Porque el saber no se obtiene buscando un conocimiento completo, sino captando nuestra ignorancia adecuada.
jueves, 17 de diciembre de 2020
Argentina está sangrando.
Que se establezca como necesaria una Secretaría de Menstruación dentro del Ministerio de Géneros y Diversidad está mostrando algunas cosas.
- Que económicamente estamos muy, pero muy mal, peor de lo que pensamos (porque supuestamente esta Secretaría manejaría fondos para entregar a mujeres en situación vulnerable elementos con los cuales afrontar el proceso menstrual).
- Qué educativamente estamos muy, pero muy mal, peor de lo que pensamos (porque supuestamente esta Secretaría debería coordinar equipos de trabajo en temas de educación menstrual para mujeres que están en situación vulnerable).
- Qué socialmente estamos mal, pero muy mal, peor de lo que pensamos. Porque eso que se llama "tejido social" está completamente deshilachado (evidentemente esta necesidad está mostrando que la relación entre esas madres e hijas se desarrolla en peor condición de transmisión que la de los animales, porque hemos llegado al punto en que esas madres no alcanzan a la abstracción mínima para transmitir a sus hijas la experiencia menstrual y el protocolo más básico de esa parte de la existencia humana).
Yo no festejaría ni militaría como un logro o una victoria el hecho de impulsar la creación de esa Secretaría, no hay nada que celebrar si hemos llegado a tener, como política pública, la necesidad de asistir la menstruación femenina. ES UNA TRAGEDIA. Por esto me choca ver mujeres sacándose la foto haciendo la V de la victoria portando un nuevo color de pañuelo, ahora el naranja. Ante esto deberían estar con el pulgar hacia abajo y, sin alardear, trabajar en silencio para paliar este increíble estado de situación argentino en el siglo XXI.
jueves, 10 de diciembre de 2020
Izquierda y kirchnerismo ¿Prerrogativa de sangre o la petulancia de los idiotas?
Dejo algo breve para aclarar, una vez más, ciertas contradicciones. Porque por lo visto mucha militancia de izquierda en general -y kirchnerista en particular- no lo entiende, se hacen los idiotas o no les da la cabeza para entenderlo. Aclaro que me parece no solo estéril y detestable el rol de cada una de las funciones que a continuación describiré y los objetivos por los cuales fueron creadas, también me parece idiota la militancia actuando el anhelo que a continuación se describe, solo me interesa poner luz sobre la contradicción que subyace en ellos.
- Si vivís de intentar diseñar la vida de las personas, regulándolas en su forma de pensar y señalándolas cuando se salen del molde prediseñado, no podes vos estar afuera de ese molde.
- Si ganas un suculento ingreso educando a la ciudadanía para que se persiga entre sí cuando advierte discriminación y sos vos quien definió "qué es y qué no es discriminar", no podes andar discriminando.
- Si hiciste una carrera política lloriqueando porque te discriminaron por "negro de mierda o negra de mierda" "feo-fea" "gordo-gorda" "viejo-vieja", no podés andar discriminando a otras personas diciéndole "blanco de mierda o blanca de mierda" "desclasado o desclasada de mierda" "cipayo del orto o cipaya del orto".
- Si tu arte fue llorar para acomodarte y denunciar tus dolores porque consideras que ellos son importantes y el dolor debe ser respetado, no podes cagarte de risa del dolor ajeno.
- Si tu anhelo de sistema de gobierno y tu militancia apuntó siempre a señalar a los ricos y su opulencia y forma de vida como causa de la pobreza, y si llenas tus bolsillos hablando en nombre de los pobres, no podes mostrar que te estás desviviendo por vivir con la opulencia de los ricos y te asquea la miseria de los pobres.
- Si estas forrándote en guita porque lograste conseguir un puesto público gracias a que rascaste la guitarra del "vivir con lo nuestro" y pergeñas prohibir la compra de divisas (persiguiendo a quien intenta hacerlo para viajar al exterior más allá de lo permitido) no podes andar tomándote selfies en un shopping de Miami adornado con artefactos electrónicos que en tu país no se consiguen.
Es la izquierda en general y kirchneristas en particular quienes hicieron una carrera del lloriqueo (como Brancatelli, Echarri, "le pibi" Grimson y su padre, Donda y mucha militancia universitaria, académica y artística); obtienen buenos dividendos y puestos políticos gracias a lloriquear y lloriquear (lo llaman "ocupar espacios"). VIVEN DE ESO. Se quejan de la discriminación de otras personas y discriminan a más no poder.
Si eres de izquierdas y/o kirchnerista y no captaste este hilo, te puede estar pasando lo siguiente; no te da la cabeza, te estás haciendo el idiota (o la idiota) o crees que estás en un peldaño moral por sobre el resto. Si es esto último, te cuento que en realidad estás mucho más abajo.
- Si vivís de intentar diseñar la vida de las personas, regulándolas en su forma de pensar y señalándolas cuando se salen del molde prediseñado, no podes vos estar afuera de ese molde.
- Si ganas un suculento ingreso educando a la ciudadanía para que se persiga entre sí cuando advierte discriminación y sos vos quien definió "qué es y qué no es discriminar", no podes andar discriminando.
- Si hiciste una carrera política lloriqueando porque te discriminaron por "negro de mierda o negra de mierda" "feo-fea" "gordo-gorda" "viejo-vieja", no podés andar discriminando a otras personas diciéndole "blanco de mierda o blanca de mierda" "desclasado o desclasada de mierda" "cipayo del orto o cipaya del orto".
- Si tu arte fue llorar para acomodarte y denunciar tus dolores porque consideras que ellos son importantes y el dolor debe ser respetado, no podes cagarte de risa del dolor ajeno.
- Si tu anhelo de sistema de gobierno y tu militancia apuntó siempre a señalar a los ricos y su opulencia y forma de vida como causa de la pobreza, y si llenas tus bolsillos hablando en nombre de los pobres, no podes mostrar que te estás desviviendo por vivir con la opulencia de los ricos y te asquea la miseria de los pobres.
- Si estas forrándote en guita porque lograste conseguir un puesto público gracias a que rascaste la guitarra del "vivir con lo nuestro" y pergeñas prohibir la compra de divisas (persiguiendo a quien intenta hacerlo para viajar al exterior más allá de lo permitido) no podes andar tomándote selfies en un shopping de Miami adornado con artefactos electrónicos que en tu país no se consiguen.
Es la izquierda en general y kirchneristas en particular quienes hicieron una carrera del lloriqueo (como Brancatelli, Echarri, "le pibi" Grimson y su padre, Donda y mucha militancia universitaria, académica y artística); obtienen buenos dividendos y puestos políticos gracias a lloriquear y lloriquear (lo llaman "ocupar espacios"). VIVEN DE ESO. Se quejan de la discriminación de otras personas y discriminan a más no poder.
Si eres de izquierdas y/o kirchnerista y no captaste este hilo, te puede estar pasando lo siguiente; no te da la cabeza, te estás haciendo el idiota (o la idiota) o crees que estás en un peldaño moral por sobre el resto. Si es esto último, te cuento que en realidad estás mucho más abajo.
sábado, 28 de noviembre de 2020
Pescando en la historia con la caña del presente.
Hay gente que tiene la costumbre de mirar el pasado con las categorías del presente; por ejemplo Felipe Pigna. Este historiador sostiene que Mariano Moreno fue "el primer desaparecido de la historia argentina". Y lo dice así:
"El cuerpo de Moreno fue arrojado al mar como ocurriría mucho tiempo después con otra gente que resultaba incómoda a los que anteponen la razón de Estado a cualquier otra cosa. Para algunos una bala en la nuca y una tumba sin nombre, para otros veneno y el mar como tumba. Como decía Sócrates, para algunos estados los pensadores valen muy poco". F, Pigna: https://www.youtube.com/watch?v=F25pKWvE5Lw
Este sujeto al hacer esto no solo inyecta una anomalía conceptual en el análisis histórico, también traslada esa anomalía hacia quienes se introducen en la historia desde los planes de estudio pergeñados en base a tal yerro de traducción. Y ambos errores (devenidos a su vez por el desplazamiento del pensamiento -basado en la razón-, a manos del deseo -basado en la voluntad militante-) inoculan un resentimiento que será imposible de revertir sobre la base de conceptos desarrollados con un espíritu racional. Esa categoría muere en el estudiante puesto que, al ingresar por tal camino, es vacunado contra el espíritu positivo y el pensamiento lógico -único camino fértil para asegurar el desarrollo de un análisis crítico-, para ser adormecido con el apresuramiento del deseo y la voluntad. La sed de investigar para conocer queda saciada con un trago amargo que busca un reequilibrio justiciero: Muere el espíritu científico y nace el adormecimiento militante.
En la mitología griega aparece una carrera de carros que se disputó hacia el año 1200 a. C. La carrera fue parte de los juegos fúnebres en honor a Patroclo (que había muerto a manos del Príncipe Héctor en la Guerra de Troya). De esa carrera de carros participaron Diomedes, Eumelo, Menelao, Antíloco y Meríones, resultando Diomedes vencedor luego de una caída de Eumelio.
¿Qué hace Pigna cuando lleva al pasado símbolos del presente al definir a Mariano Moreno como "el primer desaparecido"? Lo mismo que yo haría si sostengo que Diomedes fue el primer ganador de un Gran Premio de Fórmula 1 aprovechando el fuera de pista de Eumelio.
Una estupidez.
domingo, 22 de noviembre de 2020
Potestad, dominación y dolor político como slogan autoritario; el fin de un ciclo.
Por años la militancia kirchnerista, de izquierdas y nacionalpopulista se refirió a quienes no pensaban como ellos con innumerables apelativos descalificativos. Por años, quienes no pensaban como ellos, hicieron silencio; un poco temerosos, un poco respetuosos y otro tanto por creer, efectivamente, que esos apelativos descalificativos podían llegar a tener algún contenido de verdad. Por años empujaron a la gente que no pensaba como ellos a una especie de ostracismo institucionalizado. En cumpleaños, instituciones públicas y educativas, encuentros de ocasión, eventos más o menos sofisticados, peñas y hasta en la cola de la verdulería había cosas que no se podía mencionar: ¿Cómo osar plantear que una juventud maravillosa tal vez no había tenido tal fantasioso atributo? ¿Cómo atreverse a la irreverencia de pensar que tal vez treinta mil no era un dato cierto sino un artilugio para cobrar un subsidio internacional? ¿Cómo sugerir que una parte de quienes se fueron al exilio lo hicieron por haber entregado compañeros y compañeras de militancia? ¿Cómo sugerir que las causas de todas las injusticias y la falta de memoria y verdad podrían haber sido motivadas por las acciones de quienes ostentaban el monopolio del dolor, de los derechos humanos y de la "memoria, la verdad y la justicia"? ¿De qué manera se podía decir que la política de escraches públicos de agrupaciones como H.I.J.O.S era un claro comportamiento fascista?
Toda vez que se intentaba, si quiera, comenzar una pregunta por el estilo, una andanada de dedos señaladores apuntaban contra la persona que pretendía abrir tales posibilidades de pensamiento.
Pero todo comenzó a cambiar hace aproximadamente una década, cuando el auge de las comunicaciones hizo que las voces otrora silenciadas comenzaran a tener su espacio. Y es en ese momento que comenzó a tambalear el statu quo de ese universo de señaladores seriales que tenían la potestad monopólica de construir la agenda de lo políticamente correcto. Hoy aquellas preguntas ya no solo tienen una categoría de hipótesis para sugerir una posibilidad como elemento para abrirse al pensamiento, sino contienen una categoría de verdad irrefutable. No hubo juventud maravillosa, tampoco fueron treinta mil. Y sí, una parte de quienes se fueron al exilio fueron entregadores de compañeros y compañeras, los "derechos humanos" en Argentina son poco menos que una letrina y vivimos día a día violando todo tipo de derechos; no tenemos memoria y menos aún justicia. La agrupación H.I.J.O.S actuó -y actúa- con un comportamiento fascista y ya podemos indicar, sin temor a equivocarnos, que esa gente que osó señalar por décadas a la ciudadanía que no pensaba como ellos es la causa originaria de nuestra pobreza estructural, declive económico, vacío educativo y miseria generalizada.
El statu quo se quebró y emergió con fuerza el contrapeso que puso en perspectiva el camino a la verdad.
¿Y qué hace hoy esta gente que por décadas tanto señaló al resto?
Hoy vuelve a intentar lo mismo; señalarnos como "sembradores de odio". Pero hay una última verdad que deberá quedar sellada para dar el golpe de gracia a ese statu quo de papel. El odio siempre fue parte de esta gente, lo que se está manifestando en su contra no es odio, es el amor verdadero que por mucho tiempo tuvieron maniatado en un rincón institucional de nuestra Nación.
Pero todo comenzó a cambiar hace aproximadamente una década, cuando el auge de las comunicaciones hizo que las voces otrora silenciadas comenzaran a tener su espacio. Y es en ese momento que comenzó a tambalear el statu quo de ese universo de señaladores seriales que tenían la potestad monopólica de construir la agenda de lo políticamente correcto. Hoy aquellas preguntas ya no solo tienen una categoría de hipótesis para sugerir una posibilidad como elemento para abrirse al pensamiento, sino contienen una categoría de verdad irrefutable. No hubo juventud maravillosa, tampoco fueron treinta mil. Y sí, una parte de quienes se fueron al exilio fueron entregadores de compañeros y compañeras, los "derechos humanos" en Argentina son poco menos que una letrina y vivimos día a día violando todo tipo de derechos; no tenemos memoria y menos aún justicia. La agrupación H.I.J.O.S actuó -y actúa- con un comportamiento fascista y ya podemos indicar, sin temor a equivocarnos, que esa gente que osó señalar por décadas a la ciudadanía que no pensaba como ellos es la causa originaria de nuestra pobreza estructural, declive económico, vacío educativo y miseria generalizada.
