jueves, 22 de noviembre de 2018

Capitalismo, socialismo y las condiciones morales de la existencia humana.


El día miércoles 21 de noviembre de 2018 se desarrolló el debate; "Moralidad del Capitalismo vs Moralidad del Socialismo", organizado por la Fundación para la Responsabilidad Intelectual -FRI- y llevado a cabo en el Centro Cultural de la Ciencia, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El moderador fue el economista argentino Ivan Carrino, y los expositores fueron, por el panel a favor del capitalismo como un sistema moral superior al socialismo; Antonella Marty, Axel Kaiser y Stephen Hicks. Y por el panel a favor del socialismo como un sistema moral superior al capitalismo; Eduardo Sartelli, Rosana López Rodriguez y Fabián Harari. En el siguiente vídeo se replica el debate completo.


domingo, 4 de noviembre de 2018

Argentina; se inflan los precios y se desinfla la economía.


PBI = C + I + G + (X-M)

Se dice que el gasto agregado es el consumo, más la inversión privada, más el gasto público, más las exportaciones netas (el saldo luego de un ejercicio que cuantifica lo que vendemos menos lo que compramos al mundo). Se dice que el nivel de consumo depende del nivel de ingresos, el nivel de inversión del nivel de tasas de interés, el nivel de gasto público del nivel de impuestos y el saldo comercial del nivel del tipo de cambio. ¿Cómo está Argentina hoy?

El nivel de ingresos -que debería empujar el consumo-, ha caído en términos reales. El nivel de tasas -que debería empujar la inversión-, está por las nubes. El nivel de impuestos -que debería racionar el gasto público-, ha llegado al tope de asfixia de la economía (ahogando el consumo de manera adicional dado que acota el ingreso disponible después de impuestos y ahoga la inversión privada porque reduce la tasa de retorno y valorización de la inversión adicionando a la tasa de interés exuberante ese imposible nivel impositivo). El saldo externo de la cuenta corriente del balance de pagos por vía de la balanza comercial mejoró en el último mes debido la devaluación.

Se optó por la salida externa como una manera de sacar presión a una olla para que no explote. Pero el nivel de salida externa no alcanza a despresurizar la presión interna de la economía con la velocidad necesaria y rogamos por "una cosecha récord" y "los saldos positivos de vaca muerta" (aunque también por algún milagro de suba de precios de nuestras exportaciones tradicionales y el crecimiento de Brasil con lo cual se pueda acelerar el ingreso de dólares vía precio con independencia de cantidades). De manera adicional comienza en breve el pago de servicios de deuda, lo cual empujará un crecimiento negativo del saldo externo en dólares empujando más el desequilibrio del balance de pagos. En otro orden, la inflación interna erosiona la devaluación nominal como vía de escape para quitar presión y el tipo de cambio real vuelve a mostrar síntomas de retraso. Para salir de estanflación es imprescindible soltar el tipo de cambio bajando las tasas para empujar inversión, pero esto empujará a la porción de suba de precios atada al sector externo que se pretende anclar con el tipo de cambio retrasado (la estructura de producción con gran proporción de costos en dólares por su dependencia externa). El tipo de cambio atrasado retrae la salida externa y vuelve la dinámica al punto de partida, acelerando la presión interna de la economía. Para salir del atolladero en el que se encerró la actual administración, hay que hacer dos cosas. Primero; comenzar por dejar de transferir a toda la economía unos agobiantes desequilibrios del sector público forzando precios irreales mediante política macroeconómica. Segundo; tomar las riendas de la madurez y dar señales claras de decisión política -no solo palabras-, que muestren que no hay otro camino posible. Se llama liderazgo.



domingo, 28 de octubre de 2018

La marcha como elemento de cambio.


Estados Unidos, bajo la administración Trump, llegó a 3,5% de desocupación (en teoría económica sería algo así como "pleno empleo"). En paralelo, desde países en donde domina el pensamiento antinorteamericano, organizan una mega marcha de miles de personas para entrar, de manera forzada, a aquella economía capitalista administrada por ese denostado empresario devenido en el líder de la gestión que ha logrado llegar al mencionado índice. La búsqueda de trabajo no parece ser el objetivo central de tal marcha, sino el embate mismo de la misma y lo que él implica para la contraparte; no es una marcha, es una afrenta.

La intención de este movimiento que ha partido desde Honduras puede percibirse como el intento por erosionar la simbología política de la actual administración norteamericana en tanto gestión de gobierno, puesto que los riesgos que implica el crecimiento económico desde esa posición política, es una amenaza mayor para el statu quo de quienes gestionan la marcha de lo que sería el factor real por el cual se movilizan; la falta de trabajo y perspectivas concretas en el sentido económico de sus vidas. El embate debe, por fuerza, chocar necesariamente con los principios formales y fundamentales establecidos constitucionalmente en Estados Unidos, y esto empujará a la actual administración norteamericana a mostrar "su lado malo", puesto que deberá -de alguna manera- administrar ese conflicto con las herramientas que se perciben siempre como algo políticamente incorrecto. Algo más o menos así; los buenos pobres, desposeídos y excluidos que, marchando en busca de nuevas oportunidades, han sido coartados por una economía excluyente liderada por un mesiánico empresario que les cierra toda posibilidad de progreso.

