sábado, 8 de mayo de 2010

Superando el miedo II

Dado que pudo no haber sido comprendida la intencion de una frase al respecto de las palabras de Aliverti, he de aclarar algunos puntos. En la anterior entrada he indicado lo siguiente; “el silencio de los inocentes, conlleva en si mismo un culpable silenciamiento” -al respecto de la intervención de Eduardo Aliverti en la entrega de los citados premios-.

Para que no se comprenda como una defensa a Luis Majul y los personajes que hipotéticamente estarían enfrentados ética y filosóficamente al periodismo “comprometido”, un breve punteo al respecto.


Los que conforman todo esta puesta en escena de tropelías y desencuentros FORMAN PARTE DE LA MISMA E INFLADA BOLSA DE GATOS MEDIATICA.

Que nuestra tragedia de desaparición y sustracción de personas NO PERMITE POSIBILIDAD ALGUNA DE GUIONAR UNA DISPUTA DE DOS BANDOS PARA ALIMENTAR A LOS SHOWS DE ENTRETENIMIENTO TELEVISIVO NOCTURNO.

Que tanto Aliverti como Majul ESTAN ALIMENTANDO UN MONSTRUO QUE DA VIDA A LO MEJOR DE LA TINELLIZACION DE LA POLITICA.

Que en el discurrir de la pauperización de los conceptos que ese show alimenta, se alimenta en paralelo la herramienta para que un grupo de inescrupulosos tengan la posibilidad de cercenar cualquier reclamo del presente.

Finalmente culmino con la siguiente reflexión, acompañada de una obra de arte de la palabra de Rainer Maria Rilke, espero que todo pueda quedar más claro ahora.

Mi miedo es el siguiente; ME ATERRORIZA PENSAR EN EL PODER POTENCIAL DE SILENCIAMIENTO QUE LLEVA INMANENTE LA POSIBILIDAD DE QUE UN GRUPO DE INESCRUPULOSOS, UTILICE EL SUFRIMIENTO DE UNA GENERACION PARA CERCENAR POSIBLES RECLAMOS DE LAS VENIDERAS, PROVOCANDO -COMO DIRÍA A SMITH- UNA CONTRANATURAL ATENCIÓN OBSTÉTRICA PARA NUESTRO FUTURO.

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¡Oh!, éste es animal que no existe.
Ellos no lo sabían pero en todo caso les agradaba
su porte, su traza, su cuello,
hasta la luz de su silenciosa mirada.

Ciertamente no existía. Pero, como ellos lo amaban,
Llegó a ser un animal puro. Ellos siempre le dejaronespacio.
Y en el espacio claro y libre
irguióse suavemente su cabeza y apenas necesitaba

ser. No lo alimentaron con grano
sólo siempre con la posibilidad de ser.
Y esa posibilidad infundió tales fuerzas al animal,

que le creció en la frente un cuerno. Un cuerno.
Se llegó a una doncella todo blanco…
y estuvo entonces en el argénteo espejo y en la niña

Rainer Maria Rilke

(Sonette an Orpheus)

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