El statu quo se quebró y emergió con fuerza el contrapeso que puso en perspectiva el camino a la verdad.
¿Y qué hace hoy esta gente que por décadas tanto señaló al resto?
Hoy vuelve a intentar lo mismo; señalarnos como "sembradores de odio". Pero hay una última verdad que deberá quedar sellada para dar el golpe de gracia a ese statu quo de papel. El odio siempre fue parte de esta gente, lo que se está manifestando en su contra no es odio, es el amor verdadero que por mucho tiempo tuvieron maniatado en un rincón institucional de nuestra Nación.
jueves, 19 de noviembre de 2020
Isidoro Argentino, la historia de un país.
Isidoro Argentino tiene un ingreso de 25 mil pesos por mes y decide un gasto de 96 mil pesos con tarjeta, el cual afrontará en 12 cuotas de 8 mil pesos por mes cada una. Isidoro Argentino no ha sido educado en lo más básico de las artes de administración y por lo tanto no advierte claramente que deberá vivir -durante esos 12 meses-, con 17 mil pesos (25 mil pesos menos 8 mil pesos de cada cuota mensual). No obstante ello, tampoco tiene muy claro que no debería consumir más con su tarjeta y deberá adecuar sus gastos a ese nuevo número de 17 mil pesos para disfrutar sin sobresaltos su compra de 96 mil.
Promediando el mes siguiente llega el primer resumen de su tarjeta, pero Isidoro Argentino ya ha gastado 15 mil pesos de los 25 mil pesos de su ingreso. Advierte que debe afrontar la semana y media que aún resta del mes hasta el próximo cobro, con 10 mil pesos. Sin embargo advierte que debe utilizar 8 mil de esos 10 mil para pagar su tarjeta. Hace cuentas y concluye que dos mil pesos no alcanzan a cubrir lo mínimo para vivir los próximos 10 días hasta el pago de su salario. Entonces decide pagar el mínimo de mil pesos para poder vivir el resto del mes sin ajustarse demasiado. Como no advierte el peligro de esa conducta (puesto que no está educado en administración), entiende que el mes siguiente de alguna manera se acomodará "gastando un poco menos".
Al mes siguiente Isidoro Argentino cumple con su conducta y logra vivir los primeros 20 días con 10 mil pesos, guardando 15 mil para destinar 8 mil a su tarjeta y, de continuar su ajuste, vivir los 10 días restantes con 7 mil pesos. Pero deviene nuevamente la sorpresa; el resumen de su tarjeta indica que deberá pagar 19 mil pesos (8 mil de la cuota, más 7 mil que quedaron del pago mínimo anterior más 4 mil de intereses por esos 7 mil que habían quedado). Angustiado, Isidoro Argentino decide volver a pagar el mínimo, que ahora es de esos 8 mil pesos que tenía destinado, pero en 19 mil de resumen. En el segundo mes, entonces, Isidoro Argentino deberá vivir con 7 mil pesos los últimos diez días y dejará 11 mil pesos de deuda flotante que acumulará intereses hasta el próximo resumen del tercer mes. Ha comenzado un sufrimiento que Isidoro Argentino siente e intuye, será creciente, sin embargo no alcanza a captar su dinámica operativa con el criterio racional suficiente como para poder poner fin a esa tensión y diagramar una solución lo menos dolorosa posible para sus finanzas personales.
Se aproxima el resumen de su tarjeta al tercer mes e Isidoro Argentino está preparado: solo vivió los primeros 20 días del mes con 8 mil pesos, por lo cual está confiado en comenzar a corregir su problema. Pero la ley del garrote y la zanahoria es difícil de soslayar -lamentablemente Isidoro Argentino eligió el garrote en el primer mes-; al llegar el resumen del tercer mes éste muestra la friolera de 25 mil pesos (11 mil de deuda flotante más intereses más 8 mil de cuota). Isidoro Argentino se desespera y decide cortar por lo sano con eso que, advierte, ya no podrá frenar (ahora tiene 17 mil pesos y sabe que, aunque decida vivir con dos mil pesos los diez días restantes del mes y dejar 15 mil pesos para pagar el resumen, ya no podrá frenar el monto exorbitante de deuda flotante y pago de intereses). De esta manera va a una financiera de barrio a pedir 20 mil pesos a sola firma para saldar el monto total de deuda de su tarjeta. Los obtiene y se retira tranquilo, va silbando a pagar su tarjeta. Siente que ahora le sobran recursos y lo peor ya pasó; 20 mil en el bolsillo, más 5 mil (de los 17 mil ahorrados) con lo cual pagará total el monto de tarjeta y tendrá 12 mil para vivir holgado los diez días restantes del mes. Y así lo hace.
Al cuarto mes gasta 10 mil en los primeros 20 días, para no tener sorpresas desagradables. Viene la tarjeta y efectivamente, puede pagar 8 mil pesos con 15 mil que aún dispone. Tranquilo llega a su domicilio pensando que tiene 7 mil pesos para vivir los 10 días que restan del mes. Pero suena el teléfono. Lo llaman de la financiera de barrio diciendo que tiene 24 horas para pagar la primera de doce cuotas de 7 mil pesos con las cuales el mes anterior obtuvo 20 mil pesos a sola firma, so pena de duras represalias. De esta manera, Isidoro Argentino -un analfabeto financiero-, se queda sin dinero faltando 10 días para cerrar el mes y comenzará a gastar a cuenta con su tarjeta de crédito. Olvidando que al mes siguiente deberá pagar 8 mil por la quinta cuota, más 7 mil de gastos por vivir los diez últimos días del cuarto mes, más 7 mil de segunda cuota de la financiera de barrio.
El quinto mes Isidoro Argentino cobra 25 mil pesos y deberá destinar, solo por pago de deuda, 22 mil pesos (prácticamente el 90% de sus ingresos destinados a pagar deuda). De esta manera Isidoro Argentino deberá vivir el quinto mes con 3 mil pesos -siempre que pretenda vivir, a partir del séptimo mes, con 10 mil pesos libres luego de cubrir la deuda adquirida de 15 mil pesos fijos por mes y luego de cubrir los 7 mil adicionales del gasto de tarjeta por los últimos 10 días del quinto mes. Pero para ello Isidoro deberá hacer un ajuste brutal en sus gastos.
44 millones de Isidoros Argentinos pueden formar un país y, comportándose de esa manera, nos pueden mostrar lo necesario para comenzar a comprender nuestras marchas y protestas de cada día. Esas del tipo; "Fuera el FMI" "luchemos contra el neoliberalismo" y "el imperio nos quiere dominados y endeudados".
Así somos, así estamos, así nos educamos.
lunes, 26 de octubre de 2020
Chile se vuelve a constituir.
Veintiocho años atrás, para conmemorar los 500 años de la llegada de Colón a América, se realizó la "Exposición Universal de Sevilla 1992". Allí Chile sorprendió con su muestra, el país trasandino montó en su pabellón un iceberg antártico de 60 toneladas. El objetivo era mostrar a Chile como un país eficiente para el comercio internacional (el iceberg fue transportado en dos partes dentro de contenedores especialmente refrigerados). Sin embargo se había transportado otra idea que no se decía con palabras sino con los símbolos que esos trozos de hielo contenían y representaban: Chile no debía ser asociado al tropicalismo latinoamericano en el inicio de esa década signada por la apertura y la globalización comercial. Quebrar el sentido implícito que en esa interpretación subyacía en el resto del mundo también era un objetivo para apuntalar la dirección de la estrategia de inserción internacional que Chile pretendía. Dicho de criollo; había que desprenderse de esa mirada lationamericanista del tipo "republiqueta bananera".
Hace unas horas el país trasandino ha vuelto, tal vez como en aquel momento de 1992, a tomar una decisión trascendental de cara a las próximas décadas; el 80% de su población ha pedido en un plebiscito un cambio constitucional. Se cierra así un ciclo de violencia que comenzó el pasado año y que no había terminado. Y se abre un ciclo de incertidumbre respecto de lo que, se especula, sobrevendrá.
El Chile de los últimos 40 años ha concluido el día de hoy.
Para algunas personas la inmanencia igualitarista (tapada circunstancialmente por un dictatorial sistema impuesto a fuerza de golpe y "punitivismo neoliberal") ha predominado: La "Patria Grande" se ha abierto paso tomando el último gran bastión que quedaba. Para otras personas Chile está dando el paso inevitable que toda sociedad desarrollada debe dar para encaminarse definitivamente hacia lo más alto del medallero y hoy ha entrado en la segunda fase, una que le brindará el nuevo impulso para sellar definitivamente lo que con aquel Iceberg comenzaron a construir. Y, para otras personas, con el plebiscito hemos asistido al último gran acto "democrático" que conforma parte de la estrategia global que, desde Cuba, se traza para América Latina en forma de un coto de caza para mantener esos viejos anhelos de la izquierda comunista internacional en su lucha contra el avance del capitalismo liberal.
De mi parte creo que hoy Chile no tiene mucho por celebrar. Pero puedo estar equivocado, ciertamente.
Veremos.
Se desarrollaba la década del 90 y Chile lo había logrado; la inserción internacional de ese país no paró de crecer promoviendo negocios y oportunidades para sí y para el mundo; Falabella, Cencosud, CMPC y Latam hoy son prueba de aquel impulso de gestión comercial internacional, también el crecimiento constante de aquella economía, la caída sostenida de los niveles de pobreza y la mejora de todos sus indicadores (incluido el de redistribución) fueron indiscutibles.
Hace unas horas el país trasandino ha vuelto, tal vez como en aquel momento de 1992, a tomar una decisión trascendental de cara a las próximas décadas; el 80% de su población ha pedido en un plebiscito un cambio constitucional. Se cierra así un ciclo de violencia que comenzó el pasado año y que no había terminado. Y se abre un ciclo de incertidumbre respecto de lo que, se especula, sobrevendrá.
El Chile de los últimos 40 años ha concluido el día de hoy.
Para algunas personas la inmanencia igualitarista (tapada circunstancialmente por un dictatorial sistema impuesto a fuerza de golpe y "punitivismo neoliberal") ha predominado: La "Patria Grande" se ha abierto paso tomando el último gran bastión que quedaba. Para otras personas Chile está dando el paso inevitable que toda sociedad desarrollada debe dar para encaminarse definitivamente hacia lo más alto del medallero y hoy ha entrado en la segunda fase, una que le brindará el nuevo impulso para sellar definitivamente lo que con aquel Iceberg comenzaron a construir. Y, para otras personas, con el plebiscito hemos asistido al último gran acto "democrático" que conforma parte de la estrategia global que, desde Cuba, se traza para América Latina en forma de un coto de caza para mantener esos viejos anhelos de la izquierda comunista internacional en su lucha contra el avance del capitalismo liberal.
De mi parte creo que hoy Chile no tiene mucho por celebrar. Pero puedo estar equivocado, ciertamente.
Veremos.
sábado, 24 de octubre de 2020
Enseñanzas para el poskirchnerismo
La gran enseñanza que dejará el paso del actual gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández a la hora de la agenda de gestión que trazará un próximo gobierno no kirchnerista (y que esperemos esta vez sí, sea comprendida), deberá pasar por no tomar en serio el guion y la agenda de reclamos que, de seguro, volverán a impulsar desde las huestes kirchneristas cuando no sean gobierno.
Ha quedado demostrado que todo, absolutamente todo de lo que se quejaron durante 4 años no era más que un guion para posicionamiento militante. Los indicadores que supuestamente mostraban niveles de horror a partir de los cuales emanaban llantos a los cuatro vientos, hoy son terriblemente peores comparados al nivel de aquellos "años macristas". Años que los vio molestando mañana, tarde y noche en cuanto lugar pudieron hacerlo; desde la micromilitancia en el negocio de la esquina con una actriz berreta que gritaba llorando por no poder pagar los servicios ni darle de comer a sus hijos hasta la megamilitancia en plazas y calles que los mostró abrazando edificios públicos como si fueran un ejercito bolchevique enyoguizado (pasando por los piquetes a las entradas de las empresas de producción y los cortes de rutas nacionales).
¿Qué ha sucedido que hoy hay un silencio sepulcral ante el desplome de aquellos indicadores que los hizo poner el grito en el cielo? ¿La pandemia? No. Nada de eso:
Lo que ha sucedido es que se acomodaron donde querían; esa era toda su lucha.
El kirchnerismo no lucha por una sociedad mejor, más justa, con menos pobreza y más oportunidades. El kirchnerismo lucha por atemperar la miseria propia mediante el acomodo publico; el kirchnerismo es la más fiel representación del gobierno de ñoquis para ñoquis (sacando excepciones y con independencia a alguna que otra corriente de izquierda que anda por ahí pululando).
Recordemos esto a la hora de tener que escuchar nuevamente sus desgarradores gritos cuando ya no estén en el poder, puesto que la batalla no habrá terminado con el triunfo sobre esta gente en una elección; ahí precisamente es donde comenzará. Y la mejor forma de librarla inevitablemente deberá comenzar por no agachar más la cabeza con actitud de respeto por sus "dolores morales" (la pobreza, los desaparecidos, las injusticias y demás cuestiones que en boca de esta gente fueron, son y serán solo slogans).
