domingo, 20 de septiembre de 2020

Perspectiva de género en Argentina; ¿Solo un slogan político o una verdadera revolución en ciernes?


La Revolución rusa se dio durante el primer tercio del siglo XX y significó el intento de cambiar institucionalmente la forma de organización de la producción humana desconociendo lo que creían, eran "los principios burgueses" mediante los cuales se daba el proceso de "explotación capitalista": La Revolución Rusa significó entonces el intento por dar forma definitiva a la toma del poder y control de "las fuerzas productivas de la humanidad en manos del proletariado". Como todos sabemos, eso nunca se dio y fue un experimento que salió mal, muy mal. 

China intentó lo mismo promediando el Siglo XX pero desde otra perspectiva (hasta que advirtieron que esa ficción que miraban los rusos los ralentizaba). Así, cuando dejaron de pensar en aquellas categorías comenzaron a avanzar. Cuba quedó estancada allí, en la década de 1950 del siglo pasado, aunque sobrevive a duras penas succionando recursos de las cadenas hoteleras internacionales a las cuales entregan, en nombre de la revolución y la lucha contra la explotación capitalista, las mejores partes de su geografía para que utilicen como enclaves mineros a cielo abierto en el sector turístico a precios salariales de explotación (vaya paradoja).

También, promediando el siglo XX, Corea se dividió en dos; del Norte -comunista- y del Sur -capitalista-. Ya todos sabemos los resultados de esa experiencia y no hace falta mayor explicación (seguramente gran parte de los lectores lo están haciendo desde un Samsung producido y diseñado en Corea del Sur). Podría mencionar la experiencia de "las dos Alemanias": la capitalista República Federal Alemana (RFA) y la sovietista República Democrática Alemana (RDA), pero sería extender demasiado el posteo por algo que, nuevamente, conocemos cómo terminó; los comunistas construyeron -para delimitar su parte de Berlín- un muro para evitar que su pueblo huya hacia el lado capitalista, transformando a esa parte de la ciudad en la primera y más grande experiencia carcelaria a cielo abierto de Europa. Y también tenemos a Venezuela como triste experiencia durante el tramo final del siglo XX, fenecida como tal a inicios del siglo XXI. 

Pero: ¿Por qué tanto preámbulo para este escrito sobre Argentina?

Porque todo parece indicar que durante el primer tercio del siglo XXI Argentina será vanguardia en un nuevo proceso revolucionario que marcará las pulsaciones del siglo tal vez como la Revolución rusa lo hizo durante el siglo XX. Esta vez no se trata de ese error empujado por el espejismo de creer que hay una explotación de malos burgueses contra buenos proletarios (error que terminó por poner a los rusos a derrochar energías luchando contra molinos de viento y creando categorías infértiles); esta vez se trata de la lucha de género. Y en este sentido me permito preguntar: ¿Es hoy Argentina la Rusia del 17 cuando muestra en su presupuesto que destinará el 3,4 % del Producto Bruto Interno a programas con perspectiva de género y que tal suma cuadruplica el gasto en Defensa y Seguridad y es 10 veces superior al presupuesto del Poder Judicial


El objetivo es altruista (como el que persigue toda revolución política), aunque el camino par alcanzarlo no parece ser el mejor (como sucede en toda revolución política). Y Argentina no es un imperio como lo era la Rusia zarista del 17 sino solo un marginal país que pululó entre el 0,5% y el 1,5% de aporte al PIB mundial durante los últimos 50 años. Y aquí la especulación: ¿Qué cree el lector? ¿Tendremos (en términos de "revolución de genero") una influencia política global como tuvo la Unión Soviética sobre el sistema mundial durante el siglo XX? ¿Terminaremos siendo simbólicamente fuertes pero realmente intrascendentes cubriendo con algunas mujeres los mejores puestos públicos y privados en tanto que el resto de ellas quedarán sometidas en sus domicilios (confirmando una vez más la misma contradicción entre anhelos y alcances reales al cual llegaron todas las revoluciones de izquierda hasta hoy)? ¿O solo permaneceremos latiendo entregados al pulso de la caridad internacional y la explotación emulando el triste ejemplo que nos da Cuba desde hace 50 años?

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