"MACRI ES COMO UN CANCER". Esta es la expresión que ha utilizado Hebe de Bonafini respecto a la gestión que esta llevando adelante el Intendente de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires Mauricio Macri.
“Es como un cáncer y la ciudad la gobierna como si fuera un cáncer, no tiene nada de democrático” Ha expresado hace unas horas
He de realizar entonces mi apreciación de su expresión, dado que al leerla me he contracturado políticamente.
Cuando se vive en democracia tenemos que aprender a convivir con todos los que no coincidimos, no solamente con los que coincidimos. Hacerlo con estos últimos es tarea sencilla, lo complejo es desarrollar una convivencia democrática con aquellas personas con diferentes pensamientos, actitudes y aptitudes. Es precisamente aquí donde hizo, hace y hará agua Hebe de Bonafini, sobradas muestras hay a lo largo de los años.
El señor Mauricio Macri, mal que le pese a ella, mal que le pese a algunos, bien que le pese a otros, fue elegido conforme los dictámenes democráticos y, mal que pese a quien le pese, nos guste sus formas o no, está llevando adelante un plan de gobierno en el que se plasma claramente lo que en campaña prometió y la mayoría del electorado pretendió con su voto.
Intuyo que Hebe de Bonafini dentro de un tiempo comenzará a desemplumar su eterno discurso sobre un electorado de "equivocados", "fachos" de clase media lobotomizada y derechista. Intuyo que a partir de allí comenzará la erosión política de las instituciones (en el amplio sentido) democráticas tantas veces añoradas. Apoyada por esos intelectos entregados de manera apresurada al más servil y efectivo de los argumentos para desplazar las sensaciones generales, el dolor.
Desde él construirán nuevamente el lugar común de la reflexión.
Ahora bien, como estamos en democracia, también tengo el mismo derecho a expresar mis sensaciones. Y ahora intentaré descontracturarme.
En otros escritos he apelado al concepto de carcinoma para referirme a cuestiones que no me agradan, lo que en términos de la crítica que vengo desarrollando puede sintetizarse con la frase: “Me pego un tiro con una palabra”...
Recurrir al cáncer como una forma de expresar un disgusto, ha sido la consecuencia de una profunda toma de conciencia, de un profundo vacío que he sentido cuando sin alternativa posible, me he visto subsumido a cual célula que día a día va muriendo de a poco, víctima de agigantados e históricos tumores ideológicos que en parte ella, gigante de la opinología apresurada, ha creado.
Hebe de Bonafini viene construyendo imágenes mentales y desplazando voluntades intelectuales desde hace ya más de tres décadas frotando y frotando la herida de un profundo sufrimiento que lamentablemente ha tenido que sobrellevar. Yo he tenido el mío, por cierto bien profundo también.
No he perdido un hijo, sino a la inversa. Cuando era yo un niño he perdido una madre, aunque nunca he utilizado este suceso para desplazar voluntades. PORTAR SUFRIMIENTO ES COMO PORTAR APELLIDO. Una herramienta eficaz para desplazar los sentidos y materializar nuestras vidas.
Al igual que Hebe de Bonafini, tal vez mi vida entera pase por una eterna búsqueda. Se que no hallare ningún resultado, pero mi instinto me hace mantener en movimiento. Mi sufrimiento me ha forjado de manera inversa a ella.
Ha sido inversa la perdida; de madre a hijo, de hijo a madre...
En mi caso el cáncer verdadero ha hecho aparición con toda su violencia. En su caso un grupo de delincuentes extirpó de su seno sus seres mas amados. En ambos casos nuestras vidas fueron extirpadas.
En mi caso el vacío lo han llenado mis seres queridos, hermosas personas que día a día me van forjando. En este peregrinaje siempre intento pasar buenos momentos, generar una sonrisa, intercambiar un pensamiento, ayudar a que seamos más puros ante las desdichas que se nos presentan.
En su caso ha sucedido lo inverso. La pretensión es que todos los Argentinos paguemos su dolor, escuchemos su desgracia, reflexionemos desde su ira, nos redimamos ante su angustia, y así alimenta su día a día.
En su caso intuyo que si un milagro la reencontrara con sus hijos por un minuto ella les diría: “Allí están esos hijos de puta, esos perros sarnosos que les quitaron la vida…” y tal vez pierda el minuto para abrazarlos…
En mi caso, si por un milagro volviera a tener un minuto con mi madre la abrazaría fuerte como cuando era yo un niño y le diría al oído: “Madre, espero que en el otro universo no te transformes en lo que esa señora se transformo en la tierra”
Es precisamente esa diferencia la que me distancia de sus fueros y, por ende, del total de sus apreciaciónes.