Esperemos que el próximo gobierno tome finalmente la enseñanza que por estos días este gobierno nos está dando. Para no volver a caer en el mismo error que cometió el gobierno anterior. Porque se puede.
miércoles, 14 de octubre de 2020
Messi, la argentinidad y el ser nacional.
YPF ha sacado la publicidad "Bienvenido Messi a YPF". Cuando la vi no lo podía creer; es un compendio de nacionalismo berreta que muestra el corazón de eso que llaman "la argentinidad".
La cosa es así. A medida que pasa una sucesión de imágenes de chicos jugando al fútbol en diferentes potreros (del conurbano, de la Patagonia, del norte árido y de la pampa húmeda) y en la que se mezcla la clásica imagen del pequeño Lionel Messi jugando en una cancha de niños en Rosario, una voz en off relata la bondad, pureza, nobleza y estirpe que significa portar la esencia argentina: El "haber nacido en este suelo". Sin embargo en el instante inicial del relato aparece la imagen de Messi ya consagrado. Y el inicio dice así; "algunos dicen que es extraterrestre, pero nació en este suelo. Porque en este suelo hay gambetas, enganches, frenos. Sueño sin frenos..."
Y en el caso de Messi es justamente al revés; si hubo un gigantesco freno para él y sus sueños, ese freno se llamó Argentina...
Messi lo único que tiene de argentino fue haber nacido aquí, de la misma manera que un trans lo único que tiene de hombre fue haber nacido "macho". Reitero, si hubo un freno para sus sueños ese freno lo pusimos desde Argentina, puesto que cuando Messi era un niño, el típico negador argentino (de los que tenemos a raudales y es fiel representante de eso que llaman "argentinidad") le dijo; "nene, dedícate a otra cosa porque sos muy chiquito para jugar al fútbol, con ese cuerpito no servís, papá...
Y si hubo alguien que le abrió el camino a sus sueños fue el Club Barcelona de España y un plantel de profesionales de otro nivel (de otro planeta en los términos de la publicidad) y en un entorno que nada tiene que ver con el chiquero en donde nació. Claro, una vez siendo el que es lo tenemos "como nuestro" y hasta le exigimos que cante el himno! (osando señalarlo con un dedo inquisidor si no lo canta para de paso exigirle "que nos de un mundial").
¿Pero de qué se trata Argentina y esa cosa que la publicidad define metafóricamente como "la argentinidad"? Es algo así:
Argentina es esa familia horrible que no deja ir a uno de sus miembros (para que no progrese sin ella) y lo hace apelando a la culpa para que se quede; "claro vos te vas porque no nos querés". Para pasar, una vez que el miembro se ha quedado, a utilizarlo para lavar pisos y tapar manchas de humedad hasta comerle la última gota de dignidad que tenía como motor para vivir por sí mismo.
Pero la publicidad de YPF nos sugiere que tenemos el brío, el temple, la potencia y la prestancia de la NASA, la OTAN, las FFAA Chinas, la Agencia Espacial Europea y toda la flota rusa, aunque aquí como cualidades nacidas de manera espontánea en un potrero franciscano (y sin rigor de entrenamiento, solo por "ser argentinos")
miércoles, 7 de octubre de 2020
Heterodoxia y ortodoxia en economía (o de cómo quitar un rebelde tornillo)
La diferencia entre la corriente ortodoxa y heterodoxa en economía no pasa por la vulgata que versa "los ortodoxos piensan en átomos" y "los heterodoxos piensan en lo social". La diferencia entre estas corrientes pasa porque los primeros asumen el comportamiento libre de las personas y actúan con los parámetros de administración posible técnicamente adecuados, en tanto que los segundos asumen un comportamiento posible de inducir y utilizan cualquier tipo de herramienta que les venga a mano con tal de poder empujar a ese comportamiento imaginado.
Me voy a valer de un ejemplo entre dos sujetos que intentan quitar un tornillo demasiado agarrado a una madera, y voy a mostrar sus actitudes -y aptitudes- ante el tornillo, también sus comportamientos tal como lo hacen ortodoxos y heterodoxos en economía.
Un ortodoxo lo primero que hará será medir el tamaño correcto de la cabeza del tornillo, chequeará la dureza o blandura del material (para evitar deformaciones que puedan complicar el trabajo), abrirá su caja de herramientas, observará cuál es el destornillador correcto e intentará sacar el tornillo. Generalmente el tornillo sale sin demasiados problemas si se utilizan las herramientas adecuadas (algo de óxido en la rosca puede dar algún problema adicional pero en la caja de herramientas del ortodoxo habrá un aerosol para tal fin que compró luego de haber enfrentado tal problema por primera vez y lo pudo resolver con Coca Cola...
El heterodoxo ante el mismo tornillo lo primero que pensará es "esto debe salir de ahí". No tendrá a mano una caja de herramientas adecuada y buscará en la cocina diferentes tipos de cuchillos (creyendo tener variedad que asegure una correcta adaptación a la cabeza del tornillo). Para comenzar a hacer fuerza el heterodoxo solo necesitará confirmar que ha logrado hacer ingresar la punta de uno de esos cuchillos en la cabeza del tornillo (no le importará la profundidad ni la geometría de palanca, tampoco reparará en la forma y le dará lo mismo si la cabeza es en cruz o recta). De esta manera, ante el primer empuje de fuerza, el heterodoxo quedará librado a la suerte o el milagro como elementos reales con posibilidades de hacer girar al tornillo; pero al heterodoxo generalmente la suerte le es esquiva y los milagros rara vez suceden.
Ante el anómalo funcionamiento del particular protocolo comenzará el derrotero de empecinamiento y persistencia para lograr esa extracción (aunque ahora el heterodoxo potenciará la errónea ejecución sin darse cuenta); aparecerán las deformaciones de bordes de la cabeza del tornillo hasta que percibirá que los cuchillos están zafando. Al advertir que ya no puede ejercer fuerza alguna con la que pueda vislumbrar quitar el tornillo, comerá los bordes de madera contiguos a la cabeza para intentar la extracción tirando hacia afuera con una pinza. Ya con la madera rota manifestándose adelante de sus ojos comenzará a sospechar de su propia chapucería. Finalmente irá por una caja de herramientas y buscará un destornillador (aunque tomará uno de punta recta y no de punta en cruz). Si el tornillo aún se resiste -cosa muy probable porque ya tiene su cabeza completamente deformada- limará los bordes laterales del destornillador para que ingrese aún más en la cruz de la cabeza del tornillo. A esa altura el heterodoxo terminará cayendo en cuenta que es prácticamente imposible sacar ese tornillo sin romper algo que no debía haberse roto.
El ortodoxo logrará sacarlo (no sin penurias ni fatigas para los materiales y para él) pero al culminar escuchará al heterodoxo gritar desde lejos algo que no sonará precisamente como un agradecimiento:
"Pero mirá el desastre que hiciste!!!"
Me voy a valer de un ejemplo entre dos sujetos que intentan quitar un tornillo demasiado agarrado a una madera, y voy a mostrar sus actitudes -y aptitudes- ante el tornillo, también sus comportamientos tal como lo hacen ortodoxos y heterodoxos en economía.
Un ortodoxo lo primero que hará será medir el tamaño correcto de la cabeza del tornillo, chequeará la dureza o blandura del material (para evitar deformaciones que puedan complicar el trabajo), abrirá su caja de herramientas, observará cuál es el destornillador correcto e intentará sacar el tornillo. Generalmente el tornillo sale sin demasiados problemas si se utilizan las herramientas adecuadas (algo de óxido en la rosca puede dar algún problema adicional pero en la caja de herramientas del ortodoxo habrá un aerosol para tal fin que compró luego de haber enfrentado tal problema por primera vez y lo pudo resolver con Coca Cola...
El heterodoxo ante el mismo tornillo lo primero que pensará es "esto debe salir de ahí". No tendrá a mano una caja de herramientas adecuada y buscará en la cocina diferentes tipos de cuchillos (creyendo tener variedad que asegure una correcta adaptación a la cabeza del tornillo). Para comenzar a hacer fuerza el heterodoxo solo necesitará confirmar que ha logrado hacer ingresar la punta de uno de esos cuchillos en la cabeza del tornillo (no le importará la profundidad ni la geometría de palanca, tampoco reparará en la forma y le dará lo mismo si la cabeza es en cruz o recta). De esta manera, ante el primer empuje de fuerza, el heterodoxo quedará librado a la suerte o el milagro como elementos reales con posibilidades de hacer girar al tornillo; pero al heterodoxo generalmente la suerte le es esquiva y los milagros rara vez suceden.
Ante el anómalo funcionamiento del particular protocolo comenzará el derrotero de empecinamiento y persistencia para lograr esa extracción (aunque ahora el heterodoxo potenciará la errónea ejecución sin darse cuenta); aparecerán las deformaciones de bordes de la cabeza del tornillo hasta que percibirá que los cuchillos están zafando. Al advertir que ya no puede ejercer fuerza alguna con la que pueda vislumbrar quitar el tornillo, comerá los bordes de madera contiguos a la cabeza para intentar la extracción tirando hacia afuera con una pinza. Ya con la madera rota manifestándose adelante de sus ojos comenzará a sospechar de su propia chapucería. Finalmente irá por una caja de herramientas y buscará un destornillador (aunque tomará uno de punta recta y no de punta en cruz). Si el tornillo aún se resiste -cosa muy probable porque ya tiene su cabeza completamente deformada- limará los bordes laterales del destornillador para que ingrese aún más en la cruz de la cabeza del tornillo. A esa altura el heterodoxo terminará cayendo en cuenta que es prácticamente imposible sacar ese tornillo sin romper algo que no debía haberse roto.
Es en ese momento que el heterodoxo entregará -a regañadientes- la obra inconclusa al ortodoxo (en realidad se la tirará por la cabeza) y este último vendrá con la herramienta adecuada; el destornillador de punta en cruz. Sin embargo deberá quitar un tornillo completamente golpeado, con su rosca aún más agarrada porque ha sido cambiada en su geometría y una cabeza golpeada con escasa posibilidad de calzar la herramienta como corresponde para hacer fuerza de giro.
El ortodoxo logrará sacarlo (no sin penurias ni fatigas para los materiales y para él) pero al culminar escuchará al heterodoxo gritar desde lejos algo que no sonará precisamente como un agradecimiento:
"Pero mirá el desastre que hiciste!!!"
viernes, 2 de octubre de 2020
Mi profesor marxista
Estaba en mi último tramo de carrera, la materia era "Crecimiento Económico". El profesor, un marxista de paladar negro.
Recuerdo que el enfoque que le había dado a la materia me había sorprendido y continué una relación académica más allá de ella (la cual aprobé con muy buen puntaje). Un día lluvioso este profesor me envía un SMS a mi celular (no existía WhatsApp ni nada parecido) solicitándome si no podía ir a buscar a la Universidad dos facturas que tenía atrasadas -por agenda no había podido ir a retirarlas- y llevárselas a su domicilio. Con gusto accedí y supuse que podría aprovechar la ocasión para sacar un par de dudas teóricas respecto de mi proyecto de tesis; teníamos una relación asequible a que tal situación pudiera darse, al menos eso pensé. Al otro día, aun con más lluvia, me levanté temprano y me desplacé desde La Plata hasta Quilmes -recuerdo que fui leyendo con ansias parte de los libros a partir de los cuales tenía mis dudas-, retiré las facturas y nuevamente tomé el tren hasta Buenos Aires para tomar un colectivo hasta Avenida Libertador y Tagle, zona donde vivía este profesor. Cuando llegué a la dirección precisa me sorprendió un tanto la opulencia del edificio (no por la opulencia en sí sino por lo que había interpretado del profesor a partir de lo que éste había mostrado al respecto de tal atributo y su posicionamiento teórico y educativo en términos de tales símbolos). La tormenta arreciaba cuando toqué el portero y me acomodé para ingresar al hall del edificio, sin embargo una voz gruesa (era la voz del profesor) contesta: "Hola Jorge, muchas gracias, podés dejarle las facturas al conserje, te mandé un SMS" (con un tono y un corte que no me permitió siquiera intentar la pregunta sobre mi duda teórica, mi tesis o nada que se le parezca). Abrí la tapa de mi celular y vi el mensaje: "Cuando llegues déjale las facturas al conserje, gracias".
Tuve un instante -tal vez hayan sido milésimas de segundo- en el que mi garganta se cerró y se secó, aunque esa sensación se quebró cuando vi al conserje acercarse a la puerta y solicitarme las facturas "sos Jorge? Me puedes dar las facturas que yo las entrego". "Sí sí, perdón, aquí están". Y sacándolas entre las gotas que caían del paraguas y mi piloto, logré entregarlas sin mojar el sobre en el que estaban contenidas. La puerta del edificio se cerró, abrí el paraguas nuevamente y comencé a caminar. En esa vereda advertí que de continuar mi relación académica con esa persona mi camino no iba a ser un camino de rosas sino de espinas; sin dudas iba a ser una verdadera relación de explotación (de las que tanto ese sujeto abominaba en sus clases).
Hasta ese momento de mi vida ya había conocido lo que era trabajar como repositor de supermercado, playero de estación de servicio, instalador de alarmas, cortador de telas en una mueblería y hasta lijador de superficies para preparación de pintura -entre otras cosas-. Pero también, tal vez por mi condición de orfandad temprana, había conocido lo que en la jerga se denomina como "la calle". Y puedo asegurar que de eso tengo de sobra.
