jueves, 2 de abril de 2009

Un país de carta abierta

Probablemente la dualidad mas importante que distingue al pensamiento occidental a lo largo de los tiempos descansa en el contraste entre “idea” y “materia”. Probablemente la extinción de occidente en el devenir de la historia se de ante la ruptura en esa dualidad. Probablemente uno de los fallos (inevitable por cierto) que comience a erosionar esa doble determinación se manifieste al momento en que tengamos la presunción de poseer la “idea de la mejor idea”. Probablemente el siguiente fallo que continuará desintegrando la conjunción se manifieste cuando ya no tengamos la voluntad de poseer la mejor materia de la materia…*



Argentina afronta un caudal inconmensurable de desencuentros en todos y cada uno de los lugares fundamentales en los que pueda desarrollarse como una sociedad cohesionada y con un fin determinado. El país hoy solo es un conjunto de discursos y escrituras a destiempo, aunque con pretensiones de idearios universales. Probablemente en Argentina ha dado comienzo ya, la manifestación más trascendental de un largo camino de ruptura final; Occidente comienza a tocar sus límites marginales y el primer desencadenante pareciera estar operando por estos lugares, vamos a un ejemplo.


Hace ya un par de años un conjunto de personas de las artes, la academia, la ciencia y la técnica parecieran haber encontrado la “idea de la mejor idea”, al menos eso es lo que subyace cuando se leen las pancartas del autodenominado grupo “Carta Abierta”.

Este conjunto de personas esta indicando desde NUESTRA biblioteca nacional, las formas en que debe desarrollarse el destino individual y colectivo de todos y cada uno de nosotros, siempre sobre la base de una construcción social guiada por “ideas universales” que ellos han concebido para nuestro país, a saber: Desprestigio de todo lo que tenga que ver con una actitud hedonista vulgar del ser, como por ejemplo el “consumo desmedido”. Enaltecer todo aquello que pueda llevar a una actitud comprometida de la vida, como la militancia (siempre y cuando ésta quede bajo el seno de los ideales de carta abierta, nunca de los diferentes que son equivocados). Desmerecer todo atisbo de actitud emprendedora en un sentido capitalista (por ser vehículo principal para dar cuerpo al hedonismo vulgar). Encorsetar hasta un límite infinito la posibilidad de cualquier tipo de reclamo que tenga que ver con mejorar la situación material de grupos que materialmente están cubiertos, por ser éstos los causantes de todos “los males” de nuestra sociedad. Incursionar y tomar posición estratégica en la mayor cantidad posible de medios de comunicación para poder derramar el ideario y extinguir posiciones alternativas. Predisponer a nuevas bases “populares” a darlo todo, en caso de ser necesario, para la defensa de los ideales de cuerpo de carta abierta, entre otros.

Siguiendo con la separación entre idea y materia, hemos aquí el corolario de este grupo que inconscientemente hecha el resto para “salvarnos” del opúsculo liberal. Se han apropiado de la concepción de idealismo mediante un mesiánico convencimiento, el cual indicaría que al haberse desprendido del materialismo vulgar (no del científico por cierto) son solo ellos quienes poseen un pensamiento justo, equitativo, permanente y universal.

Han subvertido los sentidos y han llegado hasta la mas mísera de las miserias creyendo que su causa ha de ser defendida por todos y cada uno de nosotros hasta con nuestras vidas de ser necesario. Se han equivocado hasta el hartazgo confundiendo idea con materia cuando observan la pobreza material como fruto de conspiraciones ideológico-mercantiles. Se han posicionado gracias a la laxitud ideológica de una sociedad empobrecida materialmente para intentar revivir una vieja “idea de clase”.
Cuando despuntan el vicio de la charla de café y orientan su sensibilidad reflexiva a la clásica meca cubana (eterna patología bobalicona, aburrida y melancólica) confunden el contraste complementario entre idea y materia al no advertir que; teniendo ante sus narices un país total y absolutamente empobrecido (a consecuencia de su propio ideario anti-material) observan su triste realidad como consecuencia de un conjuro conspirativo desarrollado por fuera, por personas que no tienen ideales y solo persiguen el fin material de la existencia.

Cuando observan a la isla como al modelo que exhibe el vértice del pensamiento superior aquí en la tierra, disfrazando las anomalías como desequilibrios generados por "traidores de baja estofa", creen tocar la más lejana galaxia del pensamiento universal. La cruda manifestación de lo peor de la ideología como pócima cegadora del alma y el espíritu los aborda cuando creen estar viendo un país igualitario y modelo, sin advertir que tienen ante sí tan solo cientos de miles de cuerpos que se entregan día a día a la voluntad de una organización centralizada administradora de pobreza. No reparan en realizar esa necesaria elongación del entumecimiento cerebral que ese idealismo obtuso ha provocado. Y no pueden observar en la isla caribeña, el frío desencanto que significa ver un grupo de seres humanos subsumidos a la miseria por la mesiánica opresión de un líder que, creyendo poseer la “idea de la mejor idea”, los llevó tan solo a aspirar captar migajas de la más escasa materia de lo materialmente posible.


¿Será esta manifestación del ser, llamada carta abierta, una forma en la que comienzan a disolverse miles de años de pensamiento y cientos de años de desarrollo? China ya esta aquí; ¿Estas son las cartas que tenemos para jugar?



*Parte de un escrito en una noche de insomnio

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