Subyace a los analistas favorables a los marchantes y críticos de Estados Unidos, que la buena condición de la economía estadounidense se corresponde al empobrecimiento del resto (como siempre), y por lo tanto, cualquier observación que se haga favorable a la bonanza americana y desfavorable a la miseria tercermundista -como resultante de la buena gestión de aquellos y la pésima gestión de éstos-, quedará neutralizada por estos analistas como una falacia ideológica. Sin embargo, la falacia ideológica es la que precisamente estos analistas portan al proponer este proceso como una puja de malos excluyentes y buenos excluidos. Poco se sabe del financiamiento de estos marchantes, pero es seguro que la situación a la que pretenden empujar es exactamente la misma a la que hace unos días pretendieron empujar las Organizaciones Sociales en la Plaza de Mayo de la República Argentina ante la sesión en el Congreso por el presupuesto público.

Por lo que deja ver la dinámica de acontecimientos a lo largo de las últimas décadas y la persistencia creciente de estos embates  -manteniéndose los mismos aún ante diversos procesos económicos guiados por diferentes administraciones políticas-, hace pensar que este tipo de afrentas no cesarán aún con crecimiento y desarrollo económico permanente, sostenido y sustentable. Estas organizaciones, su financiamiento y estructuras, no tienen como objetivo real en sus reclamos concreto buscar inclusión o una vida mejor, sino cambiar el sistema para vivir de otra manera (hay suficiente cantidad de pruebas por las cuales podríamos concluir que de una manera plagada de miserias y escasez). Pero hay algo aún más llamativo en este proceso; quienes organizan a estos marchantes no desean de manera consciente empujar al cambio de sistema luego de un exhaustivo análisis que decantó en una racional y objetiva toma de decisión, sino su opuesto. Vacíos por completo de cualquier criterio racional, de alguna manera han asumido que poseen una especie de conocimiento vital superior desde donde podrán crear un sistema superador -aunque siempre es el refrito de un fracaso que lleva más de 100 años de historia de intentos incumplido-. Se trata de gente que se organiza para obligarnos a vivir su fantasía ideológica, que cree que tiene posiciones estratégicas surgidas desde la vanguardia del pensamiento, sin embargo, aún no han pasado el umbral del conocimiento mínimo a partir de la interpretación de una prueba clara y concreta.

Es difícil aventurar la respuesta que tomará la gestión Trump ante el caso de los migrantes hondureños. Podemos intuir, a priori, que no se dejará presionar fácilmente; si algo saben hacer bien en Estados Unidos es distinguir y separar los factores que los pueden llevar a la miseria de aquellos factores que los pueden potenciar hacia el éxito. En este sentido es difícil pensar que la masa crítica de esa decena de miles de migrantes pueda ponerlos en el planeta Marte siguiendo las recetas de sus sugerencias para organizar la economía norteamericana, en tanto es más probable que, de asentir por completo con los antojos de este embate, terminen corriendo en cacharros oxidados buscando agua en la Puna de Atacama.

Y mientras todo eso se desarrolla en el norte, aquí, en Argentina, aún no podemos ver con suficiente claridad el destino al que nos conducirá esa masa de personas con voluntad de cambio de sistema (y que hemos definido como "Organizaciones Sociales") si continuamos destinando el 80% del presupuesto público a financiarlas. Podríamos aventurar, casi sin temor a equivocarnos, que Argentina como un gran riachuelo bonaerense es un destino asegurado.




viernes, 28 de septiembre de 2018

Google cumple 20 años, nuestros piquetes también.


- 20 años atrás nacía Google en EEUU. Y con ella, comenzó el declive y tornaron obsoletas las tradicionales barreras que coartaban la comunicación humana.

- 20 años atrás nacían los piquetes en Argentina. Y con ellos, comenzó a crecer y se hizo costumbre el establecimiento de barreras para el desplazamiento y la comunicación humana.

- Google está valuada en 200 mil millones de dólares, en tanto que las organizaciones piqueteras, regaladas son caras.

- Las personas que conforman Google son personas que tienen un semblante feliz, en tanto que las personas que conforman las organizaciones piqueteras, están enojadas y encapuchadas.

- Si por las personas que hacen Google fuera posible, habría decenas de alternativas y artefactos tecnológicos para que las personas de las organizaciones piqueteras puedan desarrollar sus vidas más allá de la dependencia del piquete, en tanto que, si por las personas que conforman las organizaciones piqueteras fuera posible, Google sería tomada, saqueada e incendiada por considerarla una herramienta del imperio para oprimir y empujar a la dependencia a toda la humanidad.


domingo, 23 de septiembre de 2018

El problema macroeconómico no es un problema de todos.


El problema de la economía argentina NO ES un problema “de la economía argentina”, ES UN PROBLEMA MACROECONÓMICO; y esto no es lo mismo.