Con la suerte de poseer esos atributos pude sortear indemne esos primeros minutos de indignidad ante la situación generada por esa voz metálica que había salido del parlante de ese portero. Y así continué caminando mientras contaba mentalmente el dinero que quedaba en mi billetera (por aquel entonces no disponía de dinero suficiente como para relajarme en cálculos de gastos y hasta un café en esa zona era un gusto sofisticado para el cual debía calcular si podía acceder). Mis cálculos fueron correctos y entré a un bar para guarecerme unos minutos y tomar un café americano con dos medialunas (pequeño lujo en esa tormentosa mañana que ya se acercaba a mediodía).
Creo que fue ese bar (no recuerdo el nombre ni la ubicación precisa) el lugar en el que terminé de captar la esencia del marxismo y sus representantes académicos, políticos, teóricos y prácticos. Lo había sospechado siempre, pero era en ese momento preciso que lo estaba viviendo y eso me empujó a caer en cuenta de qué se trataba todo eso de la ideología y la voluntad política de cambiar el mundo mediante ideales superiores en términos de ciencia e historia.
Todo aquello no era más que un ropaje de engaño mediante el cual las personas más horrendas e inhumanas cubren su inutilidad para vivir cómodamente a expensas de otras. Y eso no me lo olvidaré jamás. Porque, a partir de ese día, día tras día lo comprobé: Jamás conocí un marxista que fuera útil y buena persona a la vez.
domingo, 20 de septiembre de 2020
Perspectiva de género en Argentina; ¿Solo un slogan político o una verdadera revolución en ciernes?
La Revolución rusa se dio durante el primer tercio del siglo XX y significó el intento de cambiar institucionalmente la forma de organización de la producción humana desconociendo lo que creían, eran "los principios burgueses" mediante los cuales se daba el proceso de "explotación capitalista": La Revolución Rusa significó entonces el intento por dar forma definitiva a la toma del poder y control de "las fuerzas productivas de la humanidad en manos del proletariado". Como todos sabemos, eso nunca se dio y fue un experimento que salió mal, muy mal.
China intentó lo mismo promediando el Siglo XX pero desde otra perspectiva (hasta que advirtieron que esa ficción que miraban los rusos los ralentizaba). Así, cuando dejaron de pensar en aquellas categorías comenzaron a avanzar. Cuba quedó estancada allí, en la década de 1950 del siglo pasado, aunque sobrevive a duras penas succionando recursos de las cadenas hoteleras internacionales a las cuales entregan, en nombre de la revolución y la lucha contra la explotación capitalista, las mejores partes de su geografía para que utilicen como enclaves mineros a cielo abierto en el sector turístico a precios salariales de explotación (vaya paradoja).
También, promediando el siglo XX, Corea se dividió en dos; del Norte -comunista- y del Sur -capitalista-. Ya todos sabemos los resultados de esa experiencia y no hace falta mayor explicación (seguramente gran parte de los lectores lo están haciendo desde un Samsung producido y diseñado en Corea del Sur). Podría mencionar la experiencia de "las dos Alemanias": la capitalista República Federal Alemana (RFA) y la sovietista República Democrática Alemana (RDA), pero sería extender demasiado el posteo por algo que, nuevamente, conocemos cómo terminó; los comunistas construyeron -para delimitar su parte de Berlín- un muro para evitar que su pueblo huya hacia el lado capitalista, transformando a esa parte de la ciudad en la primera y más grande experiencia carcelaria a cielo abierto de Europa. Y también tenemos a Venezuela como triste experiencia durante el tramo final del siglo XX, fenecida como tal a inicios del siglo XXI.
Pero: ¿Por qué tanto preámbulo para este escrito sobre Argentina?
Porque todo parece indicar que durante el primer tercio del siglo XXI Argentina será vanguardia en un nuevo proceso revolucionario que marcará las pulsaciones del siglo tal vez como la Revolución rusa lo hizo durante el siglo XX. Esta vez no se trata de ese error empujado por el espejismo de creer que hay una explotación de malos burgueses contra buenos proletarios (error que terminó por poner a los rusos a derrochar energías luchando contra molinos de viento y creando categorías infértiles); esta vez se trata de la lucha de género. Y en este sentido me permito preguntar: ¿Es hoy Argentina la Rusia del 17 cuando muestra en su presupuesto que destinará el 3,4 % del Producto Bruto Interno a programas con perspectiva de género y que tal suma cuadruplica el gasto en Defensa y Seguridad y es 10 veces superior al presupuesto del Poder Judicial?
El objetivo es altruista (como el que persigue toda revolución política), aunque el camino par alcanzarlo no parece ser el mejor (como sucede en toda revolución política). Y Argentina no es un imperio como lo era la Rusia zarista del 17 sino solo un marginal país que pululó entre el 0,5% y el 1,5% de aporte al PIB mundial durante los últimos 50 años. Y aquí la especulación: ¿Qué cree el lector? ¿Tendremos (en términos de "revolución de genero") una influencia política global como tuvo la Unión Soviética sobre el sistema mundial durante el siglo XX? ¿Terminaremos siendo simbólicamente fuertes pero realmente intrascendentes cubriendo con algunas mujeres los mejores puestos públicos y privados en tanto que el resto de ellas quedarán sometidas en sus domicilios (confirmando una vez más la misma contradicción entre anhelos y alcances reales al cual llegaron todas las revoluciones de izquierda hasta hoy)? ¿O solo permaneceremos latiendo entregados al pulso de la caridad internacional y la explotación emulando el triste ejemplo que nos da Cuba desde hace 50 años?
sábado, 19 de septiembre de 2020
Horacio González como expresión patética de una intención política.
Se acerca la "Feria del Libro" y, dado el gobierno actual, ya la están promocionando con Horacio González como una de sus caras principales. González ahora rasca la filosofía humanista para mantenernos a raya y mantener viva la llama de su revolución juvenil. Ya no nos tira con Carl Schmitt como lo hizo la década pasada (sabe que no le conviene); ahora lo intenta con un "humanismo a la Sartre".
Horacio González quedó fosilizado en un set de intenciones a la carta de la década del 60 del siglo pasado. Tiró más o menos bien hasta entrados los dos mil acomodándose en algunos resquicios públicos; lugares en donde, como un microbio, esperó latente su nueva oportunidad. Y esa oportunidad llegó a partir de la crisis de 2001 que lo vio, una vez más, chupando las medias correctas para lograr ser señalado para estar al frente de un puesto; esta vez fue la Biblioteca Nacional. Y el microbio se manifestó. Con Casullo, Forster y otro grupo de añejos militantes redivivos armaron "Carta Abierta" para hacer de pulgas del primer gobierno de Cristina Kirchner (pulgas en el sentido del personaje en "La Fuerza de los Fuertes", esa bella narración de Jack London). ¡Era la primera gesta épica en 30 años! Y así, como un ejército cocooniano -pero sin dignidad- desenfundaron todo el patetismo humano juntándose semanalmente en la Biblioteca Nacional para alimentar sus egos con una ficción de importancia y, de paso, ocupar el vacío de un sábado a la tarde de los últimos días. Pero como buenos intelectuales enmohecidos (y como buenos para nada) ni advertían que el mundo volaba ya por las autopistas digitales mientras ellos, a lo sumo y con algo de suerte, lograban emanar ese característico olor a papel apolillado en cada renglón que expelían como corolario de sus encuentros.
Da cierta ternura ver a sus seguidores creerse sofisticados por haberlos leído, aunque también irrita verlos ironizar sobre el pensamiento de los otros convencidos de portar un don especial por adorar a esa patética tribu.
Horacio González quedó fosilizado en un set de intenciones a la carta de la década del 60 del siglo pasado. Tiró más o menos bien hasta entrados los dos mil acomodándose en algunos resquicios públicos; lugares en donde, como un microbio, esperó latente su nueva oportunidad. Y esa oportunidad llegó a partir de la crisis de 2001 que lo vio, una vez más, chupando las medias correctas para lograr ser señalado para estar al frente de un puesto; esta vez fue la Biblioteca Nacional. Y el microbio se manifestó. Con Casullo, Forster y otro grupo de añejos militantes redivivos armaron "Carta Abierta" para hacer de pulgas del primer gobierno de Cristina Kirchner (pulgas en el sentido del personaje en "La Fuerza de los Fuertes", esa bella narración de Jack London). ¡Era la primera gesta épica en 30 años! Y así, como un ejército cocooniano -pero sin dignidad- desenfundaron todo el patetismo humano juntándose semanalmente en la Biblioteca Nacional para alimentar sus egos con una ficción de importancia y, de paso, ocupar el vacío de un sábado a la tarde de los últimos días. Pero como buenos intelectuales enmohecidos (y como buenos para nada) ni advertían que el mundo volaba ya por las autopistas digitales mientras ellos, a lo sumo y con algo de suerte, lograban emanar ese característico olor a papel apolillado en cada renglón que expelían como corolario de sus encuentros.
Da cierta ternura ver a sus seguidores creerse sofisticados por haberlos leído, aunque también irrita verlos ironizar sobre el pensamiento de los otros convencidos de portar un don especial por adorar a esa patética tribu.
lunes, 14 de septiembre de 2020
Traducción y desplazamiento, la eterna infertilidad del intelecto argentino.
1- "No es solo por encerrar más gente que bajaron los homicidios".
2- "No es solo por emitir más que ha aumentado la inflación".
3- "No es solo por la falta de mercado que ha aumentado la pobreza".
4- "No es solo por el control de precios que aumenta la escasez".
5- "No es solo por altos impuestos que no tenemos inversión".
6- "No es solo por exceso de gasto público que se incrementa la deuda".
Construya el lector su traducción preferida (en Argentina abundan).
El parámetro promedio del universo intelectual argentino se patenta de biempensante a partir de ese artilugio "no es solo por". Un ad hoc desde el cual se activa un regodeo que versa sobre la multicausalidad de los procesos de acción humana; una obviedad que, a partir de ese pequeño artilugio, luego se vende como una ensayística sofisticada (desde la cual nunca se llega a nada sino a mayor profundización de la anomalía que se pretende corregir desde el "no es solo por"). Y así terminamos teniendo más homicidios, más inflación, más pobreza, más escasez, más falta de inversión y más deuda. Entre otras cosas que el lector podrá agregar a gusto.
A vuelo de pájaro se me antoja pensar en Alejandro Katz como un fiel representante del "no es solo por", pero hay miles. Proponga el lector los restantes...
lunes, 24 de agosto de 2020
La Argentina devaluada
El dólar es el medio con el cual se financia el sector privado.
El "cepo al dolar" es la manifestación de la capacidad de extorsión legal que tiene la administración publica por sobre la administración privada. Y esto es posible, entre otros, por dos factores principales.
- Por mansedumbre ante los dictámenes de la burocracia pública.
- Por no tener clara la diferencia entre "Estado" y "administración pública".
Respecto del primer punto podemos decir que la mansedumbre se da por acostumbramiento.
Respecto del segundo, hay que puntualizar: El Estado engloba al sector público y al sector privado; la administración pública es el núcleo operativo del Estado y, en tanto tal, está al servicio de ambos sectores -público y privado-. Olvidar esa categoría puso al ethos de la administración pública a funcionar como administración de Estado contra el sector privado, y en el universo de relaciones burocráticas el olvido hizo que la administración pública funcione solo como brazo político de grupo circunstancial. Así las cosas, las elecciones dictaminan el sentido de los intereses de la administración pública y éstos, a su vez, los del grupo político triunfante; desapareció la administración pública profesional y con ella va desapareciendo el sector privado.
El precio del dolar y su escasez refleja aquellos puntos.
domingo, 16 de agosto de 2020
Una bella pandemia argentina
Durante la última conferencia de prensa que el Ministerio de Salud de la República Argentina ha realizado para comunicar el estado de avance de gestión ante la pandemia Covid-19, hubo un hecho llamativo que sorprendió a propios y extraños: Los funcionarios, luego de dar el parte informativo, realizaron una coreografía con una artista infantil digna de los instantes posteriores al final de una película de Bollywood. Resulta ser que la payasa que apareció en la conferencia de prensa era “La payasa Filomena”, una integrante del grupo infantil “Vuelta Canela”, y parece ser que el fuerte de este grupo es “ser respetuosos de las infancias” y no tratar a niños y niñas como “productos consumibles”. En un intercambio se me ha sugerido -de manera indirecta- "ponerme a pensar" porque, me dicen, se trata de “muy buenos artistas que no tratan a los niños y niñas como tontitos”. También se me informa que en esa línea hay excelentes “productos musicales” que rescatan “la línea pedagógica iniciada por María Elena Walsh y que con el tiempo se fue abandonando por productos musicales mercantilistas enlatados”.
Es una pena; que tan buenos atributos e intenciones no hayan sido acompañados por estos artistas con la suficiente sensibilidad cognitiva como para advertir que los estaban rifando al transformarlos en una patética pantomima por exponerlos en el lugar equivocado, es realmente una pena.
Se trataba de una conferencia de prensa cuyo objetivo era brindar información sobre el número de víctimas fatales, infectados, recuperados y estado de situación de avance de una pandemia por la cual se ha encerrado a la población -al menos bajo pena legal por incumplimiento- por más de 150 días.
Me llama la atención la incapacidad que existe en nuestro medio para separar ficción de realidad y anhelo de pensamiento, lo que empuja a captar las circunstancias de una manera tan equivocada que se interpretan los contextos casi de manera inversa a lo que ellos manifiestan.
Es una pena; que tan buenos atributos e intenciones no hayan sido acompañados por estos artistas con la suficiente sensibilidad cognitiva como para advertir que los estaban rifando al transformarlos en una patética pantomima por exponerlos en el lugar equivocado, es realmente una pena.
