Cuando Ben Shalom Bernanke asumió el control de la FED, en reemplazo del temperaturista económico Alan Greenspan, sus primeras afirmaciones con contundencia lo depositaron en su pintoresco apodo; el helicóptero.
Así lo llamaron en el ambiente luego de escucharlo repetir una y mil veces que tiraría bonos desde helicópteros -en caso de ser necesario- para asegurar el apalancamiento de la economía de Estados Unidos y la función de la FED dentro de ella.
Desde hace un tiempo, en aquella economía, se viene hablando del "Quantitative Easing" o "alivio cuantitativo" en castellano, elegante título para definir lo que otrora se llamaba en la jerga "vamos a darle a la maquinita para imprimir dinero". El síndrome del marketing gastronómico parece ingresar lentamente a la economía; ya no se ofrece en la cartas de los restaurantes "milanesas con puré" sino "medallones de lomo encorsetados en gránulos de cascara de pan, acompañados con papas de la huerta triturada".
Pero hay un dato de color que pareciera invertir el sentido del objetivo de Bernanke, al contrario de su pronóstico, debido en parte a la mecha que se encendió luego de la crisis de las hipotecas sub-prime, succionará los bonos de la tesorería de EEUU con una aspiradora, inyectando de ésta manera el volumen de dólares que se cree necesario para continuar la tenue recuperación de la economía. Este Quantitative Easing, es considerado el segundo movimiento -el primero fue en 2008 y se lo llamó QEI -Quantitative Easing I- el cual no trajo aparejado todo el impulso que se teorizó. No obstante, el riesgo del QEII estriba en que las tasas de recuperación son bajas en tanto que es baja la tasa de interés de la economía Estadounidense, lo que induce al sistema financiero a orientarse a los mercados de más alto rendimiento, como los latinoamaricanos y los asiáticos.
Paralelamente, el envilecimiento del dólar provoca el fortalecimiento relativo de las restantes monedas en orden de importancia, lo que reduce la competitividad de sus sectores externos. Es esperable entonces una respuesta de aquellas economías, más allá de los factores monetarios y los mercados financieros, que empuje a otro tipo de relaciones bilaterales. También, los controles de flujos de capitales que ha comenzado a trazar Brasil, indicaría que Sudamérica tampoco quedará esquiva a éstos procesos.
Ben Sahlom Bernanke ha comenzado su gestión con el apodo de helicóptero, sin embargo ésta se ha transformado en una especie de aspiradora en la cual, por un lado se succionan papeles con promesa de pago de largo plazo y, por otro, su filtro expele billetes apalancados a aquellas promesas. Estos billetes filtrados son una onerosa deuda de la tesorería de Estados Unidos que fortalece el sistema de la reserva federal y que el resto del mundo deberá financiar de continuar la depresión americana. En adelante, cuando escuche el sonido de una máquina de limpieza, intente cuidar su bolsillo, por qué, ésta vez sí, parece que el que apuesta al dolar pierde, la inconvertibilidad del mismo parece acercarse, lo cual no es sino otra manera elegante de reconocer un default encubierto.