Al habernos educado bajo el paradigma de lo macroeconómico como el problema general (el eterno filtro de Estado mediante el cual, con la educación ministerialmente dirigida, se enseña a interpretar los intereses particulares como preocupaciones generales), siempre nos topamos con la misma confusión; interpretamos y trasladamos los desequilibrios de las cuentas públicas como si fueran desequilibrios de la economía general. La macroeconomía es una estructura teórica que hace las veces de guía mediante la cual los ECONOMISTAS PÚBLICOS sugieren medidas de política económica PARA TODA LA ECONOMÍA. Sin embargo, este proceso no es otro que el de interpretar problemáticas económicas y pensar en brindar soluciones a esas problemáticas, CON Y DESDE EL FILTRO DE LOS PARÁMETROS DE SOLUCIÓN DE LAS CUENTAS PÚBLICAS y no desde el amplio abanico de los parámetros y procesos de la economía como un todo; los equilibrios que se buscan pensando desde los modelos macroeconómicos y sus estructuras de causalidad no son otra cosa, más que diferentes formatos de encorsetamiento (unas veces el corsé ajusta demasiado y otras veces queda más cómodo, pero aún no advertimos que podríamos vivir sin corsé). No es correcto ni claro pensar que quien está en crisis es la economía argentina sin antes prestar atención a pensar que quien realmente está en crisis es el sector público argentino y no, toda la economía.

Este tipo de olvido y cambio de perspectiva para analizar y pensar con claridad dicho proceso, se debe al paradigma bajo el cual nos han moldeado; una estructura conceptual forjada por el constructo ministerial del sector público, que establece el esquema de pensamiento mediante el cual terminamos –en este caso económico pero en todos los casos es idéntico proceso-, tanteando a ciegas y trasladando, en la interpretación, la crisis pública de administración de recursos al resto de la economía en su participación ciudadana. Desde este lugar, interpretamos la respuesta ciudadana en tanto su acción espontánea y natural, con el desplazado disfraz del altruismo público. De esta manera reforzamos la anomalía interpretativa y terminamos juzgando equivocadamente a la ciudadanía parados desde ese supuesto pedestal que nos construyó el paradigma educativo ministerial. Sabido es que la ciudadanía solo tiene un mecanismo para amortiguar y trasladar sus dilemas de administración de recursos y desequilibrios económicos hacia el sector público cada vez que éste la acosa para solucionar sus problemas; LA EVASIÓN.

La evasión está mal vista porque la interpretación de ese hecho se hace desde la estructura de pensamiento homogeneizada desde aquella educación. Sin embargo, la palabra correcta para referirse a ese proceso en el contexto argentino es “elusión”; la ciudadanía hoy no está evadiendo, está eludiendo. Eludir implica algo más aproximado a lo que está sucediendo puesto que la ciudadanía, hoy en argentina, elude el riesgo de ser absorbida por algo que pone en peligro su capacidad de subsistencia económica, y eso no es evasión en el sentido delincuencial que aquí se da al término. Eso no es evasión porque es sentido de permanencia vital ante un riesgo de muerte económica en estado puro. Pero la existencia de problemas graves y amenazas para la ciudadanía aún no ha terminado, existe otro problema aún más grave: el mecanismo de solución posible que tiene a mano constitucionalmente la ciudadanía también está viciado de anomalías; el mecanismo que administra el poder judicial.

Ese mismo anómalo sector público es quien hoy (debido a los tres poderes del Estado en franco desequilibrio tal como sucede con la macroeconomía), posee formalmente la legitimidad monopólica para la persecución de la ciudadanía ante su respuesta, definiendo como evasión al natural proceso de elusión que en acción humana cualquier ciudadano realizará cada vez que ve amenazada su subsistencia económica. Y desde ahí, ese anómalo sector público persigue a la ciudadanía con el bastón de la legalidad en su poder. La ciudadanía queda por completo desguarnecida, puesto que teniendo constitucionalmente el poder de destituir a la gestión pública cada vez que ésta la avasalla para corregir unas restricciones gestadas por su propia mala administración pública, NO TIENE EL CANAL FORMAL PARA HACERLO, dado que la justicia entorpecerá todos y cada uno de sus reclamos y pedidos. LA JUSTICIA EN ARGENTINA NO ES OTRA COSA QUE EL SECTOR PÚBLICO ATANDO AL SECTOR PRIVADO.

Finalmente, si el lector llegó hasta aquí en este post, le dejo una pregunta para que piense cada vez que liquida sus impuestos y de cara a las próximas elecciones; ¿es realmente justo lo que estamos viviendo, es realmente una crisis de toda la economía argentina la que estamos sufriendo, es realmente imposible que los jubilados cobren una digna retribución por su trabajo de toda una vida y que el ESTADO APELE SUS RECLAMOS HASTA DEJARLOS MORIR? y ¿Vale realmente la pena apoyar una administración y un gobierno que solicita un esfuerzo que demuestra conducirnos a la eutanasia económica? Sería interesante que pensemos en eso durante los próximos meses.

lunes, 10 de septiembre de 2018

La economía argentina y su espiral descendente.


La ciudadanía que está en blanco y produce desde el sector privado, paga doble prácticamente todo:

- Educación: con sus impuestos paga la educación pública y vuelve a pagar con una cuota la educación privada (dado que en la mayoría de los casos la educación pública no cubre las expectativas del promedio de las personas que trabajan en el sector privado formalizadas).

- Salud: con sus impuestos paga los hospitales públicos y vuelve a pagar clínicas y hospitales privados con una cuota de una prepaga (dado que en la mayoría de los casos la salud pública no cubre las expectativas del promedio de las personas que trabajan en el sector privado formalizadas).

