"Si te alimentas en forma constante mediante demostraciones de lealtad, recibirás en forma continua porciones de prudencia con sabor a traición."*
La palabra que ha sobrevolado la cuestión política en Argentina en la última semana sin dudas que es la tan amasada LEALTAD. Desde ella pueden extraerse algunas apostillas de la gran desilusión (traición) K de la semana.
A media que fueron pasando los días luego del domingo de tragedia que se ha vivido en el seno de las huestes Kichneristas, comenzó a ahondarse en las causas de la derrota; los intendentes del aparato oficialista, mal llamados testimoniales, pasaron a formar parte de una lista gris, que delimitará (luego de exhaustivas indagaciones) a quien le corresponderá el color negro y a quien el verde…
La presencia de esta lista surge como consecuencia de una elucubración, la cual a su vez, surge como consecuencia de una paranoia persecutoria. Pero tanto una como otra no descansan sobre un analítico razonamiento de los hechos, sino que se alimentan irracionalmente ante estos. Nestor Kirchner vive de la persecución, es un paranoico.
Su forma de gobernar tiene un sentido si y solo si, ella es una gesta épica, su madera política no admite un solo ápice de administración coherente y tribuna prudente. Debe redimir la historia y subsumirla a un rotundo grito de reivindicación reprimida, reivindicación que desde su boca solo suena como una exhalación mediatizada para dar de comer a su voraz espíritu de ambición y poder…
A las 2 de la madrugada del día lunes se lo pudo observar en toda su expresión, ante el reconocimiento de la derrota, envió salutaciones desde lejos; “Cristina reconoce y felicita a los ganadores”
El reflujo de estas palabras resuena en paralelo de una ira profunda que en un mal perdedor se puede observar. Aunque (bien lo sabemos) siempre es amarga la derrota, a veces suele ser un buen contrapunto observar el festejo del vencedor, en el podremos ver cuan potentes somos si ese festejo es desmesurado (como ocurrió con los vencedores del domingo…
Pero no, no sucedió con Nestor…
Su ira no permitió observarse en el otro, su desengaño no condujo al pensamiento, su malestar lo subsumió a una nueva elucubración persecutoria que activó nuevamene ese espíritu voraz necesitado de cabezas para alimentar sus mesozoicas y cuneiformes ideologías.
La elucubración se ha trasladado a sus soldados de trinchera; los intendentes del segundo cordón del conurbano bonaerense a los que el tenía amañados en un proceso llamado testimonial, aunque en honor a la verdad, debemos llamar las cosas y los hechos por su nombre real; lo testimonial indica que se constituye o prueba como testimonio, una PRUEBA testimonial.
Nestor Kirchner puso a prueba a sus pares políticos…
Pero la prueba no consistió en un test de recuperación pulmonar, una medida de tiempo en trote corto, o la detección de la derivada de una función en un punto, no. La prueba (mal llamada testimonial) fue la exigencia de lealtad a cambio de dinero presupuestario, dinero que a su vez serviría para paliar parcialmente los duros momentos que la ciudadanía de esos distritos esta afrontando. Es mediante ese acto pecuniario que ha jugado este rufián disfrazado de pingüino justicialista, por lo tanto, podremos cambiar la palabra testimonial por un nuevo concepto que bien podría llamarse EXTORSIONAL.
Las candidaturas han sido extorsivas en todo sentido ¿Como ha de pensar un extorsionador si sus víctimas encuentran la forma de desprenderse de el? De seguro que no reflexionará sobre nuestra capacidad de dividir un voto, en un intento por equilibrar (en justo ejercicio democrático) aquello que observamos que esta bien en el medio local y mal en el nacional, no. Él sencillamente pensará en coordinar una nueva amenaza, no se retirará a reflexionar en silencio, y en este punto reitero, lo suyo es una gesta épica; Nestor Kirchner y su soporte apologético están convencidos que deben VENCER, por el bien de todos y de ellos mismos…
Desde ahí parte la lista que hipotéticamente ha preparado, desde ahí tomó forma su imagen de espectro titilante en la conferencia de prensa, desde ahí coronó su renuncia al liderazgo del partido Justicialista en forma vil y digna de un cobarde de retaguardia; a solas, con un par de obsecuentes momentáneos E INDICANDO A UNO DE ELLOS (A DEDO POR SUPUESTO) COMO SU SUCESOR...
Por eso es que este breve escrito termina como ha comenzado. Cuando un mesiánico personaje exige de su entorno lealtad sin miramientos, poder sin contemplaciones y redención definitiva, encontrara seguro una mirada desconfiada, una entrega fragmentada y un agasajo camuflado.
Apoyándome en ese último párrafo concluyo; no ha ganado “la nueva derecha”, tampoco una conspiración mediática, menos aún la clase media traicionando los destinos de una “patria socialista”. En fin, no ha triunfado el “mal” sobre el “bien”, sencillamente ha perdido un idiota.
*Reflexión forzada ante la postura frente a la derrota del ex-presidente Nestor Kirchner.