domingo, 10 de enero de 2021

Sin regulación, hay libertad de expresión.

El cierre de las cuentas a Donald Trump ha abierto el gran debate en torno a quién regula la libertad de expresión. Pero también abre el debate -y sería digno que lo abra- sobre si en efecto hay que regularla o no (soy de los que piensa que al ser regulada no hay libertad, por lo tanto la regulación no debiera existir). Resta saber si Trump empujó a esto de manera premeditada o no (no lo tomen por zonzo o por loco porque no se es empresario multimillonario siendo un idiota o no teniendo parámetros posibles de los resultados de tu próximo paso). 

En el caso Trump comienza a analizarse si las plataformas privadas con un supuesto sesgo mercantil y arbitrario no están violando la libertad de expresión y tomando el rol de regulación sobrepasando la potestad del sector público apoyándose en el derecho de propiedad. Esto indigna a los analistas de medios que, sabemos, adoran al estado y abominan del mercado. Pero también indigna a quienes están en la vereda contraria, porque observan de manera cruda que el arbitrio de corporaciones nacidas bajo la lógica de mercado muestran que también censuran -y de manera oscura- la libertad de expresarse tan declamada; para los primeros es la corporación capitalista tomando las riendas del decir, para los segundos es cierto socialismo enquistado en las nuevas plataformas atentando contra la libertad. 

Bien, par quien escribe es el inicio del crujir del estado en términos de su retraso institucional respecto de la velocidad de cambio cibernético al que marcha la humanidad. El estado y la capacidad burocrática de "regular el debate público" es algo que se encamina a la obsolescencia. De la misma manera que las corporaciones y su capacidad de ajustar el decir marchan hacia el mismo destino bajo la lógica pura de la competencia. Seguramente habrá embates y controles creativos (desde China pueden estar empujando a nuevas formas que desde lo que se conoce como "occidente" podrán tomarse) pero atrás de estas aparecerán respuestas en forma de más competencia y no habrá burocracia pública o regulación de mercado posible con que se pueda regular o reequilibrar el decir y el pensar.

Todo el desarrollo de los procesos eleccionarios serán manipulados cada vez más por las reminiscencias de estos reguladores que irán guareciéndose en esos lugares para mantener los últimos nichos de poder, lo estamos viendo. Hasta que llegará el momento en que hasta el formato tradicional del proceso eleccionario mismo (como proceso de legitimación institucional) se tornará también en un estamento completamente obsoleto y se manifestará como tal de manera clara y cruda ante nuestros ojos (elegir una persona en un puesto presidencial será prácticamente algo chistoso en unos años más, y lo mismo sucederá con la burocracia concomitante). 

Llama la atención el retraso cognitivo que hay en los especialistas en comunicación de nuestro medio local en torno a esto, se están quedando en la chiquita de "estado vs mercado" y se están perdiendo todo lo demás, que es la arena en donde se está desarrollando este innovador e interesantísimo proceso. 

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Lo que dice el posteo del fundador de Parler, John Matze, que dejo en la imagen, es lo siguiente: "El domingo (mañana) a la medianoche, Amazon cerrará todos nuestros servidores en un intento de eliminar por completo la libertad de expresión de Internet. Existe la posibilidad de que Parler no esté disponible en Internet hasta por una semana mientras nos reconstruimos desde cero. Estamos preparados para eventos como estos porque nos basamos en construir nuestros propios productos bare metal y nuestra infraestructura no depende de la propiedad patentada de Amazon. Haremos todo lo posible para cambiarnos a un nuevo proveedor ahora mismo, ya que tenemos muchos compitiendo por nuestro negocio, sin embargo, Amazon, Google y Apple lo hicieron a propósito como un esfuerzo coordinado, sabiendo que nuestras limitaciones e infligiendo el mayor daño como sea posible al Presidente Trump al banearlo de las plataformas tecnológicas. Este fue un ataque coordinado por los gigantes tecnológicos para acabar con la competencia en el mercado. Fuimos exitosos demasiado rápido. Pueden esperar que la guerra contra la competencia y la libertad de expresión continuará, pero no nos descarten."

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