En parte de una entrevista a Martín Caparros en La Nación TV, se le pregunta sobre su contrapunto con el actual gobierno sobre el slogan “pobreza cero”, debido al cual hubo tensiones y declaraciones cruzadas entre él y gente del Gabinete de Mauricio Macri. Coincido con Caparrós que el slogan es infantil y mentiroso, y que podría haber sido reemplazado por algo con mayor veracidad potencial.
Pero lo que me llamó la atención es su argumentación para justificar su posición desde la praxis de economía política y cargar contra el objetivo “pobreza cero". Es llamativo el grado de desconocimiento económico del intelectual -o en su defecto de sagacidad ideológica, no tengo claro cuál de los dos factores lo empujaron a un yerro tan brutal-. Su argumento sostiene lo siguiente.
“Pobreza cero” es falso -nos dice Caparros-, porque hasta Noruega, Alemania o Liechtenstein no tienen ese nivel de asepsia en sus indicadores, y aquí viene lo sorprendente. Para este intelectual, la única forma de llegar a “pobreza cero”, se puede dar –y cito textualmente-: “cambiando radicalmente el sistema de propiedad, algo que obviamente no solo Macri, sino ninguno de los que están con mínimas posibilidades de gobernar van a hacer”. Y continúa Caparros; “…la única manera de llegar a pobreza cero sería redistribuir equitativamente la riqueza de la que disponemos, a todo el mundo. Y no hay aquí voluntad de hacer eso”. El periodista interrumpe diciendo que no habría riqueza para distribuir a todo el mundo, pero Caparrós continúa: “si…si…, hay riqueza para redistribuir a todo el mundo. Lo que no hay es algún proyecto socialista que se plantee redistribuir todo lo que hay así no hay ningún pobre”.
Lo que Caparros cree que sería el camino para llegar a "pobreza cero", es precisamente el camino para llegar a pobreza 100%.
Si por caso se hiciera lo que indica la recomendación de Caparrós, al otro día seríamos todos pobres, no todos iguales o ricos, dado que quedaríamos todos poco más que con lo puesto y sin poder producir absolutamente nada para mañana (nada que vaya un poco más allá de la subsistencia más rudimentaria ligada al estómago). Caparrós olvida que ya hubo un estado de condición humana como la que él anhela, y se dio hace casi 2 millones de años, momento en el cual el planeta entero estuvo a disposición de todos en igualdad de condiciones; la distribución igualitaria de la riqueza era la condición sine qua non que permitió al homo erectus.
Cuidado con este tipo de intelectuales, son como los medicamentos complejos, solo se deben consumir bajo receta; las contraindicaciones suelen ser bastante peores que el malestar que prometen curar…
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