martes, 13 de enero de 2015

¿Tampónes o Intelectuales?

"¿Idea o materia?" Probablemente esa sea la pregunta que sintetiza el pensamiento filosófico fundamental occidental. Desde ella se han construido los cimientos conceptuales que dieron forma luego, a los grandes edificios del conocimiento de los últimos dos mil quinientos años. El kirchnerismo, como no podía ser menos, ha aportado lo suyo en este desarrollo.

Movimiento con un arraigado empecinamiento ideológico, ha contribuido a deconstruir el constructo histórico que ellos siempre han denunciado en tanto género, a saber: La historia de una "humanidad machista"; y así, han hecho una cruzada a favor de la mujer. Su líder no expresa jamás discurso alguno sin mencionar el saludo clásico "todos y todas". La discusión de género ha sido primordial para este particular movimiento, se ha incorporado la figura del femicidio, se han hecho ingentes esfuerzos para impulsar cupos femeninos en las relaciones laborales (aunque no han advertido que esa particular batalla discrimina al género negativamente, pero sería para otro escrito) y tenemos una larga lista de voluntades ideológicas para con la mujer. Sin embargo, han olvidado la otra parte de la historia del pensamiento occidental, la materia.

A esa mujer que se la saluda en femenino, a esa mujer que se la ayuda en la jurisprudencia, a esa mujer que se la ajusta a simetría masculina en el lecho de Procusto laboral kirchnerista, la han dejado sin nada una semana al mes.

En tanto materia, no hay nada más diferenciador entre hombres y mujeres que la menstruación. Sin embargo, el kirchnerismo -tan comprometido con las mujeres y tan díscolo con la feminidad-, las ha dejado sin lo que es, probablemente, la creación material más generosa que ha dado la humanidad para con ellas. No olvidemos que no hace tanto tiempo las mujeres debían encerrarse 5 días al mes so pena de ser señaladas impuras. Hasta la aparición de esa gran solución en forma de algodón supercompacto, las mujeres en estado de menstruación se veían prácticamente imposibilitadas de disfrutar de una tarde en un club, una pileta, un día de campo o cualquier actividad alejada de un entorno de encierro. El tampón, materialmente, ha hecho más por eso que llaman “igualdad de género” que miles de libros escritos por insufribles y ególatras intelectuales comprometidos.

Y el kirchnerismo, tan amigo de la mujer pero tan enemigo de la feminidad. Tan amigo de las ideologías pero tan enemigo de la materia, ha empujado a la parte más libre y femenina de nuestras mujeres al encierro del medioevo. Eso sí, al revolucionario grito de “todos y todas”.




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