Se trataba de una conferencia de prensa cuyo objetivo era brindar información sobre el número de víctimas fatales, infectados, recuperados y estado de situación de avance de una pandemia por la cual se ha encerrado a la población -al menos bajo pena legal por incumplimiento- por más de 150 días.
Me llama la atención la incapacidad que existe en nuestro medio para separar ficción de realidad y anhelo de pensamiento, lo que empuja a captar las circunstancias de una manera tan equivocada que se interpretan los contextos casi de manera inversa a lo que ellos manifiestan.
Aún no tengo claro si esto se da espontáneamente o hay todo un sistema de educación para tal anómalo sentido de orientación. Hoy no es poca la gente que cree, realmente convencida, que sería deseable tratar a la ciudadanía como Guido Orefice trató a Giosuè en "La Vida es Bella". Es increíble (quiero pensar que lo sugieren por un exceso de bondad y no como arma comunicacional de distracción conscientemente premeditada). El actual momento no pide el desarrollo de patéticas pantomimas desde un púlpito público, nos exige mayor responsabilidad, rigor y simetría ante las circunstancias: eso es lo mejor que podemos hoy hacer por la vida.
martes, 4 de agosto de 2020
Argentina, ciudadanía y autoridad.
Siempre pienso que eso que llaman "argentinidad" tiene mucho de alcahuetería y sumisión ante la autoridad (características que en nuestro país se dejan ver en forma de una rebeldía siempre inconclusa).
En el pasado siglo el estereotipo argentino de "buen ciudadano" tenía características bien distintivas; generalmente se trataba del don nadie del pueblo, era la chusma que sabía vida y obra de todo el poblado y, siendo un bueno para nada, de buenas a primeras sorprendía apareciendo un domingo a la tarde dando charlas de moral y buenas costumbres hablando de "Dios, patria y familia" desde el púlpito de la sociedad de fomento (que presidía por ser amigo del comisario, el cura y el juez).
Desde la aparición de la pandemia, en argentina volvieron a ponerse de manifiesto aquellas característica de tal particular ciudadano modelo del siglo pasado (aunque hoy muestran cierta metamorfosis dado que están encarnadas en los nuevos formatos generacionales); la vileza de conducta para con el resto acompañada de esa sumisión rastrera ante el poder circunstancial que mostraba aquel servil bueno para nada, hoy en cuarentena vuelve a circundar argentina de una manera tremebunda:
A aquel despreciable sujeto, en el actual contexto, no solo lo están encarnando los actuales -y siempre imbéciles- militantes de ocasión que ponen los dedos en V y salen a señalar personas solo porque las ven caminando por la calle o por verlas sentadas en su propio bar tomando un café en solitario (bar que debieron abrir para mantener, al menos, sin humedad ante el vacío de clientela); hoy hasta tu primo y tu vecino te señalarán para que vayas preso por comer un asado con amigos.
En el pasado siglo el estereotipo argentino de "buen ciudadano" tenía características bien distintivas; generalmente se trataba del don nadie del pueblo, era la chusma que sabía vida y obra de todo el poblado y, siendo un bueno para nada, de buenas a primeras sorprendía apareciendo un domingo a la tarde dando charlas de moral y buenas costumbres hablando de "Dios, patria y familia" desde el púlpito de la sociedad de fomento (que presidía por ser amigo del comisario, el cura y el juez).
Desde la aparición de la pandemia, en argentina volvieron a ponerse de manifiesto aquellas característica de tal particular ciudadano modelo del siglo pasado (aunque hoy muestran cierta metamorfosis dado que están encarnadas en los nuevos formatos generacionales); la vileza de conducta para con el resto acompañada de esa sumisión rastrera ante el poder circunstancial que mostraba aquel servil bueno para nada, hoy en cuarentena vuelve a circundar argentina de una manera tremebunda:
A aquel despreciable sujeto, en el actual contexto, no solo lo están encarnando los actuales -y siempre imbéciles- militantes de ocasión que ponen los dedos en V y salen a señalar personas solo porque las ven caminando por la calle o por verlas sentadas en su propio bar tomando un café en solitario (bar que debieron abrir para mantener, al menos, sin humedad ante el vacío de clientela); hoy hasta tu primo y tu vecino te señalarán para que vayas preso por comer un asado con amigos.
viernes, 17 de julio de 2020
Las tapas de Página12
Las tapas de Página12 son intentos de performances ideológicas que quedan a medio camino entre una información y un menoscabo, y entre un atisbo de arte y una chapucería. Expresan el anhelo de editores viejos suspirando por Berlín oriental junto a la cándida ternura de sus jóvenes discípulos pululando el limbo de la limitación de ideas (adquirida por transferencia) y el desconcierto ante un desconocimiento que manifiesta resistencias.
Podríamos definir como "performance" a esas expresiones de la dramaturgia que no discurren como una interpretación guionada sino como -no siempre- una estática puesta en escena que busca un golpe de efecto. Las hay callejeras y las hay de salón y, si bien hay grandes performers, podríamos también decir que es una forma de arte que también expresa la falta de ideas en términos de profundidad crítica y, por qué no, una "performance" es el atajo que toman quienes poco vuelo artístico poseen. Intentan golpes antisistema pero, de manera paradójica, se desarrollan gracias a la increíble productividad de artefactos que el sistema produjo para provecho de los más débiles en términos de creatividad, los cuales pueden ficcionar cierta grandeza tras un biombo de cacharros.
Bien, Página12, en su última tapa, intentó una ironía que no llega, si quiera, a ser un dibujo de café; en su performance "antirunner" explicita su chabacanería simbólica y busca una sutileza antiliberal pero es pueril con el implícito vómito de alegría mediante el cual ensalzan la persecución pública y el acatamiento del orden.
Alguien debería comunicar a sus editores que vuelvan a las tapas de la operación Maldonado, eran superiores...
lunes, 25 de mayo de 2020
El reposo de la economía Argentina.
¿Vieron cuando una computadora vieja tarda mucho tiempo en apagarse y luego tarda un tiempo aún mayor para encender?
Bueno, podríamos pensar en eso cuando pensamos la cuarentena y sus efectos económicos para Argentina.
Con todo lo que se puede decir de la devastación económica que hoy tenemos, ciertamente no se dio lo que muchos pronosticaron comparando nuestra economía con, digamos, la de EEUU cuando trazaron hipótesis sobre los efectos del paro provocado por la cuarentena (que las Pyme quebrarían allí en 25 días y que entonces aquí en 15 serían polvo ¿lo recuerdan?). Aquí he sostenido que, en términos económicos, las diferencias de velocidades hacen de estos procesos comparados algo completamente inverso a nivel, también, de efectos comparados. El golpe económico en EEUU aún con una cuarentena mucho más laxa que la nuestra parece ser del mismo nivel que el golpe sanitario: 100 mil muertes y 30 millones de desocupados. EUA es una computadora nueva apagándose velozmente pero encenderá con una velocidad aún superior (y podemos estar seguros que encenderá).
La computadora vieja tarda en apagarse, pero tarda aún más en encender.
En Argentina los efectos económicos de la cuarentena no se están evidenciando con toda la fuerza e intensidad que en las economías avanzadas, pero ya van a ver lo que va a ser cuando pretendamos encenderla nuevamente (si es que logra hacerlo, recuerdo que tuve una computadora vieja a la cual no quería apagar por miedo a que no encendiera nunca más)
Tomen la parábola como quieran.
Tomen la parábola como quieran.
sábado, 16 de mayo de 2020
El mérito; un maduro silencio como antídoto a la inconducente puerilidad militante.
JoAnn Hardin comenzó sus contactos imaginarios con los cohetes ya desde pequeña a partir del trabajo en Cabo Cañaveral de su padre, Don Hardin, quien noche tras noche se veía inundado de preguntas sobre esos artefactos. Preguntas sobre las cuales no tenía elementos para responder -él era un piloto de la armada estadounidense que administraba el programa de cohetes del ejército pero no era ingeniero, un conocimiento que percibía necesario para saciar las inquietudes de su hija-.
Luego de graduarse, JoAnn salió a la búsqueda de más y más respuestas sobre esos maravillosos artefactos que la sorprendían y se propuso ingresar a la escuela de misiles balísticos de la Armada, también en Cabo Cañaveral. Inició su carrera como asistente de ingeniería. Sus preguntas crecían en cantidad y calidad a medida que comenzaba a aprender más cosas, su fascinación se fue transformando en sana obsesión y adquirió sentido y firmeza cuando ingresó en la Universidad de Florida a profundizar sus conocimientos en matemática (sospechaba que las respuestas que buscaba vendrían transitando ese camino). Pero cada verano retornaba a Cabo Cañaveral; no podía estar lejos de esas gigantescas estructuras. La pasión y la razón que contenía el sentido de sus preguntas y el ahínco con que desarrollaba el camino hacia la búsqueda de respuestas hizo que sea el propio Director del Proyecto Apolo, Wernher von Braun, quien la llamara a trabajar a su lado. Ya desde la asistencia de ingeniería se destacó por el nivel de soluciones que aportaba para el diseño de lanzamiento de cohetes para los programas de vuelo iniciales de la NASA, hasta llegar en 1963 al máximo centro de desarrollo de vuelos espaciales de aquel momento; el Kennedy Space Center.
Y ahí la vemos en la imagen. La única mujer entre decenas de hombres atentos al despegue del Apolo XI que estaba llevando a Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a la luna. Un momento clave que la ve mostrando serenidad y prestancia ante tanto nervio que se deja ver en las posturas de los hombres parados a su alrededor y alejados de sus puestos correspondientes. Sin embargo JoAnn está tranquila, aún a sabiendas que al ser la ingeniera senior en control de instrumentación es responsable del monitoreo de los sensores del Apolo 11.
JoAnn tuvo que soportar muchas cosas por aquel entonces, por muchos años tuvo que ser acompañada por un oficial que limpiaba previamente el baño de hombres para que ella pudiera utilizarlo dado que no había un baño para ella. Y todo en medio de constantes chanzas sexistas. Finalmente llegó el día en que hubo un baño para mujeres y ella, muy serena y esbozando una sonrisa declaró alguna vez; "aquel fue un gran día".
¿Imaginan a JoAnn con un pañuelo verde atado a la cartera, revoleando sus tetas en la calle y defecando en la puerta de una Catedral?
domingo, 3 de mayo de 2020
Lecciones de economía, política y libertad.
Domingo Cavallo es, tal vez, el mejor economista que ha dado la República Argentina en términos de aplicación de ideas orientadas hacia la libertad económica haciéndolo desde la arena de la gestión pública y asumiendo las restricciones inmanentes de la realpolitik. En esta nutriente entrevista el economista nos deja jugosas reflexiones y aprendizajes sobre las perspectivas pasadas, presentes y futuras que hacen al desafío de la gestión económica de un país con las particularidades de Argentina. Recomiendo las próximas dos horas, son de puro aprendizaje.
martes, 14 de abril de 2020
El contraataque de Cristina.
La ex Presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, pasa a la fase B del desarrollo del plan que desde Cuba vienen ejecutando (no olviden en este punto la innumerable cantidad de viajes que ha realizado en los últimos dos años con la excusa de la salud de su hija). Ha comenzado el contraataque presionando a la Suprema Corte para que de vía libre a las sesiones con las cuales pretenderá dar comienzo al proceso de expropiación de riqueza por fases.
Antes de comenzar a despotricar contra Cristina y su gente es importante no olvidar ciertos detalles no menores. Si todo esto finalmente sale como el kirchnerismo lo prevé, avanzarán nuevamente hasta donde puedan empujando hasta donde se los deje y, si no encuentran freno con un rigor suficiente y justo, sabemos que van por todo. Por eso continuar insultando a Cristina, el kirchnerismo, el albertismo o lo que fuere, es esquivar el bulto. Sería deseable ahora más que nunca concentrar nuestra mirada en el grado de obsecuencia vil presente en todo el arco político argentino, que hizo que por dos años esta señora volara a La Habana a gusto y antojo como quien va a dar un paseo de fin de semana, y todo en medio de un proceso judicial que, supuestamente, la tenía con las pruebas suficientes como para haber estado presa. Y también la culpa es de esa misma vil obsecuencia que hizo que la posición políticamente correcta sobre lo que pasaba con Florencia Kirchner nos hacía decir "no seamos duros, es una mujer que está sufriendo y seguramente no la debe estar pasando bien en Cuba". Cuando sabemos que eso tiene la misma credibilidad que un relato de alienígenas.
Esta gente siempre se escudó atrás de dolores para avanzar sin contrapuntos. Y siempre llegamos tarde a advertir sus lágrimas de cocodrilo; no olviden que captamos que 30 mil no era más que un slogan cuando ya de nada servía captarlo como tal, puesto que ya lo habían utilizado para vendernos sueños compartidos, miles de subsidios fantasma, decenas de miles de puestos públicos y un posicionamiento burocrático con el cual se han enquistado como un cáncer en el poder público. Y lo captamos tarde porque toda vez que alguien quiso gritarlo a tiempo fue silenciado por un gran dedo acusador conformado por TODO EL ARCO POLÍTICO que no dudó en atacar al mensajero con todo tipo de apelativos y amenazas.
Esperemos hoy estar a la altura de las circunstancias y que alguien sea capaz de ponerle un freno a tiempo, aunque creo que ahora, también, ya es demasiado tarde.
La AFIP como Pirro de Epiro.
¿De qué sirve la victoria si para lograrla tienes que sacrificar tantos guerreros que al final quedarás solo contemplando un mar de cadáveres?
A tal situación se la suele denominar como una "victoria pírrica" o "victoria a lo Pirro". Y esta definición viene a partir de una frase que habría dicho Pirro, Rey de Epiro, quien luego del triunfo en una cruenta batalla contra los romanos y, contemplando el resultado, habría dicho: "otra victoria como esta y volveré solo a casa".
