"Diseñar nuevas formas de intervención del estado, modernas, contemporáneas. Entre todos diseñar nuevas formas de intervención, organizadamente con el sector privado..."
La anterior cita forma parte de un tramo del discurso de Cristina Kirchner el viernes pasado en el acto adelantado por el día del trabajador. Tal cual la tendencia estética de algunas ramas del sector industrial, que nos muestran en paralelo dos caras de una misma moneda; de un lado las posibilidades que abren las nuevas tecnologías y los nuevos materiales para crear nuevos diseños, aunque en el reverso y a consecuencia de las nuevas posibilidades, la revitalización de viejos clásicos como el "New Beetle" de Volkswagen, el "FIAT 500" o el "PT Cruiser" de Chrysler. Claro, a veces los diseñadores suelen descansar en mitos ya establecidos para apuntalar un cierto conservadurismo y miedo al riesgo extremo que supondría un radical diseño.
En tono a ese "toque vintage" que parece dar tanto resultado hoy en diseño automotriz, de indumentaria, amoblamientos y todo aquello que tenga un cierto potencial ergonométrico, nuestra presidente y el "modelo nacional y popular" no podían ser menos. Algunas de las "nuevas formas" que ha encontrado, al menos hasta ahora, la presidente Argentina, son aproximadamente las siguientes: Intervención de precios, licuación de salarios vía inflación, tapiar el ingreso de capitales, vigilar con perros su egreso. Cercar con políticas de caja cualquier avance opositor, mandar punteros a cortar arterias transitables. Empujar a facciones gremiales a pelear por repartijas de cajas con promesas de ganancias extra si se alinean con el gobierno, negociar con facciones mixturadas entre capitales privados y cajas estatales la impresión de dinero, imponer precios máximos para empujar a la dependencia de subsidios y coaccionar el ingreso de punteros en los directorios de las empresas. Financiar sin contraprestación de rentabilidad empresas no rentables, quebradas y con un ratio de obsolescencia imposible para cualquier evaluación de negocios medianamente seria y responsable. Empujar a la pérdida de independencia del banco central para transformarlo en una caja de financiamiento público, intervenir los precios de venta y los costos operativos para manejar la tasa de ganancia de los sectores exportadores empujando al desabastecimiento interno de bienes otrora abundantes como el gas, el petróleo, la carne y, por que no también, la yerba. Vaciamiento progresivo de los fondos de jubilaciones y pensiones a consecuencia del financiamiento corriente del gasto público utilizando tal pasivo estatal como un activo gubernamental, en criollo, una caja disponible. Imponer restricciones a la importación para beneficiar armadores locales amigos del poder, penalizar al consumidor haciendo pagar por tres lo que cualquier terrestre paga por uno, empujar a la escasez de drogas importadas para beneficiar a los laboratorios de genéricos locales, entre tantas otras "tensiones"...
Como el lector habrá pensado, tanta modernidad ya ha superado lo moderno. Nuestro "post-post-modernista" modelo Nacional y Popular, esas "nuevas formas" de intervención estatal que tanto llenan la boca de la Presidente, no son ya un equivalente al Mini Cooper de la industria automotriz, sino más bien una nueva apuesta por el "Kaiser Carabela" de la década del 50.
Como el lector habrá pensado, tanta modernidad ya ha superado lo moderno. Nuestro "post-post-modernista" modelo Nacional y Popular, esas "nuevas formas" de intervención estatal que tanto llenan la boca de la Presidente, no son ya un equivalente al Mini Cooper de la industria automotriz, sino más bien una nueva apuesta por el "Kaiser Carabela" de la década del 50.
2 comentarios:
Excelente!
Muy buena la analogía y muy bien puntualizados los puntos de intervención de este modelo. Solo la suerte de una soja a 500 dólares la tonelada puede mantener en funcionamiento un Kaiser Carabela en medio de tantos Coopers. Muchas gracias. Germán
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