- Seguridad: con sus impuestos paga la policía y vuelve a pagar seguridad privada con una cuota a una empresa que se encarga de su seguridad (dado que en la mayoría de los casos la seguridad pública no cubre las expectativas del promedio de las personas que trabajan en el sector privado formalizadas).

- Justicia: con sus impuestos paga las investigaciones y el desarrollo de los procesos judiciales, pero debe financiar sus propias pesquisas y contratar detectives privados para que las causas avancen (dado que en la mayoría de los casos la investigación pública no cubre las expectativas del promedio de las personas que trabajan en el sector privado formalizadas).

En ese contexto de oferta nula por lo recaudado, el sector público gasta más recursos de los que extrae de la ciudadanía. Y no solo asfixia al sector privado con el elevado nivel impositivo desde donde succiona esos recursos que esteriliza al no ofrecer nada con ellos, también lo empuja a una especie de autoflagelación, porque el sector privado se ve en la necesidad de cubrir de manera privada aquella oferta que el sector público no brinda. Y el sector privado debe hacerlo con una tasa impositiva imposible. De esta manera, en un círculo vicioso de comportamiento, la posible demanda innovadora que el sector privado debería crear, se anula porque debe abocarse a repetir los servicios que el sector público no da, y así se acota progresivamente la creatividad; nuevos mercados, productos, procesos y demandas laborales de nuevos sectores privados que no florecerán.

Pero ahí no termina el espiral descendente; las empresas privadas, al tener que suplir la oferta pública bajo estas leoninas condiciones, se exponen a otra anomalía pública; el control. Como el sector público tampoco hace bien su tarea de regulador, el sector privado paga nuevamente un costo al verse expuesto a penalizaciones dirigidas a toda señal de ganancia superior al promedio mediocre que es referencia en un entorno económico viciado con este ciclo estéril de relaciones; por caso, nuevos impuestos o multas a quien intenta ofrecer de manera creativa un servicio que mejora productividad y eleva ganancias.
Y como si esto fuera poco, se ha anunciado que el déficit de ese estéril sector público no se cerrará achicando el gasto sino elevando recaudación.

Termina mal, sépanlo.

sábado, 21 de julio de 2018

Santiago Maldonado, la película.


Como no podía ser de otra manera, en breve sale al ruedo una película que aborda el caso de Santiago Maldonado. Y como no podía ser de otra manera, la dirige y produce Tristán Bauer, un Director que estuvo al frente de la televisión pública durante el último mandato de Cristina Kirchner. A su vez, la hija de la ex presidente -que estudió cine en Estados Unidos-, Florencia Kirchner, trazó el guión de la película y, como frutilla del postre (y como obviamente no podía ser de otra manera), tendrá música de León Gieco y relatos de Darío Grandinetti. O sea, una película para llorar...

Luego de observar el trailer de la película y de haber seguido los acontecimientos y vicisitudes que esta causa trazó (como las sugerencias y el empuje político para caratular la causa como "desaparición forzada" que Horacio Verbitsky trazó desde Página12 en un intento por establecer en la interpretación popular que el gobierno actual representaba una política de desapariciones), me atreví a trazar una ironía sobre el símbolo que pretendieron -y aún pretenden- construir sobre este muchacho, al cual ahora quieren transformar en el nuevo mártir desde el cual posicionarse. Lo predecible de la película y la falta de sutileza del guión me empujó a compararla con Bañeros 5, indicando que una se trataba de una comedia y la otra, de un drama; una para reír y la otra para llorar (luego aclarando que la película de los guardavidas era para llorar y la que empujaba a reír, claro está, era la que intenta mostrar "el camino de Santiago"). A partir de eso me increparon como si hubiese cometido una blasfemia. 

Las personas que me increparon son las mismas que hace unos años ironizaban y se reían de Juan Carlos Blumberg, padre de Axel, un muchacho asesinado durante un secuestro. Quienes me increparon también relativizaron el sufrimiento de las madres del dolor, esas madres que perdieron a sus hijos a manos de la delincuencia. Las personas indignadas que me acusaron de blasfemar sobre Maldonado, relativizaron el sufrimiento de esas madres tapándolo con el pañuelo blanco de las madres de plaza de mayo. De la misma manera también taparon el sufrimiento de las madres de los soldados de Malvinas, el de las víctimas del accidente de once (¿recuerdan todo lo que le dijeron a Lujan Rey, madre de Lucas Menghini?), también el de las víctimas de la inundación de la ciudad de La Plata y muchos sufrimientos más. La personas que me increparon creen ser los legítimos portadores del dolor de la patria.

Los indignados con mi ironía sobre la película de Santiago Maldonado son personas que estaban acostumbradas a trabajar sobre los símbolos que pueden crearse a partir del dolor humano, estaban acostumbrados a hacer política a partir de esos símbolos. Hasta hace un tiempo se sentían en un pedestal porque desde el gobierno anterior nos señalaban a todos; creían formar parte de una casta superior, la casta portadora de la verdad. Desde ese lugar decidían qué símbolo era el correcto y qué símbolo el incorrecto, y desde ahí dejaban -o no- que desde los resortes públicos sea visibilizado el sufrimiento de una persona o escondido el sufrimiento de otra; una forma "políticamente correcta" de censura (políticamente correcta hasta 2015, cuando la mentira estalló en sus caras).

