jueves, 4 de abril de 2019

Argentina y el estallido social.


La Ciudad de Buenos Aires y parte del gran buenos aires, están nuevamente cortados por organizaciones sociales, movimientos políticos, piqueteros y agrupaciones sindicales. Nuevamente queda expuesta la falta de acción del actual gobierno para solucionar esta problemática, que ya parece ser algo crónico. En este muro se ha repetido hasta el hartazgo que es muy difícil crecer económicamente para brindar oportunidades a más y más personas, siempre que esto continúe en el tiempo, puesto que es una accionar estéril en términos económicos. Y es la mejora económica lo único que puede brindar soluciones a estas agrupaciones. Pero no solo es eso.

Estas agrupaciones -y también lo hemos repetido hasta el hartazgo en este muro-, se conformarían con estar igual que hoy pero bajo otro sistema económico-político a la alternativa de mejorar económicamente bajo el sistema que actualmente rige (mal que mal, cierta ficción de propiedad privada y cierta ficción de capitalismo argentino es el objetivo a combatir); su lucha es, ante todo, contra los símbolos del derecho anglosajón, de propiedad, de mercado y todo lo que tenga que ver con el sistema económico que rige desde que nuestra Constitución nos constituyó.

Recuerdo que días atrás no pude bajar de una autopista porque estaba bloqueada por un puñado de no más de 30 o 40 personas, alcancé a divisar la cara del Che Guevara retratada en una bandera roja. Eran las 9 de la noche. En ese momento pensé -mientras continuaba hasta la próxima bajada-, qué sucedería si realmente un grupo de Gendarmería fuera con bríos como nunca antes a sacar a esa gente de ese lugar para des-obturar esa bajada. Concluí que sería una escaramuza que probablemente dejaría heridos graves y hasta muertes, pero también que el líder de ese bloqueo, instantáneamente se coordinaría con cientos de otros líderes organizados y en no más de un par de horas, absolutamente todos los accesos principales y periféricos de prácticamente todos los municipios del conurbano, serían bloqueados por todas las organizaciones. Lo cual representaría un desmadre del problema. Y para solucionarlo, el gobierno no tendría más opción que emprender la retirada (retirada de todo el gobierno desde la cúpula hasta todo el gabinete) o profundizar con rigor experto la búsqueda del objetivo de la decisión tomada.

La primera alternativa dejaría el símbolo de la victoria a estas agrupaciones que pretenden el cambio de sistema. La segunda requiere de un gobierno preparado. Si se decide des-obturar una arteria, se debe saber que hay que tener preparados al menos 50 mil personas de la fuerza pública, diagramadas en lugares estratégicos para esperar el rebote y que no tome por sorpresa la respuesta a tal corrección civil en la acción de levantar el primer piquete. Si no se tiene bien coordinado este ejercicio, la acción siguiente puede decantar en lo que vulgarmente se denomina como "guerra civil", puesto que podría ser la ciudadanía afectada por el accionar de estas organizaciones la que finalmente se organice para tomar cartas en el asunto.

Hoy el gobierno ha tomado cartas en el asunto en las fronteras, y parece ser que pretende ir con pie firme contra lo que se denomina "bagayeros". La acción de estas personas no es la de obturar el proceso económico, sino de evadir las obturaciones oficiales para recrear otro proceso económico. El gobierno se ha empeñado en luchar ahí, pero aún no tiene intenciones (aún no se sabe si por falta de agallas o por condición objetiva y cruda certeza de imposibilidad) de dar la verdadera batalla para cambiar el estado de letargo de nuestra economía. La ingrata noticia es que esta decisión que hoy se continúa evadiendo, ya no se puede evadir más; está cada vez más cerca el momento del contraste de opciones indicado más arriba. No sucederá la situación de crecimiento y la "inclusión social" de estas organizaciones, sucederá que llegará el momento de optar por qué camino seguir; la retirada o la represión.

¿Ustedes qué elijen?

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