Bueno, la gente de la AFIP y el gobierno andan declarando que "serán inflexibles" con la fiscalización: Sigan así que la victoria que están provocando los dejará balbuceando lo que Pirro hace dos mil trescientos años.
Militancia científica, el sutil autoengaño de los idiotas.
Una de las características distintivas del conocimiento científico es su metodología. Con independencia a la sociología de la ciencia que indica que no habría tal cosa como "un método" y que éste sería "lo que los científicos hacen", lo cierto es que hay esquemas de corroboración que desplazan el conocimiento intuitivo por emplazar un conocimiento racional. Esto no quiere decir que la intuición no esté presente en el conocimiento científico, lo está. Pero es subsidiaria de la plataforma racional; la posibilidad de intuir ante cada nueva etapa del conocimiento científico se va parando en cada escalón de razonamiento que se va subiendo.
Bien, hoy en Argentina se argumenta que no se hacen testeos masivos por el coronavirus porque "no sería tan necesario". Sin embargo anoche, el Presidente de la Nación -asesorado por un grupo de expertos que sostiene aquello-, comparó gráficos en donde por un lado estábamos nosotros intuyendo casos posibles vs otros países que muestran datos de un universo testeado muchísimo más amplio y riguroso en conclusiones. Sería arriesgado afirmar que la exposición de ayer fue clarificadora, puesto que nuestro grupo de expertos está haciendo algo anómalo en tanto método y en términos de una comparación y/o argumentación respecto de la falta de testeos; intuimos la cantidad de casos que tenemos a partir de la cantidad de muertes en lugar de intuir por donde vendrá la solución posible al paliativo de la pandemia a partir de un universo masivo de testeos y la cantidad concomitante de muertes.
Nuestro grupo de expertos está haciendo algo bastante a tientas y ciegas para abordar cualquier camino de solución posible en términos de organizar la salida de la cuarentena. Y desde esta intuición que capto racionalmente en ellos, intuyo que tendremos cuarentena hasta la primavera, si es que llegamos...
miércoles, 18 de marzo de 2020
Covid-19 y el terrorismo, los amigos invisibles del Estado.
Algo que hemos presenciado en los últimos 10 años fue el declive en la capacidad de control público de las conductas ciudadanas; en la medida en que estas conductas progresivamente mejoraron su acción de reclamo de manera impredecible, creativa y eficaz, los estados fueron quedando inexorablemente expuestos en su anomalía institucional.
Durante los últimos 10 años, desde lo que conocimos como "la primavera Árabe" hasta el persistente movimiento de los chalecos amarillos en Francia, hemos presenciado innumerables momentos que han puesto en jaque al poder público establecido (sea cual fuere su línea ideológica): las manifestaciones en Venezuela pusieron en jaque al chavismo, las de Hong Kong evitan el avance chino sobre la isla, en España gestaron inicialmente al movimiento "podemos" y ahora a su contracara, Vox. Argentina tuvo lo suyo en las manifestaciones espontáneas del 8N y 18A (que pusieron contra las cuerdas al kichnerismo). En Chile una acción coordinada e impredecible -se decía que los manifestantes utilizaron una aplicación usada en Hong Kong para comunicación- hizo lo mismo con el gobierno de Sebastián Piñera. En Noviembre de 2014 y a raíz de un caso de gatillo fácil, en EEUU hubo protestas masivas que se salieron de control. Y hay más ejemplos.
Un argumento que, durante estos últimos años han utilizado los estados para controlar a la ciudadanía, justifica el control como una acción necesaria para luchar contra el terrorismo: Al sanguinario atentado contra la redacción de Charlie Hebdo en enero de 2015 y el ataque simultáneo que comenzó en el Stade de France y luego en Le Bataclan en noviembre de ese mismo año (dejaron ambos más de 130 muertos), se sumó en 2017 el atentado en Inglaterra del Manchester Arena, que dejó 22 muertes y 116 heridos. Aún así la militarización del control social no fue posible todo lo que se hubiera deseado desde esos estados. Hubo derechos adquiridos que ya no tenían vuelta atrás; los derechos garantizados en las constituciones liberales. Hasta hoy...
Desde hace semanas ha aparecido un nuevo enemigo, invisible, impredecible, aparentemente implacable y terriblemente peligroso; un virus. Se pueden especular muchas cosas en torno a esta aparición, pero lo único cierto -al menos hasta ahora y que hoy en día podemos percibir claramente-, es la violenta reversión que ha tenido aquel declive mencionado de control público sobre la ciudadanía. A partir de Covid-19 los estados han vuelto a tener de manera firme las riendas de control, aunque ahora no solo observados a regañadientes por la ciudadanía sino ayudados por ésta, que ahora sí, parece estar dispuesta a entregarlo todo en pos de ese enemigo invisible que solo se deja ver cuando mata (al igual que el terrorismo) y del cual solo podemos sospechar su presencia cuando estornudamos (al igual que el miedo que nos produce ver a alguien con aspecto islámico dejar un bolso en un banco de plaza que está en cercanía).
Este escrito no pretende relativizar peligros ni sugiere actitudes irresponsables, solo intenta poner una mirada más en términos de preguntarnos hasta donde estamos dispuestos a poner límites en la entrega de nuestras libertades y derechos. Hace instantes Facundo Manes y Sergio Berni -en diferentes programas- han repetido la misma frase: "Aquí no hay lugar para librepensadores", y yo en este momento estoy pensando libremente.
¿Podré hacerlo mañana?
lunes, 16 de marzo de 2020
Argentina; la gestión política de su eutanasia nacional.
La reducción de frecuencia de los trenes como paliativo para frenar la transmisión de Covid-19, me hizo recordar otra situación similar en idiotez ante la toma de decisión, aunque mucho menos dramática en consecuencias.
Recuerdo el sábado 12 de octubre de 2019 cuando quise cargar nafta en un bidón -para hacer funcionar el grupo electrógeno- y no me vendieron. El argumento esgrimido pasó porque al estar desarrollándose el encuentro nacional de mujeres en la ciudad de La Plata, tenían la orden de no vender nafta en bidones hasta el día martes (por el riesgo de producción de bombas molotov y demás hechos de público conocimiento).
Recuerdo también que ante esa negativa solicité al expendedor que cargara 500 pesos más en el tanque y, ante eso, nos miramos y pensamos lo mismo sobre la idiotez de esa medida que pretendía evitar desmanes con combustible evitando venderlo en bidones. Le dije que esa medida solo iba a afectar a quienes verdaderamente podrían necesitar combustible para su traslado y habrían de tener que dejar tirado su vehículo hasta que pudieran cargar combustible en bidón -a no ser que algún amigo o alguien de buena voluntad se prestare a cargar más en su vehículo para luego ponerlo contiguo al suyo y pasar combustible con una manguera-: ¿Acaso esos 500 pesos extra que estaba cargando yo en mi vehículo no era lo que necesitaba para el grupo electrógeno y lo pasaría con una manguera en mi domicilio de la misma manera que alguien que -prohibido de proveerse con un bidón y pretendiendo construir bombas molotov-, procuraría su combustible cargando de más en un vehículo para luego pasarlo al recipiente correspondiente?
Recuerdo que al plantear eso concluimos con mi expendedor que aquella medida era una completa, total y absoluta idiotez. Aunque también fruto de gente que no piensa en lo más mínimo en el bienestar y seguridad de la ciudadanía.
Bueno, lo mismo está sucediendo por estas horas con muchas de las medidas (que denominan "prácticas" y "eficientes") en términos de una lucha contra Covid-19.
¿Quién forma a esta gente? ¿O es el universo en el que se mueven que les vacía la cabeza y transforma a estas personas en idiotas consumadas?
viernes, 6 de marzo de 2020
El lastre.
La gente de las fotos que acompañan esta entrada forma parte de la última camada de un grupo de personas que desde hace aproximadamente 70 años comenzó a militar políticamente para cambiar el sentido simbólico de la vida económica, civil e institucional de la República Argentina.
Esta gente y toda su corriente política nació, creció y se desarrolló en base a invertir la lógica secuencia entre medios, fines, causa y efectos; a partir de lo que lograron establecer -entronizando en las instituciones educativas y todo medio posible de amplificar sus elucubraciones-, una persona promedio, en argentina, cree que la necesidad otorga derechos y que el derecho como la garantía para alcanzar una necesidad mediante el esfuerzo propio, es un engaño histórico perpetrado por clases acomodadas para mantener en mansedumbre a las personas más desposeídas, privándolas de derechos. Esta gente logró que el promedio de la ciudadanía argentina confunda derecho con obligación, creyendo que es antes la acción de espera por recibir (porque es obligatorio e imperativo moral el hecho de "dar"), antes que ejecutar el propio derecho a hacer libremente (seleccionando lógicamente producir previamente para dar en consecuencia y ejercer así el pleno derecho a ser, en libertad).
En los inicios la generación que gestó el movimiento en el que dicen estar estas personas, se alimentó de un entorno que rebozaba de riqueza heredada y pudieron ejecutar -en la práctica- la falacia de sus elucubraciones; pudieron así esconder de manera provisoria el esencial yerro de combatir lo que naturalmente es imposible hacer si es que se quiere mejorar progresivamente. Así los slogans "combatiendo al capital" y "redistribuyendo la renta" encarnaron en la sociedad como una condición no solo posible, sino también altruista. De esta manera construyeron su propio universo de mansedumbre, logrando eliminar de las personas toda posibilidad de apropiación conceptual de lo más básico de un proyecto económico para afrontar la vida. Esta gente empujó a la ciudadanía a que olvide sus obligaciones civiles y las lobotomizó dejándolas en espera del derecho obligatorio que el Estado DEBÍA otorga. Pero en ese contexto, con esa conducta, esta gente también gestó su propia anomalía; y la fantasía hasta aquí ha llegado: Un Estado Nación que sin poseer una ciudadanía apta como vehículo para la creación de riqueza y la obtención de recursos, se fue quedando progresivamente sin ellos y ya no puede continuar garantizando aquellos derechos que todo el mundo pedía sin producir lo necesario para que les sean otorgados. Y de esta manera ese estado famélico comenzó a pretender garantizarlos imprimiendo billetes, haciendo crecer aún más la ficción, generando rebotes inflacionarios permanentes que nos empobrecen más y más y más.
Y hoy estas personas continúan festejando una victoria pírrica, posan con los dedos en V cantando una marcha demodé que no solo nada dice, sino que los expone como lo que son; una manada de idiotas maleducados que no alcanza a captar que están rodeados de un mar de pobreza que en breve comenzará a inundar sus propias ambiciones debido a sus propias torpezas.
viernes, 28 de febrero de 2020
Guillermo Moreno, Adam Smith, David Ricardo, la oligarquía terrateniente, la deuda y el libre comercio.
El pasado fin de semana el ex Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, se expresó en términos de la deuda Argentina y la fuente de recursos –que considera legítimos- desde donde se debería tomar el excedente necesario para pagar los compromisos adquiridos. El ex Secretario minimizó la importancia de los recursos que se generarían por ajustes en la administración pública por considerarlos despreciables en volumen respecto de -y aquí viene su punto-, los miles de millones de dólares anuales que conforman la renta que obtienen los dueños de las mejores tierras de la pampa húmeda debido al arrendamiento. El punto del ex Secretario pasa por sostener que la pampa húmeda aún posee un sistema feudal de explotación, tal sistema haría que los propietarios de grandes extensiones se queden con una renta extraordinaria a expensas de los pooles de siembra, que serían quienes generan la producción capitalista desde la cual estos “parásitos poseedores" obtienen grandes ingresos sin producir absolutamente nada, tan solo por el derecho de propiedad de los mejores suelos del país (haciendo hincapié en una supuesta ilegitimidad de la posesión como tema para abordar “más adelante” casi como una especie de carta de negociación en caso de encontrar reticencias a sus sugerencias).
Guillermo Moreno también fue un paso más allá y sugirió, ante una hipótesis de conflicto, que “las fuerzas armadas ya no están del lado de estas mil familias, ahora están solitos con su alma. Ahora les llegó el momento del pongui pongui; tienen que poner la que tienen que poner” y por lo tanto “deberán adecuarse a este avance o vender la tierra a quienes las trabajan”, y con ello, “tiene que irrumpir el capitalismo moderno en la pampa húmeda”. Aquí el vídeo de la entrevista completa en la cual pueden chequear lo que acabo de sintetizar:
Guillermo Moreno ha soslayado algunos puntos neurálgicos al pretender tomar como ejemplo el caso de Inglaterra y el contrapunto conceptual entre los aportes de Adam Smith y David Ricardo respecto de renta, producción y comercio. Intentaré mostrar cuales han sido estos soslayos y de qué manera, al hacerlo, la contradicción en la cual ha incurrido lo deja parado en la vereda contraria a la cual, se supone, él pertenece.
Si hacemos una breve observación –parados desde el edificio conceptual en el cual se encuentra el ex Secretario- al respecto de las bases que dieron origen a la ciencia económica como el motor de indagación del proceso de reproducción material en la era de las manufacturas, debemos mencionar a la Economía Política, cuya luz se enciende como consecuencia de los procesos de cambio que se vivieron en la transición hacia la era burguesa (si bien los conceptos de “burguesía” y “manufacturas” corresponden a una categoría analítica que podríamos denominar “a la marxista”, el ex Secretario nos está hablando de pujas de poder en torno a los procesos de redistribución partiendo desde David Ricardo y Adam Smith, por ello es preciso trabajar desde su edificio conceptual puesto que sería un formalismo estéril hacer un ejercicio liberal para liberales tomando a Smith y Ricardo en clave liberal cuando analizamos a quien los ha interpretado en clave burocrática).
