Porque el saber no se obtiene buscando un conocimiento completo, sino captando nuestra ignorancia adecuada.
jueves, 30 de noviembre de 2017
El gradualismo y un lastre que se llama esperanza.
Cuando los defensores a ultranza de la actual gestión reconocen algunos puntos de verdad en algunas críticas hacia la misma, la postura que toman en ese reconocimiento pasa por dos lugares; el de la "realpolitik", que implicaría la imposibilidad de tomar algunas decisiones debido a un supuesto contexto de debilidad política de la actual gestión y, conectado a esto, el de la confianza en el crecimiento futuro como motor para reducir, gradualmente, el proporcional de anomalía que los críticos pretenden reducir de manera drástica. Lo llamativo es que se admite claramente que; "saben que las cosas así no pueden seguir". Bien.
Si "las cosas así no pueden seguir", entonces hay un reconocimiento de una distorsión importante en los motores económicos. ¿Qué factor es el que debería darnos la confianza en la existencia de un crecimiento futuro que permitirá el gradualismo deseado si precisamente las condiciones para ese crecimiento no están presentes porque se parte de una anomalía que lo ralentizará -o al menos no lo empujará como es deseable para cerrar esas brechas-?
Si los motores económicos potenciales de ese crecimiento esperado no tienen el burro de arranque para moverse (o de moverse, el combustible del que disponen es de muy baja calidad), entonces no sería deseable anclar la totalidad de las esperanzas para la solución gradual de las anomalías en las cuentas públicas en ese único factor esperado. A no ser que se tenga como opción el empujón de la continuidad de la toma de deuda.
Si esta es la alternativa, entonces debe quedar bien claro que la política de endeudamiento no está siendo impulsada por nada que tenga que ver con el liberalismo, sino por su contrario. Debe quedar bien claro que la deuda pública argentina, en estas condiciones, refleja el nivel del costo de oportunidad de no tomar las mediadas que recomienda el liberalismo, y no los "negociados de las élites locales con las internacionales que nos han impuesto una restauración conservadora neoliberal". Esto debe quedar bien, pero bien claro.
lunes, 27 de noviembre de 2017
De la Argentina de cotillón a la Argentina del trabajo.
No son pocos los argentinos que creen que el sentir nacional se demuestra poniéndose una camiseta de la selección y sacándose la foto mientras se grita el himno desde la tribuna en un Mundial -y si es con los ojos vidriosos mejor-.
Bien, sería hora de ir pensando que eso no es más que cotillón; la camiseta de la selección y el himno regurgitado en una tribuna de algún lugar del planeta, es al sentir argentino lo que al matrimonio es el carnaval carioca bailado en la fiesta de casamiento.
Para enaltecer el sentir argentino tendríamos que quitar un poco de cotillón y ponernos la ropa de trabajo, la fiesta ya pasó. Por caso, podríamos ir pensando con más rigor en el Estado de Derecho cuando analizmos lo que están haciendo Prefectura y Gendarmería al exponer sus vidas para proteger nuestra propiedad. Y podríamos pensar en la tripulación del ARA San Juan (S-42) e imaginar que llegaron hasta allí abajo, por nosotros, protegiendo nuestra zona pesquera y haciendo lo que pueden con un elemento que no fuimos capaces de entregar con la calidad con la cual otros países lo hacen: esas personas llegaron hasta allí abajo para mantener nuestra zona de confort.
Y ya que estamos podríamos pensar también que, a 500 metros de profundidad la presión que el agua ejerce sobre nuestro cuerpo es como la que ejercería un auto que con su rueda pisa a una cucaracha, pero no solo en una presión vertical, sino ejerciendo esa misma presión en todos los sentidos: desde abajo hacia arriba y desde los laterales; todo al mismo tiempo. Y pensemos también que esa tripulación en este momento, de estar aún con vida, solo están separados de esa presión por un trozo de acero soldado. Luego de pensar eso, volvamos a pensar en el esfuerzo que hace Messi cuando se transforma en nuestro "héroe tercermundista".
Por si quedó alguna duda, lo aclaro. No estoy diciendo que Messi no sea digno de ser nuestro héroe o que nosotros no tengamos el derecho a emocionarnos con su arte, sino me atrevo a sugerir que también miermos hacia otros lugares cuando pensemos lo argentino. Y también sugiero que miremos esos lugares cuando pensemos en la tarea que hacen para nosotros las personas de bien que resguardan los principios de la jurisprudencia y los derechos de todos los argentinos. Por caso, Gendarmería y Prefectura.
Bien, sería hora de ir pensando que eso no es más que cotillón; la camiseta de la selección y el himno regurgitado en una tribuna de algún lugar del planeta, es al sentir argentino lo que al matrimonio es el carnaval carioca bailado en la fiesta de casamiento.
Para enaltecer el sentir argentino tendríamos que quitar un poco de cotillón y ponernos la ropa de trabajo, la fiesta ya pasó. Por caso, podríamos ir pensando con más rigor en el Estado de Derecho cuando analizmos lo que están haciendo Prefectura y Gendarmería al exponer sus vidas para proteger nuestra propiedad. Y podríamos pensar en la tripulación del ARA San Juan (S-42) e imaginar que llegaron hasta allí abajo, por nosotros, protegiendo nuestra zona pesquera y haciendo lo que pueden con un elemento que no fuimos capaces de entregar con la calidad con la cual otros países lo hacen: esas personas llegaron hasta allí abajo para mantener nuestra zona de confort.
Y ya que estamos podríamos pensar también que, a 500 metros de profundidad la presión que el agua ejerce sobre nuestro cuerpo es como la que ejercería un auto que con su rueda pisa a una cucaracha, pero no solo en una presión vertical, sino ejerciendo esa misma presión en todos los sentidos: desde abajo hacia arriba y desde los laterales; todo al mismo tiempo. Y pensemos también que esa tripulación en este momento, de estar aún con vida, solo están separados de esa presión por un trozo de acero soldado. Luego de pensar eso, volvamos a pensar en el esfuerzo que hace Messi cuando se transforma en nuestro "héroe tercermundista".
Por si quedó alguna duda, lo aclaro. No estoy diciendo que Messi no sea digno de ser nuestro héroe o que nosotros no tengamos el derecho a emocionarnos con su arte, sino me atrevo a sugerir que también miermos hacia otros lugares cuando pensemos lo argentino. Y también sugiero que miremos esos lugares cuando pensemos en la tarea que hacen para nosotros las personas de bien que resguardan los principios de la jurisprudencia y los derechos de todos los argentinos. Por caso, Gendarmería y Prefectura.