martes, 14 de abril de 2020

El contraataque de Cristina.



La ex Presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, pasa a la fase B del desarrollo del plan que desde Cuba vienen ejecutando (no olviden en este punto la innumerable cantidad de viajes que ha realizado en los últimos dos años con la excusa de la salud de su hija). Ha comenzado el contraataque presionando a la Suprema Corte para que de vía libre a las sesiones con las cuales pretenderá dar comienzo al proceso de expropiación de riqueza por fases.

Antes de comenzar a despotricar contra Cristina y su gente es importante no olvidar ciertos detalles no menores. Si todo esto finalmente sale como el kirchnerismo lo prevé, avanzarán nuevamente hasta donde puedan empujando hasta donde se los deje y, si no encuentran freno con un rigor suficiente y justo, sabemos que van por todo. Por eso continuar insultando a Cristina, el kirchnerismo, el albertismo o lo que fuere, es esquivar el bulto. Sería deseable ahora más que nunca concentrar nuestra mirada en el grado de obsecuencia vil presente en todo el arco político argentino, que hizo que por dos años esta señora volara a La Habana a gusto y antojo como quien va a dar un paseo de fin de semana, y todo en medio de un proceso judicial que, supuestamente, la tenía con las pruebas suficientes como para haber estado presa. Y también la culpa es de esa misma vil obsecuencia que hizo que la posición políticamente correcta sobre lo que pasaba con Florencia Kirchner nos hacía decir "no seamos duros, es una mujer que está sufriendo y seguramente no la debe estar pasando bien en Cuba". Cuando sabemos que eso tiene la misma credibilidad que un relato de alienígenas.

Esta gente siempre se escudó atrás de dolores para avanzar sin contrapuntos. Y siempre llegamos tarde a advertir sus lágrimas de cocodrilo; no olviden que captamos que 30 mil no era más que un slogan cuando ya de nada servía captarlo como tal, puesto que ya lo habían utilizado para vendernos sueños compartidos, miles de subsidios fantasma, decenas de miles de puestos públicos y un posicionamiento burocrático con el cual se han enquistado como un cáncer en el poder público. Y lo captamos tarde porque toda vez que alguien quiso gritarlo a tiempo fue silenciado por un gran dedo acusador conformado por TODO EL ARCO POLÍTICO que no dudó en atacar al mensajero con todo tipo de apelativos y amenazas.

Esperemos hoy estar a la altura de las circunstancias y que alguien sea capaz de ponerle un freno a tiempo, aunque creo que ahora, también, ya es demasiado tarde.

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