Aquellos cambios políticos, sociales e ideológicos maduraron en Francia e Inglaterra en el transcurso de los siglos XVII Y XVIII e impulsados por la aparición de grupos de capitalistas industriales cuyos intereses estaban contrapuestos a quienes conformaban los grupos agrarios comerciales y aristócratas conservadores. En tales cambios fue tomando forma la concepción unificada de una sociedad económica como objeto de la Economía Política. Adam Smith avanzaría con la Teoría de los sentimientos morales para finalmente culminar su gran obra con la Investigación sobre la naturaleza de la riqueza de las naciones. Más adelante sería David Ricardo quien, parándose en aquella investigación y, confirmándola por partes pero negándola en otras, trazaría su análisis sobre la distribución de la renta. Guillermo Moreno parece tomar estos dos puntales para avanzar hoy con su “teoría para la Argentina”.
En este punto no es ocioso recordar que aquellos son momentos en los que el derecho natural va a terminar desplazando al derecho divino, y es en este sentido que el nacimiento de una sociedad económica será observada como la consecuencia de una “ley natural”. Por lo tanto será la indagación sobre los aspectos principales de esta ley natural el objetivo principal de la economía política de aquel entonces. Y así las cosas los rieles sobre los cuales se iba a desplazar el avance del conocimiento económico tenían un solo destino; buscar conceptos claros, unificados y demostrados mediante los cuales pudiera quedar debidamente establecido el argumento positivo sobre cómo dejar que la sociedad marchase sin reglamentaciones –o con la menor cantidad posible de ellas-. Reglamentaciones que eran vistas como freno para el proceso de reproducción material, entendido éste como la consecuencia de una acción natural. Así quedaba asegurado el camino hacia la riqueza de las naciones: El dejar hacer (laissez-faire) se transformaría en el argumento central en esa apologética; el individualismo capitalista comenzaba a dar sus primeros pasos.
El principio unificador de aquel giro conceptual que significó la economía política estuvo construido sobre la base de observar el proceso de circulación económica de manera análoga al proceso de circulación sanguínea del cuerpo humano. De esta manera, si la “nueva sociedad" económica debía por fuerza tener un orden vital en el proceso de circulación de la riqueza, entones el sistema económico -en tal sentido- debía necesariamente ser lo mismo que el cuerpo para la personalidad del ser humano; una base física para desarrollar funciones más elevadas (Dobb 1938). Así –sintéticamente explicado-, se argumentará que el sistema económico debe proporcionar al Estado la mayor riqueza y excedente posibles (no es ocioso en este punto volver a recordar que no estamos hablando de historia económica sino argumentando sobre los objetivos de Guillermo Moreno).
Originalmente el producto neto se barruntó como riqueza y fue asociado a lo que producía la tierra luego de una temporada de producción y circulación. Los fisiócratas veían el principio físico excedentario que causaba el flujo de circulación económica y que gestará el excedente en forma de producto neto, en la diferencia entre la abundancia de semillas sembradas respecto de la escasez de semillas cultivadas. En tanto que parados en el mismo lugar de observación veían en la acción industrial un proceso estéril que solo transformaba la naturaleza pero no creaba “algo más”. Será David Ricardo quien con más fuerza llegará observar –y argumentar- la generación del producto neto en las manufacturas y no ya en la agricultura, encargándose de sentar las bases de definición del producto neto como una forma de apropiación de riqueza de la clase pasiva de terratenientes en desmedro de las clases trabajadoras (en el sentido de clase de productores de industria y no de trabajadores como acostumbramos en nuestro léxico). Se sellaba así la primera argumentación formal en apoyo a una grupo económico por sobre otro en términos de un análisis basado en leyes naturales como argumento central para ir contra una ley formal institucional. A partir de este momento la clase industrial comenzará a ser vista como el motor del desarrollo y conveniente para el progreso de las Naciones en tanto que las clases terratenientes tendrán el destino de observación contrario; como castas parasitarias y freno para el desarrollo.
¿Pero qué había sucedido en verdad tras la argumentación de Ricardo que tanto enamora a Guillermo Moreno?
Ricardo había expuesto -descubrió- una ley; la ley de los rendimientos marginales decrecientes de la tierra. Mediante ella trazó un principio unificador para explicar la formación de precios en el mercado de granos. Grosso modo el mecanismo expuesto fue el siguiente:
Al comenzar la industrialización acelerada y, entre otros factores, la expansión demográfica que siguió al proceso de éxodo del campo a las ciudades y las mejoras de asepsia de atención en los partos, la tasa de mortalidad al nacer comenzó a disminuir y progresivamente se fueron necesitando más tierras cultivables para suministrar alimentación a mayor cantidad de personas trabajando en el sector industrial. Las mejores tierras -como era lógico- ya estaban siendo utilizadas, por lo tanto se expande la frontera de utilización hacia tierras menos fértiles. El resultado que Ricardo observó –y que en realidad Marx tradujo desplazando para su beneficio teórico- fue el siguiente; para generar producto en aquellas nuevas tierras debía incrementarse el laboreo (el trabajo sobre las mismas) decantando en un incremento del costo en producción. Sin embargo los precios de intercambio al que se encontraban los granos en el mercado no se fijaba basados en los costos de las tierras más fértiles, sino en el laboreo incorporado en las tierras menos fértiles (que era más intenso y elevado que el necesario en las tierras más fértiles). Lo que Ricardo observo -y se encargó de argumentar con claridad- fue la relación asimétrica entre los industriales y los terratenientes dado que tales precios de los granos -el output agropecuario- eran el principio formador de los costos de la industria mediante los salarios “salarios de subsistencia” de sus trabajadores -el input idustrial-. Pero relatemos esta dinámica de la siguiente manera:
El sector de terratenientes tradicional era poseedor de las tierras más fértiles, por tanto el valor de su laboreo era bajo. El valor de cambio que recibían por el precio de los granos se formaba bajo la lógica del laboreo en las tierras menos fértiles (más elevado que los suyos). Los industriales costeaban su sector sobre la base de los salarios de subsistencia y éstos se medían fundamentalmente en términos del precio de los granos. A su vez, el precio de los granos se formaba en el margen de producción de la estructura económica disponible (las tierras menos fértiles). Por lo tanto para Ricardo había una extorsión de clases en desmedro de la clase trabajadora por parte de la clase terrateniente tradicional. La extorsión al sector industrial se dictaba de manera en que los terratenientes tradicionales -casi sin hacer nada más que tirar las semillas en la tierra y esperar- se apropiaban de una renta extra gracias al sobreprecio al cual vendían sus granos respecto del costo en el que incurrían (sobreprecio que era el precio de costo de las tierras menos fértiles donde se formaba el precio de margen de mercado, convalidado por los trabajadores industriales pagando el salario que conformaba la demanda de granos, subsistencia de los trabajadores de su sector).
De esta manera, a más expansión del sector industrial más se elevaban sus costos y más ganancia vía renta por parte de los terratenientes tradicionales se gestaba. Y es aquí que Ricardo acusa a una ley formal como la provocadora de esta injusticia, y es lo que no menciona el señor Guillermo Moreno: La Ley de Granos.
Si David Ricardo expuso la inevitabilidad de una ley natural económica para denunciar el perjuicio de una ley formal que la deformaba, Guillermo Moreno pretende mantener un sistema formalmente deformador de la acción económica natural para mantener un principio burocrático que frena el desarrollo mediante una anómala interpretación ricardiana de redistribución de la renta, imposibilitando el devenir económico de la Nación Argentina.
Aquel proceso de injusta distribución de la renta que Ricardo acusaba con sobrada prueba, no se debió a una extorsión parasitaria sino a la consecuencia anómala de una política pública aún más anómala; una Ley Pública que cerraba el comercio exterior libre imposibilitando a Inglaterra la provisión adecuada de granos a un menor precio bajando el costo del sector industrial, proponiendo realidad natural al proceso económico como un lógico devenir de la acción productiva mediada por un intercambio libre y no como un hecho posible de ser regulado por el Estado. Y es este punto -crucial y central en Ricardo- de lo que no hace mención el señor Guillermo Moreno.
Es cierto que al proceso avanzado por Ricardo, luego Marx lo tergiversará proponiendo que en última instancia lo que estaba en juego era ver quién se quedaba con lo que agregaba “el valor”. O sea, el salario. Pero también es cierto que luego serán los austriacos y los marginalistas quienes dejarán en claro que no es el trabajo el fantasma oculto en esas diferencias, sino la escasez y la utilidad. El grano elevaba su precio debido a la escasez, consecuencia de bajos rindes en las tierras menos fértiles (escasez agigantada por la imposibilidad de importar debido a la cerrazón de la ley de granos) y no por el trabajo incorporado en ellas. Y el salario podría caer debido a la natural relación económica en un proceso de libre circulación (y no por una extorsión que agrandaba un supuesto plus valor en la intermediación entre la apropiación capitalista del trabajo obrero).
Luego de hacer este vuelo por el corazón de aquel proceso mencionado por Guillermo Moreno, y pensando en lo que él propone como “solución” para el problema argentino y su visión de “capitalismo avanzado” en términos de “eliminar a los terratenientes” basándose en Ricardo y Smith, pongamos los contrapuntos.
Si fue la ley de granos quien permitió aquella “extorsión de clase”, aquí la extorsión de clase -en aquel sentido- hoy deberíamos buscarla a partir de una ley que esté haciendo las veces de restricción al comercio exterior en términos de los costos internos. En este sentido es menester mencionar que a diferencia de aquel tiempo, hoy la subsistencia del salario industrial ya no se mide por la cantidad de granos o alimentos que el salario podrá comprar, sino por la canasta de bienes con cierto nivel de complejidad industrial que contiene en su monto. Es cierto que en un país extremadamente pobre es el alimento quien determina el costo de un salario (si es que llegan a niveles de salarios potenciales), pero ya no estaríamos hablando de salario industrial sino de subsistencia sin más. Sin embargo es el propio ex Secretario quién se está refiriendo al camino de riqueza y desarrollo y no al de pobreza y subsistencia. Por lo tanto, parados desde la lógica de la enseñanza de Smith y Ricardo, deberíamos hacernos la siguiente pregunta.
¿Qué leyes y políticas públicas están haciendo que nuestras importaciones sean caras en términos de los bienes salario de la nueva subsistencia que conforma el costo de producción industrial en el siglo XXI? ¿Será -como en aquel entonces- la cerrazón por importar granos lo que está elevando la renta terrateniente o será la prohibición de importar bienes industriales lo que está elevando los precios de la canasta de consumo de los trabajadores argentinos y las ganancias extraordinarias de los industriales que no compiten?
Esta es la pregunta que no se hace Guillermo Moreno, quedándose en el argumento estigmatizante -militante- sobre "la oligarquía como causa de todo mal", obviando la causa estructural argentina principal; la burguesía parasitaria industrial Argentina que extorsiona -vía el cierre del comercio exterior- a todo el país de la misma manera que mediante la Ley de Granos los terratenientes ingleses abultaban su renta extraordinaria al imposibilitar de disponibilidad de granos importados a la economía de su época.
Guillermo Moreno debería saber (de hecho lo sabe) que nada fértil puede surgir de un avance compulsivo del sector público, sea éste sobre la propiedad cuanto que también sobre su flujo de producción sin tener como punto de partida la lógica de no perder de vista el hecho económico en acción natural y no como consecuencia de una acción de la voluntad burocrática. Avanzar una exacción compulsiva sobre el flujo de una renta generada por demanda externa y no por un propio proceso interno de expansión está condenado a nacer muerto, puesto que es –en palabras de Maurice Dobb- una "contranatural atención obstétrica" respecto del devenir de un proceso económico que pueda conducir a la riqueza y el progreso (objetivo supuesto del señor Moreno). Es más, hasta en el margen de obligar a vender las tierras a esos supuestos terratenientes parasitarios, se estaría fomentando mayor injusticia que la supuesta injusticia denunciada, dado que el precio que hoy se pagaría por esas tierras permitiría a estas clases disfrutar de una riqueza internacional sin precedentes vía diferentes inversiones en otro tipo de flujos, desprendiéndose a un alto precio de un bien que en última instancia solo circunstancialmente hoy tiene en su producción un precio asequible, pero que nada hace suponer que esto se mantenga en el tiempo (la productividad acelerada de la tecnología de producción de alimentos ya ha comenzado a desprenderse de la necesidad de grandes extensiones de tierra para lograr alimentar a la humanidad).
Pido disculpas por lo extenso de este escrito, pero sentí la necesidad de escribirlo porque no puede suceder más, si es que queremos un país mejor, que dejemos circular burócratas y ex funcionarios (que hicieron un desquicio toda vez que estuvieron en la función pública) continuar paseando por los medios con la actitud pretenciosa de un padre que todo lo sabe cuando a ciencia cierta están más cerca de la brutalidad que del conocimiento.
Guillermo Moreno ha soslayado algunos puntos neurálgicos al pretender tomar como ejemplo el caso de Inglaterra y el contrapunto conceptual entre los aportes de Adam Smith y David Ricardo respecto de renta, producción y comercio. Intentaré mostrar cuales han sido estos soslayos y de qué manera, al hacerlo, la contradicción en la cual ha incurrido lo deja parado en la vereda contraria a la cual, se supone, él pertenece.