Los indignados que me increpan, ahora pretenden mantener viva la simbología con la cual se alimentaron y desde la cual nos señalaron. Nos silenciaron. Y pretenden hacerlo aprovechando (una vez más) una tragedia para tergiversar mediante interpretaciones creativas; la tragedia de un muchacho que murió ahogado luego de un piquete del cual huía cuando llegó Gendarmería. Y lo quieren hacer apelando -una vez más- a la culpa. A mi culpa. Me sugieren que estoy faltando el respeto a la familia de Santiago porque juego con su dolor. Les contesto que es al revés. Ellos juegan con ese dolor al pretender politizarlo manoseándolo simbólicamente para continuar administrando el dolor de todos y designar qué dolor merece ser llorado y qué dolor merece ser ironizado (como si eso fuera posible). Le digo a esos morales increpadores que mi posteo apunta al símbolo que ellos pretenden defender, a esa mentira que quieren volver a construir, no al dolor de esa desdichada familia. Y les repetido que quienes más han faltado el respeto a Santiago Maldonado y su familia son ellos, no yo. Precisamente por lo que vienen haciendo en torno a todo esto, precisamente porque no lo dejan descansar en paz.


miércoles, 9 de mayo de 2018

Argentina y el Fondo Monetario Internacional.


El Fondo Monetario Internacional es una institución de la cual Argentina nunca dejó de formar parte. La función de esa institución, originalmente, fue establecer -como su nombre lo indica-, un fondo disponible para que los países miembros, en caso de tener crisis de balanza de pagos, dispongan en mejores condiciones que las de mercado. Con ese fondo se atemperaba la crisis (o se evitaba) hasta tanto se produjeran los resultados de los cambios estructurales que el fondo exigía para asegurar el saneamiento de los desequilibrios que llevaron a esa crisis -su estatuto prevé 4 tramos de crédito con progresión creciente de auditoría en caso de no corregirse la anomalía-. Si no te gustaba formar parte de ese club, la alternativa era salir del patrón dolar internacional y de las economías capitalistas de ese entonces, y golpear la puerta del socialismo internacional.

Argentina siempre se caracterizó por no jugarse para uno u otro lado. Lo mismo sucedió con la postura ante el Fondo; se pagó la cuota para ser miembro de un club para obtener sus beneficios, pero detestando a los socios a los que insultábamos por lo bajo. En tanto que jugábamos los domingos a la tarde a la ruleta rusa con los soviéticos en el jardín de casa.

Hoy volvemos a necesitar fondos del Fondo, la pregunta es ¿POR QUÉ?. La respuesta no es difícil de contestar: porque desde hace por lo menos 5 años hemos vuelto a tener crisis de balanza de pagos.

La crisis de balanza de pagos que tenemos hoy es consecuencia de un desequilibrio de cuenta corriente vía incremento de las importaciones potenciado por una caída considerable del precio de nuestras exportaciones, sumado al desequilibrio de la cuenta de capitales vía servicios de deuda que comienzan a ser importantes como prospectiva en el porcentaje de compromisos. Esta crisis de balanza de pagos también se potencia porque se pretende mantener el dolar como ancla para frenar la inflación, de esta manera el dolar fuerte en nuestro mercado interno no permite la salida de exportaciones y el ingreso de inversiones porque la estructura de costos es cara en dólares y el precio de los productos para exportar no son competitivos en términos de esa divisa.

Lo que hoy sucede no es más que la utilización de una herramienta posible dentro del contexto que se está afrontando. La mejor herramienta posible dentro de lo posible. Pero reitero, de no ajustar la estructura de gastos y bajar la estructura impositiva, una crisis mayor sobrevendrá tarde o temprano. A no ser que el precio de los commodities vuelva a subir a niveles de 2010.

lunes, 30 de abril de 2018

La dualidad adolescente.


“Ser de izquierda es, como lo es ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral”

José Ortega y Gasset.


Una de las estructuras institucionales -instituidas en Argentina-, es la que propone una especie de halo mediante el cual se torna sacro cualquier argumento que provenga de una conceptualización interpretada como "de izquierda". Y una letra escarlata mediante la cual se patenta de indeseable e indecente todo intento de pensamiento que puede ser interpretado como "tirado a la derecha". En Argentina esta dualidad ha cobrado una claridad tal, que el fenómeno ya es claramente percibido por la ciudadanía (incluida aquella desinformada y desinteresada por este tipo de pujas del pensamiento); el contraste ha llegado a su "condición objetiva".

Desde el primer tercio del siglo XX (precisamente luego del advenimiento de la Revolución Rusa de 1917), uno de los objetivos principales de la izquierda fue el de la apropiación de símbolos que gestan el sentido de las estructuras ideales del pensamiento político; eso que hoy denominamos como "lo políticamente correcto". Quienes apuntaron sus cañones intelectuales en esa dirección tenían bien claro que sin trastocar los sentidos primigenios de las interpretaciones primarias de las generaciones venideras, cualquier esfuerzo revolucionario profundo sería en vano. De esta manera la izquierda trazó un abanico de intenciones muy bien pergeñado desde las internacionalistas reuniones en las que diagramaron cómo administrar los recursos públicos no económicos, pero simbólicos; en las artes, el derecho, la educación, la información y todo órgano burocrático de importancia en el desarrollo cotidiano de la sociedad civil. De esta manera, entronizando en cuanta institución pudieron, lograron armar un paradigma educativo que formateó el sentido de aprendizaje de las generaciones, por generaciones. 

