hicieron a propósito como un esfuerzo coordinado, sabiendo que nuestras limitaciones e infligiendo el mayor daño como sea posible al Presidente Trump al banearlo de las plataformas tecnológicas. Este fue un ataque coordinado por los gigantes tecnológicos para acabar con la competencia en el mercado. Fuimos exitosos demasiado rápido. Pueden esperar que la guerra contra la competencia y la libertad de expresión continuará, pero no nos descarten."

viernes, 8 de enero de 2021

Empatía social y empatía de clase; nuevas muletillas de buenos para nada.

Últimamente he recibido algunos retos de colegas y amigos cada vez que critico el concepto de "empatía social" y "empatía de clase", suelen señalarme indicando que soy "un insensible". Pues bien, les he contestado que es precisamente todo lo contrario. Cuando critico esas palabras (que hoy parecen slogans) doy por sentado que ya no se pone en tela de juicio el rol de la función pública o privada en términos de apoyo hacia personas que, por diversas circunstancias, están en condición de vulnerabilidad. Es correcto que quienes están en esa situación obtengan asistencia y "empatía". Sin embargo lo más importante para efectivizar el fruto de esa sensible mirada es la Ley, la Constitución y el Derecho, no la empatía en sí. Cuidado con repetir mucho eso de "la empatía" y olvidar esas tres categorías mencionadas, porque podemos terminar condenando a las personas que requieren y necesitan de nuestra asistencia, a quedar sin protección, sin ley y sin derechos y solo expuestas a "nuestra mirada empática". Y eso puede decantar en una especie de sublimación snob parada en una supuesta bondad propia que no es más que una pose (como ya parece estar sucediendo). 

Cuando critico a quienes piden empatía cada dos frases, me refiero al tipo de personas que a continuación describo:

Apunto a personas que EXIGEN empatía para sí y para otras -generalmente parte de un colectivo cerrado o levemente ampliado- y no sufren ninguna desventaja objetiva como para sustentar tal exigencia. Siendo además las primeras en descalificar al resto cuando no se cumplen sus caprichos.

Me refiero a personas que, por caso, NO EXIGEN EMPATÍA para con un venezolano que vino con una mano atrás y otra adelante y fue asaltado mientras trabajaba con su bicicleta entregándole a deshoras la cerveza que consumen. 

Me refiero a esas personas que EXIGEN EMPATÍA pero estudian y no pagan por sus estudios, viven en un departamento financiado por papá y mama, meten dos materias al año -con suerte- y detestan los principios con los cuales papá y mamá consiguen los recursos para bancarlos.

Me refiero a quienes odian el trabajo por considerarlo una categoría "burguesa" y por lo único que mueven sus capacidades es para ir a manifestaciones y jornadas que van desde la celebración del aniversario de la revolución cubana hasta "jornadas de reflexión del mayo francés".

En definitiva, me refiero a esa gente que usando la palabra "empatía" cada dos frases y teniéndolo todo a su alcance portando la capacidad plena de sus funciones, producen menos que quienes deben desarrollar su vida sentados en una silla de ruedas y que de hecho producen más.



viernes, 1 de enero de 2021

El nauseabundo perfume de la libertad de expresión.


Hace 10 años Revista Barcelona (una letrina que tapa su hedor con el perfume de la sátira y se cubre bajo el concepto de "derecho a la libertad de expresión") hizo una contratapa direccionada a desprestigiar a Cecilia Pando y todo lo que representaba su reclamo. La tapa generó polémica por lo que ella contenía más allá de "lo satírico" (apelativo pueril que se utiliza como defensa ante la acusación de bullying).

En 2010 Cecilia Pando inició una acción legal y en 2017 la Sala D de la Cámara Civil confirmó el fallo en primera instancia contra la Revista Barcelona, imponiéndole una indemnización de 70 mil pesos. En aquel momento ese fallo generó el horror en el universo periodístico que se autopercibe "comprometido con lo social". Ingrid Beck, la Directora de la Revista, sostuvo: "más allá de diferencias políticas o ideológicas, este fallo vuelve a sentar un pésimo precedente para la libertad de expresión en el país”. En tanto que Martín Becerra, otro militantes camuflado de objetividad disfrazando sus posturas tras el ropaje de cierta conceptualización analítica, declaró; “con asombrosas contradicciones argumentales y una resolución divorciada de los fundamentos invocados, la Cámara de Apelaciones recorta con esta decisión los márgenes del ejercicio de la sátira y la crítica corrosiva sobre el accionar público de figuras públicas”.

Tanto fue el cántaro a la fuente que la semana pasada la Corte Suprema, priorizando el derecho a la libertad de expresión, revocó aquella condena por daños y perjuicios contra Revista Barcelona.

Bien, ante esto entonces dejo una humilde recomendación para quienes, aún horrorizados por aquella tapa, pueden llegar a coquetear con el argumento que versa sobre "el marxismo cultural y el triunfo de la izquierda gramsciana en las instituciones". Sugiero no ponerse a llorar acusaciones y comenzar a actuar golpe por golpe. La cosa es más sencilla; trabajar con las mismas herramientas pero en sentido contrario.

Hay que ir a los límites y probar los extremos analíticos de eso que nos venden como "sátira". Un buen intento sería armar una imagen como la que se hizo de Cecilia Pando pero, por caso, con Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto o Taty Almeida en ella (aunque en lugar de cuerpos contorneados bien podría utilizarse imágenes de pasas de uva o flores marchitas como para asegurar el golpe de efecto). Con ello se podría chequear el horror en la vereda de enfrente y probar hasta donde llegan los límites formales de eso que llaman "libertad de expresión" ¿Recuerdan el horror que generó la tapa de Cristina Fernández de Kirchner masturbándose con el poder? 

Seguramente a partir de esa respuesta comenzarán los llantos del tipo "no profundizar la grieta". Ya lo verán...

(dejo con esta entrada aquella contratapa, la cual tapé con el logo de la revista porque las normas comunitarias de las plataformas no me permiten colgar la contratapa original y en la parte inferior contrasté con las tres mujeres mencionadas)