domingo, 14 de febrero de 2016

Artistas militantes. Distractores camuflados.


Ellos están convencidos que su misión es “hacerte pensar”, consideran que están en los escalones superiores de la escalera de la vida que todos inexorablemente debemos afrontar. Y ahí están en el escenario, nutriéndose de esas multitudes que consideran maleables luego de una vida especializándose en trabajar sus puntos sensibles provocando llantos, risas, melancolía, dolor, desasosiego, éxtasis y exaltación. Y hoy intentan engañarte mediante la ficción de una alegría actuada para provocarte una ira controlada.

Esta gente que se siente más importante que vos y con más derechos -puesto que creen que son la parte más brillante de la sociedad-, hasta hace poco te sugería a quién tenías que votar. Y era una sugerencia que poseía un claro carácter obligatorio. Esta gente apoyaba programas cuyas ediciones creaban mentiras para impulsar el escarnio sociopolítico de quienes no pensaban como ellos. Esta gente apoya abiertamente gobiernos como el de Venezuela y Cuba. Esta gente nunca se manifestó públicamente por el esclarecimiento de la muerte de un Fiscal de la Nación. Esta gente tampoco organizó festivales por las víctimas de la desidia de Once, ni de los muertos de Diciembre de 2012, 2013 y 2014. Esta gente hizo silencio por la muerte de militantes que no son de sus filas. Esta gente se entregó por completo a un gobierno que utilizó todo el aparato estatal para su beneficio. Esta gente se mofó de un padre que pedía justicia por el secuestro seguido de muerte de su hijo, y utilizó todos sus recursos artísticos para recrear una ironía montada en el apodo de "ingeniero" del padre desdichado (cuando éste no lo era y lo llamaban así sus empleados) elevándola a categoría mediática para desviar el foco del justo reclamo por la inseguridad imperante.

Hoy esta gente se juntó toda en un parque. Y en el final del encuentro -al que apodaron "de la alegría”-, aplaudieron y se extasiaron escuchando las clásicas melodías del idílico artista que los convocó; Fito Páez. Y es bueno recordarte que ese artista te dijo que le generabas asco por no haber votado a quien él consideraba, DEBÍAS VOTAR.

Todos ellos hoy se han enmascarado para su gran función popular. Todos se camuflaron de alegres y libres para configurar su gran actuación. La función que necesitan para seguir siendo los miserables distractores que utilizan los gobiernos autoritarios y por los cuales siempre, pero siempre, ofrecen una gran compensación: el pago que ellos consideran justo dado el peldaño qué, creen, ocupan en la escalera de la vida; siempre muy por encima del tuyo -y del mío-. Cuando los mires nuevamente no lo olvides, el destino máximo al que te pueden llevar estas personas es al inexorable inmovilismo que significa que los sigas mirando desde abajo, y no que pienses por vos mismo para poder estar un poco más arriba. Cuba y Venezuela son su meca. No lo olvides.



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