Probablemente sea Argentina el lugar en donde arraigó la potencia mayúscula del devenir de esa intención, nuestras propias venalidades elevaron al infinito el contraste entre buenos y malos pergeñado por ese objetivo internacionalista. La legitimidad se confundió con legalidad (la primera desplazó a la segunda como centro de gravedad del derecho) y la falta de educación en derechos civiles del grueso de una ciudadanía desarticulada, hizo el resto. El anhelo por la búsqueda de lo legítimo monopolizó el reclamo formal, olvidándose el esquema protocolar para nutrir y desarrollar el formato de lo legal; lo legítimo -que siempre es de tribuna- se impuso por sobre lo legal -que siempre es racional-. Y dado que la condición de legitimidad había sido cooptada simbólicamente por la izquierda, nuestras propias miserias y tragedias potenciaron el resto. En Argentina prendió muy bien el añejo objetivo internacionalista de Willi Münzenberg y la "comintern"

De esta manera la situación simbólica respecto de la interpretación vulgar sobre las cualidades de la izquierda, apuntaló su sentido mediante el contraste: la izquierda es buena y la derecha es mala, la izquierda está con los trabajadores y la derecha con los empresarios (que siempre son malos), la izquierda nos hará libres y la derecha nos apresará, la izquierda nunca es corrupta y la derecha está corrompida, la izquierda es rebeldía y la derecha acartonada, la izquierda sufre y la derecha golpea, la izquierda es amor y la derecha es odio, la izquierda es linda y la derecha es fea. Pero también la izquierda es dolor y la derecha es rigor, la izquierda es expoliada por la derecha expoliadora, la izquierda es joven y la derecha es rancia, y la izquierda es "compromisos social" en tanto que la derecha es hielo y rigurosidad.Y así en todas y cada una de las dualidades con las que podemos interpretar la condición humana. 

Cuídense de esas personas que al sugerir muestran esa estructura de pensamiento, suelen ser más perjudiciales que la premeditación de un sagaz conspirador. Quienes montan esa dicotomía tienden a generar problemas mayúsculos sin percibirlo; en política y economía la adolescencia de presupuestos empuja de manera inevitable a decisiones trágicas y equivocadas por falta de madurez. En Argentina las venimos sufriendo hace décadas. 

viernes, 13 de abril de 2018

Argentina milita el aborto.

¿Cómo estamos pensando el escenario del día después, una vez finalizado el tratamiento de ley sobre interrupción voluntaria del embarazo y su correspondiente despenalización -o no-? Imaginemos.

En caso de ser promovida la despenalización, habrá una “primera mujer” que irá a hacerse la primera interrupción voluntaria LEGAL de su embarazo. Cuando me refiero a una primera, no estoy repitiendo algo obvio, me refiero al simbolismo que se buscará construir desde ella, y que representará nuestras conductas ante lo institucionalmente establecido. Nuestros mediáticos, comunicadores, políticos y militantes causales, se entregarán al acontecimiento con el mismo ahínco con que lo hicieron ante el “primer matrimonio igualitario”. Militantes contrarios a esa primera intervención legal estarán esperando en la puerta del hospital o clínica donde se realizará, preparados para escrachar al equipo médico y a la mujer que decidió hacerlo. Pero también estarán allí las agrupaciones a favor de ella y de ese equipo; los primeros gritarán que se trata de un genocidio, en tanto que los segundos tendrán la misma actitud, aunque gritando por la liberación femenina. Imagino un desorden generalizado, empujones, banderas, pintadas, estruendos, cánticos, amenazas e insultos. Y todo junto configurando una gargantuesca puesta en escena. Imagino a esa “primera mujer” en soledad, agregando a su incertidumbre toda la tensión de un pensamiento que la hará sentir poco menos que una rea atadas de sus extremidades, tironeada por dos caballos; uno que pretenderá llevarla al olimpo de las heroínas y otro, hacia un lecho de procusto. Nadie pensará en ella, estará completamente sola.

En caso de ser ratificada la penalización, habrá también una “primera mujer” que será obligada a continuar con su embarazo no deseado. Cumpliéndose también aquel pandemonium circundante, aunque no habrá caballos que despedazarán su pensamiento tironeándolo hacia una tierra de heroínas o a un mundo de ataduras. En este caso habrá un cepo cuyos laterales presionarán con igual fuerza aunque causando un dolor diferente; el izquierdo la estrujará gritándole que es una víctima y el derecho la empujará ordenándole que aguante. Nadie pensará en ella, estará completamente sola.

Finalmente, luego de un torrente de “compromiso social” que solo los argentinos podemos generar y que nos expondrá nuestras patéticas conductas ante estas situaciones aptas para “militar”, quedarán ellas. Las olvidadas de siempre, desplazadas eternas de los resultados de cualquier debate público. Esas mujeres en las cuales nadie reparó -ni reparará-; las nunca vistas. Mujeres que sufren y mueren en soledad sin ser tenidas en cuenta ni para ser acusadas –menos aún para ser protegidas-. Esas anónimas de siempre que son las que empujaron en silencio el tratamiento de esta ley. En silencio, sin saberlo. Y sin saberse. Mujeres en el ostracismo solo percibidas mediante un dato estadístico o una especie de sociológica antropología del sufrimiento; esa horrible manera de tomar consciencia del dolor de los otros que nutrimos cada vez que interpretamos pruebas analizando sus muertes una vez pasado su tiempo de vida. De esa horrible manera tendremos en cuenta a esas mujeres anónimas que movieron nuestros sentidos de justicia e injustica. Esas mujeres que siempre contamos, pero que nunca vemos. Que nadie ve.