Si hacemos una breve observación –parados desde el edificio conceptual en el cual se encuentra el ex Secretario- al respecto de las bases que dieron origen a la ciencia económica como el motor de indagación del proceso de reproducción material en la era de las manufacturas, debemos mencionar a la Economía Política, cuya luz se enciende como consecuencia de los procesos de cambio que se vivieron en la transición hacia la era burguesa (si bien los conceptos de “burguesía” y “manufacturas” corresponden a una categoría analítica que podríamos denominar “a la marxista”, el ex Secretario nos está hablando de pujas de poder en torno a los procesos de redistribución partiendo desde David Ricardo y Adam Smith, por ello es preciso trabajar desde su edificio conceptual puesto que sería un formalismo estéril hacer un ejercicio liberal para liberales tomando a Smith y Ricardo en clave liberal cuando analizamos a quien los ha interpretado en clave burocrática).
Aquellos cambios políticos, sociales e ideológicos maduraron en Francia e Inglaterra en el transcurso de los siglos XVII Y XVIII e impulsados por la aparición de grupos de capitalistas industriales cuyos intereses estaban contrapuestos a quienes conformaban los grupos agrarios comerciales y aristócratas conservadores. En tales cambios fue tomando forma la concepción unificada de una sociedad económica como objeto de la Economía Política. Adam Smith avanzaría con la Teoría de los sentimientos morales para finalmente culminar su gran obra con la Investigación sobre la naturaleza de la riqueza de las naciones. Más adelante sería David Ricardo quien, parándose en aquella investigación y, confirmándola por partes pero negándola en otras, trazaría su análisis sobre la distribución de la renta. Guillermo Moreno parece tomar estos dos puntales para avanzar hoy con su “teoría para la Argentina”.
En este punto no es ocioso recordar que aquellos son momentos en los que el derecho natural va a terminar desplazando al derecho divino, y es en este sentido que el nacimiento de una sociedad económica será observada como la consecuencia de una “ley natural”. Por lo tanto será la indagación sobre los aspectos principales de esta ley natural el objetivo principal de la economía política de aquel entonces. Y así las cosas los rieles sobre los cuales se iba a desplazar el avance del conocimiento económico tenían un solo destino; buscar conceptos claros, unificados y demostrados mediante los cuales pudiera quedar debidamente establecido el argumento positivo sobre cómo dejar que la sociedad marchase sin reglamentaciones –o con la menor cantidad posible de ellas-. Reglamentaciones que eran vistas como freno para el proceso de reproducción material, entendido éste como la consecuencia de una acción natural. Así quedaba asegurado el camino hacia la riqueza de las naciones: El dejar hacer (laissez-faire) se transformaría en el argumento central en esa apologética; el individualismo capitalista comenzaba a dar sus primeros pasos.
El principio unificador de aquel giro conceptual que significó la economía política estuvo construido sobre la base de observar el proceso de circulación económica de manera análoga al proceso de circulación sanguínea del cuerpo humano. De esta manera, si la “nueva sociedad" económica debía por fuerza tener un orden vital en el proceso de circulación de la riqueza, entones el sistema económico -en tal sentido- debía necesariamente ser lo mismo que el cuerpo para la personalidad del ser humano; una base física para desarrollar funciones más elevadas (Dobb 1938). Así –sintéticamente explicado-, se argumentará que el sistema económico debe proporcionar al Estado la mayor riqueza y excedente posibles (no es ocioso en este punto volver a recordar que no estamos hablando de historia económica sino argumentando sobre los objetivos de Guillermo Moreno).
Originalmente el producto neto se barruntó como riqueza y fue asociado a lo que producía la tierra luego de una temporada de producción y circulación. Los fisiócratas veían el principio físico excedentario que causaba el flujo de circulación económica y que gestará el excedente en forma de producto neto, en la diferencia entre la abundancia de semillas sembradas respecto de la escasez de semillas cultivadas. En tanto que parados en el mismo lugar de observación veían en la acción industrial un proceso estéril que solo transformaba la naturaleza pero no creaba “algo más”. Será David Ricardo quien con más fuerza llegará observar –y argumentar- la generación del producto neto en las manufacturas y no ya en la agricultura, encargándose de sentar las bases de definición del producto neto como una forma de apropiación de riqueza de la clase pasiva de terratenientes en desmedro de las clases trabajadoras (en el sentido de clase de productores de industria y no de trabajadores como acostumbramos en nuestro léxico). Se sellaba así la primera argumentación formal en apoyo a una grupo económico por sobre otro en términos de un análisis basado en leyes naturales como argumento central para ir contra una ley formal institucional. A partir de este momento la clase industrial comenzará a ser vista como el motor del desarrollo y conveniente para el progreso de las Naciones en tanto que las clases terratenientes tendrán el destino de observación contrario; como castas parasitarias y freno para el desarrollo.
¿Pero qué había sucedido en verdad tras la argumentación de Ricardo que tanto enamora a Guillermo Moreno?
Ricardo había expuesto -descubrió- una ley; la ley de los rendimientos marginales decrecientes de la tierra. Mediante ella trazó un principio unificador para explicar la formación de precios en el mercado de granos. Grosso modo el mecanismo expuesto fue el siguiente:
Al comenzar la industrialización acelerada y, entre otros factores, la expansión demográfica que siguió al proceso de éxodo del campo a las ciudades y las mejoras de asepsia de atención en los partos, la tasa de mortalidad al nacer comenzó a disminuir y progresivamente se fueron necesitando más tierras cultivables para suministrar alimentación a mayor cantidad de personas trabajando en el sector industrial. Las mejores tierras -como era lógico- ya estaban siendo utilizadas, por lo tanto se expande la frontera de utilización hacia tierras menos fértiles. El resultado que Ricardo observó –y que en realidad Marx tradujo desplazando para su beneficio teórico- fue el siguiente; para generar producto en aquellas nuevas tierras debía incrementarse el laboreo (el trabajo sobre las mismas) decantando en un incremento del costo en producción. Sin embargo los precios de intercambio al que se encontraban los granos en el mercado no se fijaba basados en los costos de las tierras más fértiles, sino en el laboreo incorporado en las tierras menos fértiles (que era más intenso y elevado que el necesario en las tierras más fértiles). Lo que Ricardo observo -y se encargó de argumentar con claridad- fue la relación asimétrica entre los industriales y los terratenientes dado que tales precios de los granos -el output agropecuario- eran el principio formador de los costos de la industria mediante los salarios “salarios de subsistencia” de sus trabajadores -el input idustrial-. Pero relatemos esta dinámica de la siguiente manera:
El sector de terratenientes tradicional era poseedor de las tierras más fértiles, por tanto el valor de su laboreo era bajo. El valor de cambio que recibían por el precio de los granos se formaba bajo la lógica del laboreo en las tierras menos fértiles (más elevado que los suyos). Los industriales costeaban su sector sobre la base de los salarios de subsistencia y éstos se medían fundamentalmente en términos del precio de los granos. A su vez, el precio de los granos se formaba en el margen de producción de la estructura económica disponible (las tierras menos fértiles). Por lo tanto para Ricardo había una extorsión de clases en desmedro de la clase trabajadora por parte de la clase terrateniente tradicional. La extorsión al sector industrial se dictaba de manera en que los terratenientes tradicionales -casi sin hacer nada más que tirar las semillas en la tierra y esperar- se apropiaban de una renta extra gracias al sobreprecio al cual vendían sus granos respecto del costo en el que incurrían (sobreprecio que era el precio de costo de las tierras menos fértiles donde se formaba el precio de margen de mercado, convalidado por los trabajadores industriales pagando el salario que conformaba la demanda de granos, subsistencia de los trabajadores de su sector).
De esta manera, a más expansión del sector industrial más se elevaban sus costos y más ganancia vía renta por parte de los terratenientes tradicionales se gestaba. Y es aquí que Ricardo acusa a una ley formal como la provocadora de esta injusticia, y es lo que no menciona el señor Guillermo Moreno: La Ley de Granos.
Si David Ricardo expuso la inevitabilidad de una ley natural económica para denunciar el perjuicio de una ley formal que la deformaba, Guillermo Moreno pretende mantener un sistema formalmente deformador de la acción económica natural para mantener un principio burocrático que frena el desarrollo mediante una anómala interpretación ricardiana de redistribución de la renta, imposibilitando el devenir económico de la Nación Argentina.
Aquel proceso de injusta distribución de la renta que Ricardo acusaba con sobrada prueba, no se debió a una extorsión parasitaria sino a la consecuencia anómala de una política pública aún más anómala; una Ley Pública que cerraba el comercio exterior libre imposibilitando a Inglaterra la provisión adecuada de granos a un menor precio bajando el costo del sector industrial, proponiendo realidad natural al proceso económico como un lógico devenir de la acción productiva mediada por un intercambio libre y no como un hecho posible de ser regulado por el Estado. Y es este punto -crucial y central en Ricardo- de lo que no hace mención el señor Guillermo Moreno.
Es cierto que al proceso avanzado por Ricardo, luego Marx lo tergiversará proponiendo que en última instancia lo que estaba en juego era ver quién se quedaba con lo que agregaba “el valor”. O sea, el salario. Pero también es cierto que luego serán los austriacos y los marginalistas quienes dejarán en claro que no es el trabajo el fantasma oculto en esas diferencias, sino la escasez y la utilidad. El grano elevaba su precio debido a la escasez, consecuencia de bajos rindes en las tierras menos fértiles (escasez agigantada por la imposibilidad de importar debido a la cerrazón de la ley de granos) y no por el trabajo incorporado en ellas. Y el salario podría caer debido a la natural relación económica en un proceso de libre circulación (y no por una extorsión que agrandaba un supuesto plus valor en la intermediación entre la apropiación capitalista del trabajo obrero).
Luego de hacer este vuelo por el corazón de aquel proceso mencionado por Guillermo Moreno, y pensando en lo que él propone como “solución” para el problema argentino y su visión de “capitalismo avanzado” en términos de “eliminar a los terratenientes” basándose en Ricardo y Smith, pongamos los contrapuntos.
Si fue la ley de granos quien permitió aquella “extorsión de clase”, aquí la extorsión de clase -en aquel sentido- hoy deberíamos buscarla a partir de una ley que esté haciendo las veces de restricción al comercio exterior en términos de los costos internos. En este sentido es menester mencionar que a diferencia de aquel tiempo, hoy la subsistencia del salario industrial ya no se mide por la cantidad de granos o alimentos que el salario podrá comprar, sino por la canasta de bienes con cierto nivel de complejidad industrial que contiene en su monto. Es cierto que en un país extremadamente pobre es el alimento quien determina el costo de un salario (si es que llegan a niveles de salarios potenciales), pero ya no estaríamos hablando de salario industrial sino de subsistencia sin más. Sin embargo es el propio ex Secretario quién se está refiriendo al camino de riqueza y desarrollo y no al de pobreza y subsistencia. Por lo tanto, parados desde la lógica de la enseñanza de Smith y Ricardo, deberíamos hacernos la siguiente pregunta.
¿Qué leyes y políticas públicas están haciendo que nuestras importaciones sean caras en términos de los bienes salario de la nueva subsistencia que conforma el costo de producción industrial en el siglo XXI? ¿Será -como en aquel entonces- la cerrazón por importar granos lo que está elevando la renta terrateniente o será la prohibición de importar bienes industriales lo que está elevando los precios de la canasta de consumo de los trabajadores argentinos y las ganancias extraordinarias de los industriales que no compiten?
Esta es la pregunta que no se hace Guillermo Moreno, quedándose en el argumento estigmatizante -militante- sobre "la oligarquía como causa de todo mal", obviando la causa estructural argentina principal; la burguesía parasitaria industrial Argentina que extorsiona -vía el cierre del comercio exterior- a todo el país de la misma manera que mediante la Ley de Granos los terratenientes ingleses abultaban su renta extraordinaria al imposibilitar de disponibilidad de granos importados a la economía de su época.
Guillermo Moreno debería saber (de hecho lo sabe) que nada fértil puede surgir de un avance compulsivo del sector público, sea éste sobre la propiedad cuanto que también sobre su flujo de producción sin tener como punto de partida la lógica de no perder de vista el hecho económico en acción natural y no como consecuencia de una acción de la voluntad burocrática. Avanzar una exacción compulsiva sobre el flujo de una renta generada por demanda externa y no por un propio proceso interno de expansión está condenado a nacer muerto, puesto que es –en palabras de Maurice Dobb- una "contranatural atención obstétrica" respecto del devenir de un proceso económico que pueda conducir a la riqueza y el progreso (objetivo supuesto del señor Moreno). Es más, hasta en el margen de obligar a vender las tierras a esos supuestos terratenientes parasitarios, se estaría fomentando mayor injusticia que la supuesta injusticia denunciada, dado que el precio que hoy se pagaría por esas tierras permitiría a estas clases disfrutar de una riqueza internacional sin precedentes vía diferentes inversiones en otro tipo de flujos, desprendiéndose a un alto precio de un bien que en última instancia solo circunstancialmente hoy tiene en su producción un precio asequible, pero que nada hace suponer que esto se mantenga en el tiempo (la productividad acelerada de la tecnología de producción de alimentos ya ha comenzado a desprenderse de la necesidad de grandes extensiones de tierra para lograr alimentar a la humanidad).
Pido disculpas por lo extenso de este escrito, pero sentí la necesidad de escribirlo porque no puede suceder más, si es que queremos un país mejor, que dejemos circular burócratas y ex funcionarios (que hicieron un desquicio toda vez que estuvieron en la función pública) continuar paseando por los medios con la actitud pretenciosa de un padre que todo lo sabe cuando a ciencia cierta están más cerca de la brutalidad que del conocimiento.
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