Y así, entre datos amañados, pantallas partidas, llantos desgarradores, pirotecnia callejera, memes, tweets y marketineros pañuelos, cubriremos de voluntaria informalidad un tratamiento de rigor formal sobre un tema crucial. Desarrollaremos nuestra eterna adolescencia de militancia impotente y nos expondremos a los gritos. Señalándonos, culpándonos.

Y olvidando, una vez más, de ver hacia donde deberíamos mirar.

domingo, 8 de abril de 2018

Del Foro de San Pablo a las cartas desde la cárcel.

El "Foro de San Pablo" fue la respuesta de las izquierdas latinoamericanas a lo que creían, sobrevendría luego de la caída del Muro de Berlín. Si en Asia se tomaba esa caída como el símbolo del inexorable agotamiento y extinción de las sociedades centralmente planificadas (interpretando esa caída como una nueva oportunidad para impulsar el desarrollo y el crecimiento económico sobre nuevas bases), aquí se tomó aquella caída como el traspié gestado por la zancadilla de una conspiración. Las izquierdas locales, con elevado poder de formación dentro de las burocracias públicas y también con poder de opinión en el mundo intelectual, sostuvieron y sellaron el sentido común basado en esa interpretación de aquella caída.

La implosión soviética no se interpretó aquí como lo que realmente era (el agotamiento de una forma arcaica de organización cuya única opción de sostenimiento era mediante la coacción, el genocidio o, más suavemente, un formato delincuencial organizado abiertamente desde las burocracias centralizadas), se la tradujo en nuestro medio como el resultado de la afrenta que proponía el "sistema capitalista" al paraíso igualitario. El lugar común instaurado en nuestro medio nos decía que las élites -ahora globalizadas- impostadas en la tríada; Margaret Thatcher-Ronald Reagan-Juan Pablo II, luego del intento por abatir aquel sueño sovietista, dirigirían su ambición hacia "los pueblos latinoamericanos" (reverberaba más fuerte que nunca la chabacanería de "Las Venas Abiertas de América Latina") y, mediante la implantación del "Consenso de Washington", vendría un tsunami de simbolismos de libertad que no serían tal cosa. Así, sostenían, el libre mercado iba a ser el engaño mediante el cual quitarían los derechos adquiridos que resguardaban los "Estados benefactores". La libertad, la muletilla con la cual engañarían a las nuevas generaciones, y la eficiencia, la ficción mediante la cual rifarían la estructura de producción pública lograda durante décadas.

A partir de esta posición, y con el poder real y simbólico que rápidamente pudieron adquirir (principalmente por tener el poder de organización en sindicatos y en la parte burocrática de los sectores públicos), lograron quebrar todos los posibles intentos de cambio para adaptar nuestras economías y sociedades a las nuevas posibilidades que el nuevo contexto mundial proponía. En Asia no hacían lo mismo, y hasta la más dura de aquellas economías -China comunista-, adaptaba a esos cambios globales los fundamentos de sus principios de organización económica e institucional. En Argentina, al mismo momento que caía el muro (si bien entregando el gobierno antes de tiempo), el radicalismo alfonsinista se mostraba abiertamente tirado a la izquierda; veía amistad en el eje Cuba-Unión Soviética y enemistad en aquello que tuviera que ver con la simbología capitalista "a la Reagan". Y, de la misma manera que ese gobierno caído en desgracia a fines de los 80, estaba posicionado simbólicamente el grueso del arco político e intelectual con poder de erosión en Argentina (aunque momentáneamente no estaban en el "poder formal" al haber sido desplazados por el menemismo y lo que parecía ser un ala liberal dentro del peronismo, aún tenían el poder subrepticio como para organizarse y definir por dejar hacer cambios o no dejarlos).

Es en ese contexto que la década del 90 se desarrolla a medias entre lo que podría haber sido y lo que realmente fue. Debido, principalmente, a la erosión permanente que estos poderes subrepticios -gestados y gestionados a partir de los encuentros del Foro de San Pablo- trazaron. Es en los 90 cuando Lula da Silva comienza a tomar fuerza aglutinando el movimiento sin tierra, y vigorizando al Partido Comunista brasilero. En Argentina, intelectuales y políticos que tuvieron importancia central en todas las manifestaciones que erosionaron los cambios promovidos en esa década de oportunidades, con la llegada del Kirchnerismo se mostrarán abiertamente ya, tomando posición concreta -como el grupo de intelectuales denominado "Carta Abierta" y gran parte de los personajes burocráticos que cubrieron los más altos puestos ministeriales y sindicales durante esa oscura etapa kirchnerista-. En tanto que el general Hugo Chavez, abiertamente posicionado al mecanismo del eje Cubano, tercermundista y protegido intelectualmente por la intelligentsia de aquel Foro, comenzaba a erosionar institucionalmente a Venezuela con la excusa de estar promoviendo justicia y luchando contra el "neoliberalismo capitalista" (recordemos que es en 1992 cuando se da el primer intento de toma de poder mediante un golpe de Estado por parte de la tiranía chavista).

Los miembros políticos, intelectuales, periodísticos y artísticos que surgían del Foro de San Pablo, luego de haber extirpado de latinoamérica aquella concreta posibilidad de cambio y crecimiento (debido a esa interpretación equivocada de lo que en el mundo pasaba), tuvieron su chance de gobierno y poder durante las dos primeras décadas de 2000 -gestada en los 90 cuando empujaron al agotamiento económico mediante sus estrategias-. La incapacidad de interpretación fértil de aquel proceso de globalización de la década del 90 que estos grupos trazaron, y esa rancia forma de captar la simbología de los grandes sucesos, en los últimos 15 años se transformó en incapacidad concreta de gestión y en la agudización de la corrupción estructural de nuestras economías. Tal ha sido la incapacidad de las élites políticas que impulsó -a la vez que dio- este Foro, que al obtener sus participantes políticos todo el poder posible, lograron perderlo prácticamente al otro día. La caída de Cristina Kirchner en 2015, la de Rafael Correa en 2017, la debacle de Venezuela y, la sentencia a 12 años de prisión a Lula da Silva en las últimas 48 horas, sellan definitivamente el final de esa experiencia tercermundista conocida como "El Foro de San Pablo". Y es una gran noticia.

Solo resta saber si seremos capaces de captar aquella oscura experiencia intelectual y política de manera correcta. Para no volver a perder la oportunidad de la misma forma y bajo las mismas traducciones con que perdimos las oportunidades que entregó el desmoronamiento del sovietismo representado en la caída del muro. Y para interpretamos en el mundo con la madurez suficiente como para dar el necesario y tan postergado salto hacia adelante. Captar este derrumbe simbólico del muro latinoamericanista y tercermundista regional con la claridad adecuada, nos posicionará ante las nuevas oportunidades con la responsabilidad y profesionalismo que necesitamos.

En la imagen, en color rojo, los países gobernados por partidos alineados al Foro de San Pablo en 2011 y 2018.


miércoles, 28 de marzo de 2018

El Estado y el dolor de las madres argentinas.

El pasado lunes 26 de marzo, a 48 horas de un nuevo aniversario del golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976, mientras leía un portal de noticias que informaba sobre el viaje de familiares de caídos en el conflicto de Malvinas, los cuales iban por primera veza a depositar una flor en la tumba de sus seres queridos (que ahora habían sido identificados y ordenados como corresponde), se desarrollo en la mesa contigua un tenso intercambio. El acalorado momento tenía relación con lo que estaba leyendo en ese portal. Y una de las personas de esa mesa, visiblemente contrariada, dijo lo siguiente:

"Mirá, querido, a las madres de los caídos en Malvinas, el Estado se los llevó a la fuerza cuando cumplieron 18 años, les metió unos borceguíes en las patas y les puso en las manos un fusil a cada uno. Los cargó en un Hércules y se los llevó a 4 mil kilómetros de distancia y los tiró en el medio del campo a 10 bajo cero y los puso a cavar pozos para esconderse y esperar a los ingleses para cagarse a tiros (si sobrevivían a los bombazos de los aviones y los barcos). Después de haber estado un mes enterrados en el pozo que ellos mismos cavaron y con agua helada y barro hasta la cintura, empezó el combate y los recontracagaron a tiros a todos. A aquellos muchachos que el Estado no tuvo ni tiempo ni supo identificar, los amontonó y los dejó tirados allá. Ese mismo Estado, a las madres de esos muchachos no les dio ni las gracias. Después de 36 años, a las que aún viven, les pagan un vuelo y las tiran en medio del campo para que vayan a llorar al lado de un trozo de mármol que tiene grabado el nombre de su hijo -que vaya uno a saber si es que realmente ahí está-: ¿y vos te ofendés porque yo digo que me tienen podrido un grupo de madres que se ponen un pañuelo blanco en la cabeza cuando todo el mundo sabe que muchas de ellas pusieron fusiles en las manos de sus hijos, los mandaron a poner bombas caseras sin pensar en muertes inocentes y a pelear en las calles sabiendo que si los agarraban los iban a hacer mierda, y que encima el Estado las homenajeó con días feriados, 25O mil dólares a cada una, honores públicos, acceso a los medios de manera privilegiada, reconocimiento en cuanta fundación hay, manejos presupuestarios por cientos de millones de pesos sin contraprestacion, universidades, cátedras, postulaciones a premios, rangos e instituciones internacionales, acceso a lobbys de todo tipo, nombres en plazas, calles, cines y no sé cuantas cosas mas?

¿En serio te ofendés porque yo digo que pensé más, en este 24 de marzo, en las madres de Malvinas que fueron a la tumba de sus hijos olvidados que en las madres de Plaza de Mayo que fueron a gritar con un grupo de imbéciles y delincuentes "Macri, basura, vos sos la dictadura"? ¿Por qué no te vas un poco a la mierda, flaco?
"

Esas palabras que escuché las recuerdo hasta en sus puntos y comas, puesto que al momento que ese señor las estaba diciendo con voz firme, yo estaba observando esta imagen de una madre de Malvinas que en ese preciso instante estaba llorando en la tumba de su hijo, 36 años después.